El Atleti fue un desierto en el calor

Los rojiblancos empatan a cero ante el Betis en un partido condicionado por el calor y la falta de disparos a puerta. El Atleti hizo dos, pero solo cuando entró Barrios como 5. Debut de Lino.

Patricia Cazón
As
El termómetro decía 38º cuando la pelota comenzó a rodar y así todo se hizo difícil. Correr, trenzar, disparar a puerta siquiera. El Betis y el Atleti se encontraron en el Villamarín para repartirse los puntos y casi solo sudar. Porque la vida sin Koke siempre es peor. Apenas unos minutos habían pasado del partido para que esa verdad meridiana volviera a hacerse fútbol a los pies del Cholo. Que sin Koke no hay música. Y ante la falta del fichaje de ese 5 que pueda hacer del capitán cuando falte, como ancla y equilibrio, Simeone apostó de inicio por el plan D (De Paul) porque al C (Witsel) lo prefiere en la línea de cinco que en su sitio natural, pivote, y el B (Barrios) comenzó en el banquillo.

En el Betis, las bajas se palpaban en el espacio libre a la espalda del técnico, solo ocupado por ocho jugadores y uno, portero. En su once, lo esperado, lo de la semana anterior con el único cambio de Ruibal por Luiz Henrique. Comenzó empujando al Atlético contra Oblak como el púgil que arrincona a un rival en el ring buscando el hígado.

Abner golpeaba siempre por la izquierda. Constante. El bético se convirtió en un suplicio, incontenible, afilado y alto en los primeros minutos. Y cortando como una cuchilla. Su primera internada, al minuto, terminó en un disparo raso cruzado que se fue rozando el palo. El Betis era el dueño de una pelota que el Atlético solo veía pasar, incapaces sus futbolistas siquiera de rozarla. Sus intentos de presionar, nada. Memphis, titular para jugar como si no jugara. Griezmann tampoco está aún y si Griezmann no está, el Atleti no carbura. El francés solo le ponía voluntad. El naufragio era total. Mientras, Carrasco se empeñaba en no soltar un balón para perderlos todos e Isco revoloteaba libre como picaba Ali, como si nunca hubiera abandonado su prime. Roca, Felipe y Pezzella se amalgaman para hacerse muro atrás y Ruibal era una tortura para Hermoso.

Tuvieron que pasar veinte minutos para que los rojiblancos se atrevieran a cruzar la línea del centro del campo, cuando el calor y los 38º grados caían como un manto sobre el partido y los jugadores se movieran bañados en sudor, como si el partido se jugara en una piscina y no sobre un campo de hierba, ralentizando las carreras, cada movimiento acompañado de boqueos como los de los peces en la anoxia. El Atleti se apelotonaba lejísimos de Rui Silva a lo primer Atleti del Cholo, desdeñando el balón y rezando por contras. El Betis acumulaba ganchitos al aire, sin peligro alguno, como cuando Ayoze buscó la escuadra de Oblak o Isco lo hizo de chilena, porque ninguno iba hacia puerta. El Atleti bastante que había pisado una vez la hierba a los pies de Rui Silva. Disparar a puerta era otra cosa, disparar a puerta, cero. Bajo el calor, los rojiblancos eran un desierto.

Con entrada de Barrios, tras el descanso, quiso el Cholo alumbrar la creación. Que su equipo hilvanara una jugada larga, que intentara un remate, que llegara al menos una vez al área rival. Resistía en pie en su esquina del ring, con el sudor cayéndole a goterones, solo por saber defenderse. Aprovechó Pellegrini un córner a favor del Atleti para cambiar cromo por cromo (William Carvalho por Borja) y aprovechó Simeone otro para hacer tres cambios de golpe: se fueron restas (Memphis, Lemar y Carrasco) para que sumaran con su entrada Morata y Saúl y debutara Lino. El refresco llevó a los del Cholo a dominar el balón. El centro del campo del Betis se había diluido hasta licuarse y Barrios se lo quería beber como un zumo. Su entrada le había dado al Atleti el empaque que necesitaba en los tiempos sin Koke. Pero el calor seguía envolviéndolo todo y arrancando las ganas, con el ahorro de energía en las piernas y Lino sin poder zapatear ni una vez por la banda.

El Atleti se ordenó 4-4-2 en los últimos diez minutos con la entrada de Riquelme mientras el Betis recuperaba la efervescencia con la de Rodri. El Atleti despertaría tarde. A los puntos, el Betis merecía el duelo pero el 0-0 no se movió del marcador, como el aire en esta noche de 20 de agosto en Sevilla.


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