ATLÉTICO 3 - GRANADA 1 / Líder desde el primer día

El Atlético, primer líder gracias a su victoria por 3-1. Marcaron Morata, Memphis y Llorente. Acercó Samu. Se lesionó Koke. João sin minutos pero sí reprimenda.

Patricia Cazón
As
Antes de que el balón echara siquiera a rodar. Antes de que el Atleti ganara al Granada para ser el primer líder de esta Liga 23-24. Antes de que Morata espantara sus demonios de penaltis y fueras de juego con el gol que adelantaba. Antes de que Memphis rugiera. Antes de todo, el Metropolitano habló. Fue con un pitido unánime y atronador que cayó vertical, como el sol de agosto, sobre un jugador. Era ese que estaba de vuelta a un campo que hace no tanto silbaba al Cholo por cambiarle. Bastó con que su nombre asomara en el marcador. “Con el 18, João”. Y durante un rato ya no se escuchó nada más que un largo chiflido como reprimenda a esas palabras mientras aún viste la rojiblanca: “Mi sueño es el Barça”. No jugaría un minuto, por cierto.


Después, lo que terminó en fiesta empezaría con un eterno invitado que torció muchos gestos: el parte médico rojiblanco de cada partido. Porque habían pasado cuatro minutos en el reloj. Cuatro minutos de la décimotercera temporada del Cholo, del regreso del Granada a Primera y tres fichajes debutantes: Azpilicueta en el Atleti, Gambau y Vallejo en el Granada. Paco le daba la alternativa a Samu y sorprendía con abrigo en la tarde-noche de agosto: cinco atrás y Callejón de carrilero. Simeone le encontró un hueco al inicio, con una triangulación entre De Paul y Grizi para servirle un balón de gol a Morata. Pero éste disparó primero al portero y, después, a ningún lugar que, cuando tiene la cabeza en los lares del desquicie con árbitros y rivales, le envenena la precipitación. Cuatro minutos para que Koke cayera y levantara la mano al sentir un pinchazo. Sin el capitán, la efervescencia con la que el Atleti había comparecido se apagó como los amores de verano con el frío. Simeone le dio la manija al jugador que como pivote ha probado en verano, Barrios, a la espera del que lleva esperando todo el tiempo.

El Granada iba con tiento, sin querer arriesgar por dentro. En el Atleti, a Griezmann, sin chispa, no le sienta el 7 como lo hacía el 8 y la adecuada de Carrasco no era suficiente: Morata se encallaba siempre al final de cada ocasión. Cayó una vez en el área y, oh, sorpresa, el árbitro no pitó penalti. Disparó en un mano a mano con Ferreira para parada del portero y, oh, otra sorpresa, que el pitido del fuera de juego asomara de fondo. El Atleti se ovilló y dejó de presionar. El Granada comenzó a crecer con el balón y a hombros de un Callejón excelso y extenuante. Acariciaba el partido el descanso en el empate cuando Vallejo sacó el hombro para validar un fuera de juego que le espantara todos los demonios a Morata. Intentó despejar, o quizá ceder a su portero, pero lo que hizo fue asistir al rojiblanco que, cuando no piensa, suele ser más letal. Gol. Dos minutos después haría otro, pero esta vez sí acompañó el eterno banderín.

El partido regresó con Samu luciendo esos 18 añitos llamados a todo para demostrar que al Granada no le dolía la herida. Cabeceó entre los centrales para testar los guantes y las vértebras de Oblak mientras Vallejo sentía también un pinchazo en la pierna y Simeone desembalaba sus primeros cambios: Memphis y otro debut, el de Söyüncü. Paco López le quitaba el forro a Gonzalo Villar y pronto alzaría los puños triunfal. Porque mientras Carrasco se perdía en adornos, éste le robaba la pelota y se la servía, tensa y rasa al chaval, a Samu, que metía el pie lo justo para superar a Oblak. Cinco minutos le duraría la felicidad a Paco. Porque, cinco minutos más tarde, en el Metropolitano se escucharía un rugido aún más alto que los pitos a João. Era de un león llamado Memphis, tras haberse sacado de la bota un gol de Premio Puskás.

Robó Söyüncü, sirvió Carrasco y el neerlandés desde 25 metros soltó un latigazo a la red con velocidad de Ferrari. Una ventaja que Simeone acunó con el nuevo cholismo: defendiendo hacia delante y al ataque, con Correa y Memphis sobrevolando el área del Granada para que Ferreira se luciera. Oblak remendaba ante Uzuni una cesión de Carrasco y el Metropolitano se rendía ante el Söyünquismo y ese turco con cara de Lord Farquaad y una mezcla de Ujfalusi y Maradona en las piernas. Mientras, Llorente hacía el 3-1 para gritar aquello del Mono Burgos en la alcantarilla: “Ya estamos aquí”. Un Atleti líder desde el primer día.


Entradas populares