En memoria de un Titán de las Redes: Homenaje al gran Roger Pérez
El nacido en 1952, jugó ocho termporadas en el cuadro aviador, desde 1976 hasta 1983, siendo figura y un gran aporte para el cuadro cochabambino.
JNNEl nacido en 1952, jugó ocho temporadas en Wilstermann, desde 1976 hasta 1983, siendo figura y un gran aporte para el cuadro cochabambino. Conclyó su carrera en Petrolero, a donde volvió en 1984. Proviene de una familia futbolera. Varios de sus hermanos llegaron, junto con él, al profesionalismo. Mario, Óscar, Edgar, Roger y Elmer Pérez Amador fueron todos los hermanos. Roger Pérez, junto a sus hermanos, militó en Tránsito en el torneo de la Asociación de Cochabamba, de donde fue transferido a Petrolero antes de que, en 1976, llegase a Wilstermann, donde alcanzó la cúspide de su carrera.
Fue el golero titular del equipo que, bajo la dirección de Raúl Pino, causó sensación con la presencia del brasileño Jairzinho. Wilstermann conquistó, de modo abrumador, el título de 1980 con casi el 87% de los puntos en juego. Sufrió sólo dos caídas y dos veces empató. Pérez fue el golero menos vencido en un equipo de gran defensa y alto poder de fuego.
En 1981, por privilegiar la Copa Libertadores, y por la demora en la renovación de contratos, perdió terreno en la carrera de la primera fase, aunque a mitad de curso se acercó a la punta cuando repuso su organigrama y levantó vuelo. Sin embargo, la disputa de la histórica semifinal de la Copa le llevó a sacrificar partidos. Ya en la segunda fase volvió el equipo demoledor, que accedió a la final con Blooming. En la primera final, jugada en Santa Cruz, Roger Pérez fue decisivo al atacar un penal, sobre el filo del cotejo, a Juan Carlos Sánchez. Con la igualdad traída de Santa Cruz, Wilstermann esperaba conquistar el título de 1981 ante su público, pero no pudo sostener la ventaja lograda por Taborga y permitió una igualdad que obligó a un duelo decisivo en La Paz. Wilstermann logró la corona al derrotar a Blooming por 1-0 con anotación de Taborga. Roger Pérez fue el golero de aquél equipo y una de las figuras del gran bicampeón.
La enfermedad que finalmente lo reclamó no pudo doblegar su espíritu indomable. A medida que enfrentó los desafíos físicos y emocionales que la enfermedad presentó, mostró su fortaleza interior. Cada día que luchó, cada sonrisa que compartió, cada momento en el que se mantuvo optimista, demostró que su verdadero poder residía en su capacidad para enfrentar la adversidad con gracia y valentía. Su coraje trascendió el campo de juego y tocó los corazones de aquellos que lo admiraban.