River, en tránsito a la Copa Libertadores, no muestra sus mejores ropas de campeón, pero se prende en el baile de goles

Con una formación suplente remontó tres desventajas hasta alcanzar el 3-3 en el último minuto de los siete de descuento ante un Rosario Central que está invicto en el Gigante de Arroyito

Está disperso River y se enfrenta con rivales entonados, que le encuentran el punto flojo y lo desestabilizan. Aunque sea de manera inconsciente y trate de cumplir con su responsabilidad profesional, la obtención del título le produjo un aflojamiento. No debería permitírselo, por lo que pregona y por el plantel que dispone. Lo que obtuvo lo tiene bien ganado, pero la imagen se cuida y sostiene en el día a día, sin excusas y con compromiso.

Véliz, autor de dos goles y figura de Rosario Central
Véliz, autor de dos goles y figura de Rosario CentralLA NACION/Marcelo Manera

Talleres le jugó por la Copa Argentina como si fuera una final y lo dejó afuera. River entró tarde a ese partido, como si lo estuvieran tironeando los festejos de unos días atrás, y cuando se quiso enchufar chocó contra un adversario muy motivado, que combinó las dosis exactas de fervor y juego. Quedar afuera en los 16os de final, aun sin restarle méritos y poderío a Talleres, es un lunar en la temporada.

Martín Demichelis se enfoca en los octavos de final de la Copa Libertadores. En el 1° de agosto, la ida contra Inter, que este domingo tuvo el debut de Eduardo Coudet (0-0 ante Bragantino).

La fórmula de recurrir al plan B, con una formación con mayoría de suplentes, no funcionó contra Barracas Central. El plantel podrá ser amplio y variado, pero la brecha de rendimiento es evidente cuando el recambio es acentuado. No son lo mismo unos nombres que otros. Para ir a Arroyito le dieron descanso hasta a Armani.

Lo más destacado de Rosario Central 3 - River 3

Las primeras evidencias fueron un River estirado, con demasiado espacio entre las líneas, poco cuidadoso con la pelota y expuesto a la verticalidad de Rosario Central, el único invicto de local en la Liga Profesional, con nueve triunfos y cinco empates. Hizo del Gigante un bastión, en el que River, durante el primer tiempo, iba sin claridad y volvía desordenado.

El Canalla no tenía a unas de sus columnas defensivas, el suspendido Quintana, tampoco al volante Kevin Ortiz, pero mantuvo los rasgos que lo distinguen en el Gigante. Es un equipo intenso, agresivo. A los 26 segundos, Alejo Véliz ya había provocado la amonestación de Mammana. El encuentro se ida y vuelta, entre errores y virtudes de ambos lados. Ninguno de los dos especulaba, estaban a la expectativa de saltar al ataque apenas tenían la oportunidad.

A River le costaba hilvanar varios pases seguidos. Faltaba precisión individual. Sobre todo a Rondón, llamativamente titular por delante de Borja, mientras Beltrán tuvo descanso. El venezolano bajó dos veces a su campo a controlar con el pecho dos pelotas; de ambas surgieron ataques de Central, el segundo terminó con el gol de Véliz.

Rondón ya anticipó al defensor y marcó el primer gol de River
Rondón ya anticipó al defensor y marcó el primer gol de RiverLA NACION/Marcelo Manera

El juvenil centro-delantero es una fiera. Apareció por el centro para conectar el centro de Campaz, que le dio bastante dolores de cabeza a Herrera. Véliz es el goleador (11) de Central en la Liga Profesional y en su corta trayectoria (20 años) ya le marcó cuatro tantos a River. Yendo de arriba, con el cabezazo, es un tanque. Estrelló una definición en el travesaño y en otras exigió una atajada de Centurión. Sin dudas, su proyección apunta a Europa.

Aun siendo intermitente, River generaba algunas ocasiones y Broun se mostraba firme ante Solari y Rondón. Kranevitter se veía desbordado en la zona central, quedaba en inferioridad numérica cuando salía a cortar.

Mejoró River en el segundo tiempo. Solari pasó a su perfil natural, sobre la derecha, y el zurdo Paradela se corrió a la izquierda. Empezó a fluir de manera natural el ataque, mientras Central caía en su primer bache pronunciado, se veía superado.

Con un centro de Solari y la arremetida de Rondón, que aguantó la carga de un zaguero, River encontró el 1-1. Tenía más el control del partido e intentó variantes con el ingreso del juvenil Echeverri, recibido al instante por Francis Mac Allister con un golpe de amonestación.

Solari intenta llegar a la pelota antes del cruce de Komar
Solari intenta llegar a la pelota antes del cruce de KomarLA NACION/Marcelo Manera

El partido terminó de soltar amarras y los goles empezó a caer en cascada. River se durmió en un lateral para Central y para capitalizar ese tipo de distracciones no hay nadie más atento y voraz que Véliz. A los pocos minutos igualó Solari con un latigazo desde la puerta del área grande.

River había tenido capacidad de reacción, pudo remontar dos desventajas. ¿Suficiente? No, porque su endeblez defensiva y mal posicionamiento lo obligaban a volver a empezar. Central lo golpeó nuevamente, con una combinación entre dos ingresados: taco de Infantino y remate cruzado de Ferreyra. Y llegó el 3-3 de Solari, en el último segundo. El campeón no habrá vestido con sus mejores ropas, pero se animó a la montaña rusa de emociones.


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