El abogado de Lula en la causa Lava Jato asumió como nuevo miembro de la Corte Suprema de Brasil
Cristiano Zanin, de 47 años, es especializado en litigios empresariales. Su designación causó polémica por la estrecha relación personal que tiene con el mandatario brasileño
La postulación de Zanin por parte de Lula generó polémica por la estrecha relación personal que existe entre ambos, pero todo eso fue ignorado por el Senado, que en junio pasado aprobó su nombramiento con una amplia mayoría de 58 votos a favor y 18 en contra.
A la ceremonia asistieron el propio Lula y las autoridades de las cámaras de Diputados y del Senado, junto a unos 500 invitados.
Como impone el protocolo de la corte, fue un acto sin discursos y solamente tomó la palabra muy brevemente la presidenta del tribunal, Rosa Weber, para darle la “bienvenida” a Zanin, de quien elogió “su cultura jurídica, su preparación técnica y excelencia”.
Zanin, de 47 años y especializado en litigios empresariales, es también un estudioso del uso abusivo de los mecanismos jurídicos como medio de persecución política, de los cuales ha sostenido que fue víctima el actual mandatario.
De hecho, esos estudios guiaron su defensa de Lula en los casos de presunta corrupción que le habían llevado a prisión, que fueron finalmente anulados por la Justicia, con lo que el líder progresista recuperó la libertad y sus derechos políticos, para disputar las elecciones que ganó el año pasado.
Zanin ha asumido la vacante abierta en el Supremo por el juez Ricardo Lewandowski, quien se jubiló en mayo pasado al cumplir los 75 años, edad límite para los miembros del máximo tribunal del país, que ahora vuelve a contar con todos sus once miembros.
Por sustituir a Lewandowski, Zanin se hará cargo de los procesos en que ese juez actuaba como instructor.
Entre ellos, figura uno en que el tribunal deberá decidir si el Gobierno del antecesor y mayor antagonista político de Lula, el ultraderechista Jair Bolsonaro, fue “omiso” frente a la pandemia de covid, que dejó en Brasil más de 700.000 muertos.
El habeas corpus que lo cambió todo
De su autoría fue el “habeas corpus” que hizo posible que en 2021 el Supremo anulara las condenas por corrupción que llevaron a Lula a prisión por 580 días.
Después de una infinidad de recursos insatisfactorios, su tesis ganadora se basó en un pequeño detalle: un error de competencias entre tribunales.
Esa victoria fue decisiva, pues permitió al máximo dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) presentarse a las elecciones de 2022, derrotar al ultraderechista Jair Bolsonaro y volver a la Presidencia el 1 de enero.
A partir de ese fallo, Zanin consiguió tumbar todos los procesos por sospechas de corrupción relacionados con la Operación Lava Jato que enfrentaba el antiguo sindicalista, reforzando su idea de que había sido objeto de una “persecución judicial”.
Su estrategia, que mantuvo de forma estoica desde el inicio, consiguió que hasta el entonces juez que encarceló a Lula, Sergio Moro, fuera declarado “parcial”. Su cruzada en favor del presidente fue reconocida también por el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Si bien su elección para el alto tribunal levantó cierta polvareda en algunos sectores jurídicos y políticos, que observan con recelo su proximidad con el actual gobernante, algo que se ha repetido en nombramientos anteriores independientemente del sesgo ideológico.
José Antonio Dias Toffoli, por ejemplo, fue propuesto por Lula en la recta final de su segundo mandato (2007-2010) siendo abogado del PT y André Mendonça era abogado general del Estado cuando fue nominado por Bolsonaro.
Un desconocido hasta llegar a Lula
Hasta que en 2013 saltó a la primera línea de la abogacía defendiendo a Lula y, más recientemente, asesorándole en la campaña electoral, Zanin era un completo desconocido para el público general.
Descendiente de migrantes italianos y nacido en Piracicaba, pujante ciudad del interior de Sao Paulo que vive de la agricultura, es hijo de una profesora y un abogado, de donde le vino su pasión por el derecho.
De apariencia fría, engominado y siempre trajeado, se formó en 1999 en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP).
Desarrolló la mayor parte de su carrera en el sector privado. Comenzó a hacerse un nombre en el mundo jurídico en el bufete de su suegro, Roberto Teixeira, viejo amigo de Lula y artífice de que ambos se conocieran.
Una disputa judicial con su suegro provocó que el año pasado montara su propio bufete en un exclusivo barrio de Sao Paulo con la también abogada Valeska Zanin, la mujer con la que está casado desde hace dos décadas y tiene tres hijos.
“Algunos me rotulan como ‘abogado personal’ porque luché por los derechos individuales contra viento y marea; también me clasifican como abogado de lujo porque defendí causas empresariales; y aún me llaman abogado de oficio como si fuera un demérito”, afirmó en su presentación.
Lejos de esos calificativos, Lula se refirió a él como un “amigo” y un “compañero”.