Ultimátum de Polonia a Bielorrusia

Los gobiernos de Lituania, Polonia, Estonia y Letonia han amenazado con el posible cierre de pasos fronterizos ante la inquietud que genera la presencia de mercenarios de Wagner en Minsk.

Sergio Murillo
As
Desde que los mercenarios de Wagner se alzaron en armas sin disparar un solo tiro, convirtiendo el descontento del Donbás en una insurrección que marchaba inexorable hacia Moscú desde el sur de Rusia, el grupo de paramilitares no ha vuelto a ser el mismo. Y su peso en la geopolítica internacional tampoco. El Kremlin se hizo con el control de la situación y muchos terminaron ‘exiliados’ en Bielorrusia.

Como si ese convoy hubiese roto un muro de realidad, los hombres de Prigozhin golpearon en la puerta de Europa y el este del Viejo Continente es un avispero desde el inicio del estío. No gusta a muchos gobiernos la presencia del grupo Wagner en el país vecino; mucho menos tras ver de qué son capaces. Todavía menos al saber que su líder está muerto y que sus bandazos pueden caer en cualquier momento más allá de la frontera equivocada.

Un as en la manga: el cierre de la frontera

Han sido varios los Ejecutivos que así lo han expresado a Minsk. Según ha hecho público el ministro del Interior polaco, Mariusz Kaminski, tanto su propio gobierno, como el de Letonia, Lituania y Estonia, han demandado al régimen de Lukashenko que haga salir del país de forma inmediata a los mercenarios. De una vez por todas.

“Exigimos al régimen de Lukashenko que haga salir de inmediato al grupo Wagner de Bielorrusia y que los migrantes ilegales dejen de inmediato la zona fronteriza”, ha solicitado Kaminski. Lo ha hecho en Varsovia, en unas declaraciones recogidas por la agencia de noticias PAP y tras reunirse con sus homólogos de los países bálticos para tratar la situación. Pero, sobre todo, lo ha pronunciado abanderando una opinión que es casi estandarte del este europeo.

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YULIA MOROZOVAREUTERS

Y consciente de que las palabras en sí mismas no siempre funcionan, escéptico tras un verano de mil solicitudes y nulas respuestas, ha sacado el as de su manga. Allana el terreno: “si se produce un incidente crítico en la frontera con Bielorrusia, independientemente de si se trata de una frontera polaca, lituana o letona, tomaremos represalias de inmediato”; y suelta el órdago: “todos los pasos fronterizos quedarán cerrados”.

A este respecto exhibe un plan que tranquiliza y e inquieta a partes iguales. Lo primero porque ofrece garantías. Lo segundo porque demuestra que va en serio. Ha sido firme en sostener que ya se ha estudiado, que se sabe cómo hacer. Que están listos para cerrar la frontera. Que, si se llega a bloquear el paso para viajeros y mercancías, se desarrollarán “canales” para que los disidentes bielorrusos perseguidos por el régimen puedan alcanzar la UE “de forma segura”. Pero que esto no será más que una excepción y, sobre todo, que ya lo han avisado.

“Criterios específicos” ante una escalada inédita

Estas palabras llegan, según Kaminski, tras una “escalada” de tensión en la frontera con el aumento de una “presión migratoria” intencionada. Es decir, que Minsk, a juicio polaco, utiliza a las personas como ‘arma’ para desestabilizar Varsovia. La ministra del Interior lituana, Agne Bilotaite, cuyo país también es azotado por la misma estrategia, no ha titubeado en decir que confía en que se cierren otros dos pasos fronterizos en su país “en un futuro cercano”.

Misma conclusión han presentado Letonia y Estonia, amén de los consensuados “criterios específicos”. Unos órdagos que no son sino cuatro cerrojos en la gigante puerta de Europa, que se atornillan como consecuencia de una guerra que se sorprende a sí misma demasiado larga y de una insurrección que fue el principio del fin de un grupo de mercenarios.


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