La Roma se estrella en Verona sin Mourinho

El conjunto romano cayó derrotado en el Marcantonio Bentegodi ante un Hellas muy efectivo que jugó desde el minuto 84 con uno menos.

EFE
Hasta dieciocho tiros del Roma registraron las estadísticas oficiales de la Serie A, seis de ellos a portería, con un solo gol a favor y con una derrota inexcusable frente al Hellas Verona (2-1), a la que se condenó él mismo en el primer tiempo, de inicio con un error de Rui Patricio y al borde del descanso con un contragolpe que lo sobrepasó con una facilidad inusual, pero también con su ineficacia.

Un partido fuera del nivel del Roma, que además aguarda con intranquilidad la dimensión de la probable lesión muscular de Paulo Dybala, sustituido aparentemente por ese motivo en el minuto 68, mientras lamenta las ocasiones falladas y asume la preocupación de su comienzo de temporada: un punto de seis posibles, frente a la Salernitana y el Verona. Este último ha sumado los seis puntos en juego en las dos jornadas disputadas.

A los tres minutos y medio, el Roma ya perdía por 1-0. No había pasado hasta entonces el Hellas Verona de su campo. Cuando sobrepasó su territorio, apareció con una determinación inesperada. También con el error de Rui Patricio. El portero visitante despejó fatal el derechazo lejano de Terracciano. Duda hizo el resto, oportuno en el rechace.

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El gol puso en evidencia al conjunto de Jose Mourinho. Recién salido del vestuario, su equipo había entregado el 1-0 contra un rival al que supera en todo. No en el terreno de juego, porque fue impotente en todo el primer tiempo de responder en el marcador. Sí atacó, sí surgió en el campo contrario, sí se hizo con la posesión de forma abrumadora, por el 75 por ciento al descanso, pero fue un desastre en los últimos metros. Sin gol. Sin tino.

El cabezazo de Cristante, repelido entre el vuelo del portero y el larguero, acercó al empate al Roma, que lo intentó hasta en diez oportunidades, pero se quedó en eso. En una secuencia de ataques y remates sin más destino que la frustración, agravada cuando un contragolpe y una acción individual de Ngone dinamitaron su defensa. Tan fácil como un pase largo, una carrera, un recorte dentro del área y un zurdazo imposible para Rui Patricio.

El 2-0 al borde del descanso, entre la incredulidad del Roma, sin explicaciones más que sus propios deméritos, camino del vestuario entre el sonrojo de un resultado tan opresivo, que invitaba a una reflexión inmediata en el descanso. No le tembló el pulso al cuerpo técnico de Mourinho, sancionado y que dejó en la caseta a Paredes, Diego Llorente y Kristensen. Tres cambios. La primera parte fue un despropósito.

Tres sustituciones y tres entradas (Spinazzola, Aouar y El Shaarawy). Un tremendo golpe dejó después fuera de combate a Zalewski, mareado. Salió del campo por su propio pie, junto a las asistencias. En su lugar entró Karsdorp. Insistió el Roma, que chocó con Montipó, el portero visitante, en una nueva sucesión de ocasiones que lo descubrió también atrás.

No acertó Montipó después en su salida. Superado en el salto aéreo con Belotti. El balón lo remachó Aouar, en posición legal, validada por el VAR. Un impulso con aún un mundo por delante. Era el minuto 56. Necesitaba más el Roma, que lamentó después otro percance muscular de Paulo Dybala, reemplazado por Solbakken, mientras rebuscaba el empate, negado por la cruceta en una fantástica falta directa de Pellegrini. Ni con trece minutos de tiempo añadido le alcanzó.

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