River, con chapa de campeón

El Millo y San Lorenzo empataron en un partido que pareció de Copa. El equipo de Demichelis se plantó, lo peleó y tiene todo servido para una fiesta cercana en el Monumental.

Claro, la intensidad es difícil de sostener. No tanto por lo físico, donde San Lorenzo siguió yendo una y otra vez, incluso en el segundo tiempo donde encontró su mejor chance. Al respecto, si hablamos de partido de Copa, siempre hay una atajada terrible de Armani en partidos de Copa, ¿no? Estupenda intervención ante Braida, ahí estuvo la victoria del Cuervo. Pero, decimos, esa intensidad, ese juego con tanto entusiasmo, ese ahínco, a veces puede llevar a no medir las entradas y eso le pasó al Perrito Barrios, quien se pasó de coraje. Con diez, San Lorenzo siguió de la misma manera, redoblando más los esfuerzos aunque cedió campo. Todo el tiempo dio la sensación de que River enfrentaba a un Atlético de Madrid del Simeone vernáculo. Una prueba de fuego real para Demichelis fue este partido.

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River igual se plantó. Se dispuso a jugar este juego, acostumbrado a otro tipo de respeto, se entreveró en la propuesta de Insúa. Y claro, ni De la Cruz, ni Barco, ni Nacho, ni Beltrán, ni el mismo Aliendro, destacaron por juego. Sí por otros roles. Que en el fútbol es necesario también cumplir y que hasta ahora no habíamos visto. Por eso, en una cancha difícil. con uno de los animadores del campeonato, el saldo es más que positivo. Más allá del resultado, más allá de que pudo haberlo perdido o ganado en el final, el empate, en este contexto, es un buen resultado, a pesar de la paridad y la ausencia de goles. La mayoría de ustedes que están leyendo esto probablemente no habían nacido o eran muy chicos, pero la Revista El Gráfico hubiera calificado el match como intenso.

Vale repetir el concepto, fue un partido de Copa. A ambos les vino bárbaro casi como preparación ante lo que le viene. No hizo mal el entrenador de San Lorenzo en poner a todos los titulares, a pesar del viaje inminente a Colombia. No hizo mal el entrenador de River en plantear un esquema lógico con cinco volantes en un territorio que se suponía hostil, con un rival que sabe cómo igualar la correlación de fuerzas. Se jugó con el clima copero de principio a fin, incluso hasta el final, donde se putearon, empujaron, patearon. Quizás no sea estético, no deja de ser fútbol, aunque nos quede ese gustito amargo porque River cortó su racha de goles consecutivos en este 2023.

Ahora sí, River tiene todo para dar la vuelta en el Monumental, con su gente, en una fiesta que merece este equipo. Hoy no le tocó imponer estilo, hoy le tocó adaptarse. Y vale tanto una cosa como la otra. De hecho, perdón la insistencia, los partidos de Copa se juegan así. 


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