Un experto revela cómo sería la Tierra si el humano se extingue
Si la raza humana dejase de existir, las plantas dominarían el mundo, el planeta se encontraría en silencio y el cielo sería mucho más azul.
El suceso más parecido (y reciente) a la extinción de la raza humana se dio hace más de tres años, cuando la COVID-19 provocó el confinamiento de gran parte de la población del mundo. El humano se encerró en casa y las calles, vacías, parecían anunciar un completo apocalipsis. Sin embargo, volvió la normalidad y las personas retomamos las calles y la vida cotidiana. ¿Qué hubiera pasado si el virus hubiera acabado con la raza humana?
Según explica en The Conversation Carlton Basmajian, experto en urbanismo, se produciría un silencio absoluto. “Te darías cuenta de cuánto ruido hace la gente. Nuestros edificios son ruidosos. Nuestros coches son ruidosos. Nuestro cielo es ruidoso. Todo ese ruido se detendría”, señala. Ese sería el primer gran cambio en el planeta, el silencio.
A partir del primer año, llegarían nuevas modificaciones. “Después de un año sin gente, el cielo sería más azul, y el aire más claro”, indica el experto. La contaminación que sufren las ciudades desaparecería. Además, los fenómenos meteorológicos como la lluvia o el viento limpiarían “todo el polvo que producen los humanos”.
¿Y qué ocurriría en las casas? “No habría agua en los grifos porque requieren un bombeo constante. Si no hay nadie en el suministro público de agua para manejar las máquinas que bombean agua , entonces no hay agua. Pero el agua que estaba en las tuberías cuando todos desaparecieron todavía estaría allí cuando llegara el primer invierno, por lo que en la primera ola de frío, el aire helado congelaría el agua en las tuberías y las reventaría”, vaticina.
“El mundo que recuerdas aún sería vagamente reconocible”
Tampoco habría electricidad, las casas estarían “polvorientas” y el césped de los jardines “crecería, y crecería y crecería hasta que se volviera tan largo y flojo que dejaría de crecer. Aparecerían nuevas malas hierbas, y estarían por todas partes”. También habría “muchos más insectos” y los animales deambularían por las ciudades. Y los perros, animales domesticados, no sobrevivirían.
En definitiva, “dentro de mil años, el mundo que recuerdas aún sería vagamente reconocible. Algunas cosas permanecerían; dependería de los materiales de los que están hechos, el clima en el que se encuentran y simplemente la suerte. Un edificio de apartamentos por aquí, un cine por allá o un centro comercial en ruinas serían monumentos de una civilización perdida. El Imperio Romano se derrumbó hace más de 1.500 años, pero aún hoy se pueden ver algunos restos”.