Independiente vs. Vélez, por la Copa de la Liga: mucha intensidad, dos instantes de pausa y un penal polémico,

Superó al equipo de Mëndez por 2-1 con goles de Matías Giménez; el Fortín se quejó del último fallo de Rapallini

Dicen los que de verdad entienden el juego que la auténtica velocidad en una acción de ataque la proporcionan el freno, la pausa. Se trata de un concepto básico que cualquier futbolista conoce, pero que se evapora fácilmente en función de las circunstancias.

Carlos Tevez debutó como DT de Independiente y festejó mucho el triunfo ante Vélez
Carlos Tevez debutó como DT de Independiente y festejó mucho el triunfo ante VélezMauro Alfieri - LA NACIÓN

Se sabía de antemano que Independiente y Vélez iban a disputar un partido de altísima tensión, por lo que estaba en juego y por el ambiente eléctrico creado en el estadio, noticias siempre contrarias a la claridad de razonamiento y la pelota bajo la suela. Nadie se equivocó. Así fue durante todo el primer tiempo y buena parte del segundo, pero a la vuelta del descanso ocurrió el milagro de una ráfaga de lucidez.

Federico Mancuello dio un primer aviso con una pisada en mitad de cancha; y a los 6 de esa segunda mitad, Matías Giménez repitió la maniobra. Recibió un pase de Alexis Canelo, y pese a que la acción “pedía” la apertura hacia la derecha puso el freno inesperado. La pisada hizo pasar de largo a Yeison Gordillo, le dio tiempo al sanjuanino para acomodarse para su diestra y soltar el disparo enroscado desde la media luna para colocarlo junto al palo izquierdo de Leonardo Burián.

Escena del partido que disputan Independiente y Vélez Sarsfield.
Escena del partido que disputan Independiente y Vélez Sarsfield.Mauro Alfieri - LA NACIÓN

Un buen rato más tarde, Giménez viviría su segundo instante de frialdad mental. En el minuto 94, después de una prolongada espera para el chequeo del VAR, tomó la responsabilidad del penal que Fernando Rapallini había entendido en principio como falta fuera del área de Lautaro Gianetti a Martín Cauteruccio, frenó un carrera un paso antes del remate y acomodó la pelota en el mismo rincón que la primera vez para sentenciar la victoria de los suyos. El debate sobre si fue o no infracción continuará dividiendo las opiniones, pero esa es otra cuestión.

Lo mejor del partido

Antes y después de esos momentos de pausa, todo fue vértigo con un limitado sentido común. “La llegada de Tevez nos inyectó una tremenda energía”, había avisado Federico Mancuello el viernes, y el Rojo arrancó poniendo en la cancha esa intensidad en la que tanto hincapié hizo el nuevo entrenador.

La búsqueda explicó la alineación inaugural del Apache en Avellaneda, con el énfasis puesto en el sacrificio y la garra muy por encima de cualquier otra virtud. No sólo por la presencia de tres marcadores centrales sino por las elecciones individuales. Hubo una apuesta clara por la experiencia en el fondo con la inclusión como líbero del siempre discutido Joaquín Laso; más los regresos de Javier Báez y Damián Pérez. Y por el contrario; una ficha a favor de la juventud en el ataque, donde prefirió el espíritu de lucha y los pulmones de Giménez a cambio del mayor oficio de Cauteruccio.

Escena del partido que disputan Independiente y Vélez Sarsfield.
Escena del partido que disputan Independiente y Vélez Sarsfield.Mauro Alfieri - LA NACIÓN

Impulsado por ese eje, Independiente fue un equipo mucho más emocional que cerebral, y respondió en consecuencia. Achicaron con criterio los cinco del fondo, apretando líneas con los mediocampistas para asfixiar al rival. Aceleraron las maniobras Mauricio Isla y Pérez cuando progresaban por las alas; Sergio Ortiz y Mancuello cuando se acercaban al área; y Canelo y Giménez cuando participaban en el circuito de juego. Pero abundaron los controles imprecisos y los pases desajustados, en tanto escaseaban las conexiones criteriosas y las ideas claras.

Vélez respondió a la premisa que le propuso el Rojo. Se asentó en la seguridad de Lautaro Gianetti y Valentín Gómez en la zaga central; no escatimó la pierna en el medio con Yeison Gordillo e Ignacio Méndez y fue aguantando el chaparrón que por instante intentaba desatar el local, más allá de algún que otro sobresalto aislado. El mayor ocurrió a los 40 de la mitad inicial cuando Valentín Gómez tapó con su cuerpo un zurdazo de Laso con destino de red.

Matías Giménez anota su gol de penal; fue el 2-1
Matías Giménez anota su gol de penal; fue el 2-1Mauro Alfieri - LA NACIÓN

Careció en cambio el Fortín de fluidez con el balón en su poder. Salvo algún que otro toque acertado de Méndez en mitad de cancha, el equipo del otro Méndez, Sebastián, padeció un apagón general de sus luces que le duraría todo el encuentro. La tapada de Rodrigo Rey a Walter Bou a los 10 del segundo tiempo, justo después del gol local, fue su primer destello en el partido y hubo que aguardar hasta los 37 para que surgiera el segundo. El historial del Rojo este año, con muchas ventajas dilapidadas en los minutos finales, y el empuje natural de quien está en desventaja, acercaron a los de Liniers al área de Rey a puro empuje hasta que un centro de Elías Gómez encontró la soledad de Santiago Castro para cabecear y poner el 1 a 1.

El empate parecía entonces clavado. Pero llegó la acción del penal, las protestas de Vélez, el segundo freno de Giménez en la noche y el desahogo de Independiente. Apretó los puños Tevez, festejó la gente en las tribunas. Con la receta de la intensidad, esta vez el Rojo gritó fuerte y tomó algo de aire. La lección, sin embargo, debería incluir que la alegría se la dieron las pausas.


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