COPA SUDAMERICANA / DEFENSA 2 - EMELEC 1 / Triunfazo agónico de Defensa ante Emelec

Tras ir 0-1 en Ecuador, el Halcón hizo dos goles sobre el final y lo dio vuelta. Le cortó el invicto al rival en su cancha.

Nicolás Montalá, Olé

La bomba de Bryan Carabalí se metió en el ángulo de Bologna y, en el amanecer del partido, le había puesto cuesta arriba el camino a Defensa. Muy temprano, a los 5’, y en territorio ajeno, recibía un revés del que debía recuperarse. Se arremangó, fue a buscar la remontada. Se le negó mucho y se expuso a contras. Pero esa perseverancia lo fue llevando por el camino indicado, hasta encontrar la luz absoluta al final del túnel.


En apenas cuatro minutos, con goles de Nicolás Fernández y Gastón Togni, dio vuelta el partido de manera agónica. Y se llevó un triunfazo desde Ecuador. La llave de octavos quedó abierta, pero llegará con la confianza por las nubes a la revancha en Varela.

Sin frustrarse jamás por las llegadas que no había podido transformar en gol por falta de claridad en los metros finales, Defensa siguió intentando. Por los costados, con juego vertical, con remates que se iban desviados o eran bloqueados por los defensores rivales.

Nunca claudicó. Mucho menos Julio Vaccari, que mandó a la cancha a Pratto y vaya si le dio resultado: en la tercera pelota que tocó metió un taco exquisito para asistir a Uvita. Cuando Emelec recién trataba de recuperase, llegó el mazazo de Togni. Y el premio a la insistencia. Y el delirio en el festejo que enmudecía al estadio, que no entendía lo que sucedía.

El Halcón estuvo cerca de recibir el segundo de no ser por ese disparo que dio en el palo izquierdo de Bologna y recorrió toda la línea. La fortuna, hay que decirlo, le hizo un guiño. También hubo una buena intervención de su arquero, en esa tapada abajo a Angulo.

Tuvo que trabaja mucho el Halcón

Le había resultado muy difícil a Defensa empatarlo. Porque carecía de justeza en el último toque o sus disparos no tenían puntería. Emelec debe reprocharse no haber sabido liquidar el partido. Aun con una ventaja prematura, no pudo aprovecharse de eso y manejar los tiempos. No liquidó el duelo y dejó al Halcón con sus alas capaces de tomar vuelo en cualquier momento por la ventaja exigua. Y así fue: en un abrir y cerrar de ojos, le el equipo de Varela le propinó un golpe de nocaut.



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