De ahí, a la película de suspenso de los
penales, en los que River volvió a estar match-point en contra cuando la
conversión de Solari no fue convalidada por un doble golpe en la
ejecución. Pero el siguiente remate de De Pena dio en un poste y River
tuvo una vida más, que se extinguió con el disparo de Rojas en el
travesaño. No faltó nada. Hasta un cambio de arco en los penales, porque
el punto de ejecución había quedado muy deteriorado, a los jugadores
les costaba llegar bien pisados al tiro.
River
queda prematuramente afuera de la Libertadores, en los octavos de
final, como le ocurrió el año pasado frente a Vélez. El golpe de la
eliminación estuvo acompañado por otro de impacto futbolístico, porque
River estuvo lejos del equipo que acostumbra ser, más allá de que en el cierre sacó a relucir la estirpe copera para dotar al partido de un mayor dramatismo.
Sin intuición ni historial favorable en las definiciones por penales, Armani no pudo desviar ningún remate, si bien alcanzó a rozar alguno.
River
se queda sin Libertadores -también está afuera de la Copa Argentina-
con un plantel numeroso, con recursos y variantes para ser campeón de la
Liga Profesional, pero también para tener más recorrido en otras
competencias.
Como ocurrió con Enzo Fernández y Julián Álvarez tras la eliminación en la Libertadores pasada, ahora es muy probable que Europa sea el próximo destino de Beltrán.
Demichelis
había definido a Nacho Fernández como “el cerebro del equipo” después
de la victoria de la ida, a modo de justificación de la suplencia de
Solari, pese a sus buenas actuaciones y los dos goles del triunfo en el
Monumental. Aquella definición del entrenador no terminó siendo una
defensa a ultranza de Nacho, que en Porto Alegre pasó a ser suplente
para darle cabida al explosivo extremo.
Más
allá de sumar otro delantero para acompañar a Beltrán, el planteo de
River fue un 4-2-3-1, con Enzo Pérez y Aliendro en el eje, y Solari a la
altura de De la Cruz y Barco. El conjunto de Demichelis no presionó
alto, juntó sus líneas cerca del círculo central, con González Pirez y
Paulo Díaz saltando al anticipo.
River
especuló con una postura agresiva de Inter que le dejara espacios para
las corridas de Solari, al que buscó recurrentemente, bastante más que a
Barco. El partido arrancó bastante plano, con escasa claridad y
profundidad de ambos lados.
Inter
no atraviesa por un buen momento, a “Chacho” Coudet le está llevando
tiempo levantar a un equipo al que una serie sin triunfos le resta
confianza. Progresivamente, Inter se adueñó de la posesión, empezó a
jugar cerca del área visitante. Un cabezazo desviado de Vitao en un
córner fue el primer aviso. A River le costaba encontrarse con el juego
de sus mediocampistas. Le duraba poco el control de la pelota, tentado
por salir rápido en la búsqueda de Solari.
Sin
la iniciativa, River pasó sofocones. Inter mandaba con el chileno
Aránguiz y Johnny en la sala de máquinas. River se empezó a meter en
problemas por fallas individuales que lo sorprendían mal parado. Una vez
se equivocó Paulo Díaz y no pasó a mayores, pero una pérdida de Enzo
Díaz posibilitó una entrada franca de Valencia, cuya definición fue
desviada por Armani con una gran estirada. El ecuatoriano, potente y
escurridizo, volvió a inquietar al arquero.
Enzo
Pérez estuvo varios minutos jugando con un dolor en una pierna, hasta
que no aguantó más y fue reemplazado. Demichelis no eligió a un volante
central, como podría haber sido Kranevitter, sino que se inclinó por
Nacho Fernández. El esquema pasó a ser un 4-1-4-1.
El
ambiente se calentó cuando Inter se sintió perjudicado por un toque de
Enzo Díaz a Bustos dentro del área. El contacto existió y el ex
Independiente cayó, con el reclamo inmediato. El árbitro uruguayo
Matonte no sancionó penal, decisión que confirmó la revisión del VAR.
Coudet estalló en protestas, y desde entonces, cualquier fallo a favor
de River incrementó la furia.
Algunos
remates no habían llevado real peligro a Rochet, figura de Inter en el
Monumental. Lo más cerca que estuvo River del gol en el primer tiempo
fue con un tiro libre cruzado que Nacho Fernández ejecutó por sorpresa y
tomó a la defensa brasileña desprevenida; Beltrán no llegó a conectar
la asistencia en la boca del arco.
No
fue un buen primer tiempo del equipo argentino, más allá de que el
resultado le seguía sirviendo. No impuso condiciones con su estilo, lo
tuvo que salvar Armani, generó poco en ataque y se vio beneficiado en la
acción más polémica.
La historia
estaba abierta, y la intención de River era que no pasara nada. Armani
fue amonestado por demorar un saque de arco. El partido era mucho menos
entretenido de lo que fue el del Monumental. El que más agitaba el
avispero era Valencia, movedizo por todo el frente de ataque, rápido
para sacarse la marca de encima.
La
preocupación de River era que no tenía el desarrollo bajo control. Y
los ánimos se caldeaban cada vez más. Solari y Aranguiz recibieron la
tarjeta amarilla tras un tumulto en el que hubo manotazos y empujones.
En medio de la crispación general, River tuvo una ocasión de oro tras una asistencia de Solari a Beltrán, que se demoró y fue anticipado por Bustos. Pero Valencia seguía siendo una pesadilla,
sobre todo por el sector de Casco. Como en la ida, Inter se puso en
ventaja con una jugada con la pelota detenida. El córner de Wanderson
cayó, dio un pique y Mercado metió un cabezazo que dio en el travesaño y
se metió.
River había quedado grogui y
recibió otro directo a la mandíbula con el tiro libre cruzado de
Patrick, que se desvió un poco en la barrera. Ya había ingresado Robert
Rojas y en la búsqueda del milagro entró Palavecino y debutó Colidio.
Parecía
demasiado tarde, pero River reaccionó. Inter tampoco es ningún cuco.
Descontó Rojas y River tuvo alguna ocasión más. No pudo, tampoco en los
penales. Su desfiguración de visitante lo condenó en la Copa Libertadores.