Independiente perdió un partido clave con Colón y se condenó a vivir una copa de pesadilla
Con el regreso de Federico Mancuello, cayó 1-0 con el Sabalero y se complica en la tabla anual, que determina un descenso
“Necesito jugadores que sean titulares”, había dicho Ricardo Zielinski tiempo atrás, cuando el mercado de pases era todavía un cúmulo de interrogantes. Los refuerzos llegaron sobre la hora, pero en un torneo muy corto y con la guillotina del descenso dibujándose en el horizonte no hay espacios para las pruebas y la paciencia. Por eso el Ruso cumplió con su palabra: mandó a todos a la cancha el mismo día del estreno.
El regreso de Federico Mancuello, recibido como el ídolo que no era cuando partió rumbo a Brasil hace siete años; la presencia de un bicampeón de América como el chileno Mauricio Isla; y las presentaciones en sociedad del colombiano Felipe Aguilar y el repatriado Alexis Canelo motivaron un cambio en el sistema táctico del equipo. Adiós al 4-1-4-1 de los últimos meses para dar lugar a un 4-3-3 con mayores pretensiones ofensivas.
Colón sufre una situación igual de difícil, lo que hizo llegar a Néstor Gorosito a la misma conclusión. Sin margen de error a la vista, no dudó en sumar al paraguayo Alberto Espínola como lateral por derecha, y en incorporar a Favio Álvarez, Rubén Botta y Damián Batallini a un circuito de juego que el Sabalero no tuvo en casi todo el torneo pasado. Los experimentos tuvieron un resultado desparejo, aunque los rojinegros terminaron ganando la pulseada, en el desarrollo y en el resultado final.
Desde la zurda de Botta y el cuadrado que integraba en el medio junto a Álvarez, Stéfano Moreyra y Tomás Galván arrancó mejor parado el conjunto santafesino, prolijo en la circulación de una pelota que Independiente era incapaz de recuperar y, si lo lograba, perdía antes de dar el tercer pase. No había pasado ni un cuarto de hora cuando los silbidos empezaron a bajar desde las tribunas. Fue entonces que la mayor parte de la hinchada roja reaccionó redoblando el aliento y durante un rato el local se sacudió el sopor.
No mejoró en demasía el funcionamiento, pero aparecieron los dientes apretados, los anticipos agresivos, el esfuerzo colectivo y los centros a la olla, argumentos que le bastaron para modificar el sentido del juego, más allá de que el criterio sólo dijera presente con los toques de Mancuello y las trepadas de Isla por derecha. Una de ellas, a los 29, terminó con enganche y centro atrás del chileno para provocar en el área un flipper que acabó en nada. El primer susto serio para Ignacio Chicco llegaría unos minutos después. A los 43, un tiro libre ideal para un zurdo el permitió a Mancuello poner a prueba la vigencia de su pegada. El remate buscaba el ángulo hasta que lo desvió el manotazo del arquero.
La segunda mitad mostró variantes renovadas, más relacionadas con el nerviosismo creciente y las modificaciones decididas por los técnicos. De entrada nomás, Chicco le tapó un zurdazo a Iván Marcone y Rodrigo Rey un cabezazo a Galván. Hasta que, sobre el cuarto de hora, Zielinski decidió quitar un volante de recuperación (Ortiz) por un delantero (Matías Giménez), mientras Gorosito incorporó un mediocampista con llegada (Baldomero Perlaza) para reforzar el sector del campo que el Rojo había debilitado. Pipo ganaría con claridad la batalla táctica y Colón se adueñó otra vez del partido.
A los 23, Perlaza se disponía a empujar a la red un rebote que dio Rey ante un zurdazo de Botta, Isla lo enganchó desde atrás y el penal picado por Ramón Ábila, que había ingresado unos minutos antes, rebotó en el travesaño.
Respiró aliviado el Rojo, pero no levantó su producción. Como ocurrió contra Newell’s en el torneo pasado, la idea de ser más ofensivo desarmando el mediocampo volvió a naufragar. Moreyra, Álvarez, Botta y Perlaza se movían a gusto y tras un par de llegadas que conjuró Rey ocurrió lo previsible: a la salida de un tiro libre rechazó Giménez, Perlaza devolvió el balón al área y Espínola lo envió a la red con una pirueta.
Iban 31 minutos y el resto es fácil de imaginar. Desesperación por un lado, defensa y contraataque del otro. Pudo sentenciarlo Wanchope en el descuento, pudo igualarlo Giménez en la jugada siguiente. Todo quedó como estaba.
La victoria no le quita la angustia a Colón, pero le mejora el ánimo y la confianza. Independiente es otra cosa. El equipo se retiró silbado y Zielinski, recriminado por los hinchas. Las 13 fechas por delante tienen aroma a pesadilla. El entrenador suspendió la conferencia de prensa y hubo reproches en el hall principal del estadio. El hit, como tantas otras veces fue “que se vayan todos”. El futuro de los Rojos es un gran signo de pregunta, mientras la inestabilidad manda. El manager, Pablo Cavallero, es la figura más cuestionada, aunque la del DT también está apuntada. Se viene una larga semana antes de enfrentar a Vélez, en la segunda fecha...