Una sociedad prometedora

Bellingham y Brahim se entendieron a la perfección ante el Milan, confirmando unas sensaciones que ya se palpaban en los entrenamientos, y brillaron entre los estrenos madridistas.

Fernando S. Tavero
As
Quizá sea un amor de verano, quizá no, pero en el día de los estrenos germinó una sociedad prometedora: Bellingham-Brahim. La Doble B fue la gasolina de un Madrid menor en la primera parte. Dos errores defensivos ensombrecieron el resultado, pero el 0-2 al descanso no pueden opacar los estupendos 45 minutos que el inglés y el malagueño realizaron frente al Milan. Se buscaron mucho y, lo más importante, se encontraron. Brahim, zurdo con tendencia a caer hacia el centro. Bellingham, diestro con tendencia a aparecer por todas partes. La frontal del área del Milan fue el cruce de caminos de dos jugadores que fueron los grandes creadores de peligro del equipo blanco en la primera parte.

La pareja ha congeniado. Ya aparecieron junto a Arda Güler, el gran ausente contra los rossoneri por molestias en una pierna, en el conocido restaurante madrileño ‘De María’. Un entendimiento fuera de los terrenos de juego que Carlo Ancelotti ha ido cultivando durante la pretemporada, regando la sociedad a base de colocarles juntos en la mayoría de partidillos de prueba. Unas veces Rodrygo, otras Vinicius, pero el diez de las prácticas ha sido siempre el 5 y su atacante por la derecha habitualmente era el 21. Los retazos que se aventuraban al verles proceder en UCLA se han vuelto corpóreos en el Rose Bowl.

Brahim ha vuelto bien después de dos temporadas con el Milan. Tiene calidad para jugar en esta posición. Juega muy bien entre líneas. Se asocia muy bien con los otros. Es una opción que tenemos y ojalá la podamos disfrutar durante la campaña”, respondía Carletto a este periódico al preguntarle por esta sociedad de nuevo cuño. Vinicius y Rodrygo demostraron con su salida en la segunda parte por qué son indiscutibles, pero Brahim debe aprovechar estos amistosos estivales para arrancar la temporada oficial en la mejor de las disposiciones. Actuaciones como la de Pasadena son un buen trampolín para comenzar.

Bellingham parte en una tesitura diferente, lógico, pero en sus primeros 63 minutos de blanco ha potenciado la expectativa. Controles orientados, bajadas a la salida de máquinas para descongestionar, rupturas de líneas que le han permitido rozar su primer tanto con un disparo bloqueado, pases filtrados especialmente a su socio Brahim y, sobre todo, liderazgo y una madurez impropia de un chico de 20 años. Y Ancelotti se ha mostrado entusiasmado por el de Stourbridge, apuntando que uno de los detalles que habrá que ir corrigiendo es que “el equipo debe acostumbrarse a su calidad”.

Cal y arena

Los otros dos debutantes, o redebutantes, cal y arena. Joselu partió como titular, como delantero por el perfil izquierdo. Demasiado alejado del área y con tareas de presión constante que no favorecen las características del ariete, el único ‘nueve’ rematador que tiene el Madrid en plantilla, pero poco pudo rematar. El 4-4-2 en rombo no le beneficia y su rol apunta a ser el de punta de lanza de los momentos en que Ancelotti articule el plan, ese 4-2-3-1 que ha probado en los entrenamientos o el habitual 4-3-3 que le permitiría centrar su rango de acción al área.

Mientras que Fran García ganó el primer asalto a Mendy por el lateral izquierdo. El canterano blanco, ex del Rayo, vio cómo era Ferland el elegido para salir de inicio, pero entre los sinsabores del francés y la solvente actuación propia, Fran sale muy reforzado de la victoria contra el Milan. Se mostró rápido, insistente en sus subidas por banda, valiente a la hora de desbordar y con una buena capacidad combinativa para asociarse con Vinicius. Tras el encuentro se mostró exultante en zona mixta. No era para menos.


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