Nicolás De la Cruz, el futbolista que siempre está por marcharse de River y nunca deja de brillar

Con un tiro libre impecable, el uruguayo encaminó la victoria sobre Colón; convivió con el dolor de las lesiones y ahora resurgió con más fuerza

Con River martillando sobre el arco de Colón, con los intentos de las sociedades que se tejían por el centro de la cancha y con los desbordes que se multiplicaban por las bandas, el cerrojo santafesino saltó en un tiro libre. Siempre hacia adelante y punzante, Esequiel Barco encaró y en el camino explotó contra el cuerpo de Paolo Goltz. Las protestas de los jugadores sabaleros, que entendían que el talentoso futbolista que los millonarios rescataron de la Major League Soccer había simulado la infracción, y la charla entre Nacho Fernández y De la Cruz –los que se perfilaron para ejecutar la pelota parada– representaban dos opuestos: la preocupación y la invitación a desatar el nudo.

Dependiendo de quién lanzara, la acción tendría una segunda instancia o el balón viajaría directo al arco. El uruguayo se perfiló y de reojo observó la posición del arquero. Retrocedió un par de metros, tomó apenas dos pasos de carrera y acarició la pelota con el botín derecho: el viaje del balón resultó perfecto y superó la barrera de seis futbolistas, y el vuelo de Nicolás Chicco hizo más espectacular la definición. Un gol que vale prácticamente un título, que ratifica que el mediocampista siempre tiene alguna genialidad por ofrecer y que los millones que puedan prometer desde el exterior asoman insuficientes para un club que avasalla en la Liga Profesional y desde los primeros días de agosto se enfocará en los octavos de final de la Copa Libertadores.

La pincelada de De la Cruz frente a Colón

En el abrazo con Nacho Fernández se sintetizó el sentimiento de la multitud que volvió a hacer estallar el Monumental. La mano derecha de De la Cruz en el escudo de la camiseta, ahím junto a los latidos del corazón, mientras con la izquierda saludaba y agradecía la ovación que bajaba desde las tribunas, fue una manera de retribuir el cariño que siempre arropó al uruguayo desde que llegó a Buenos Aires. Ahora, cuando es una pieza indiscutida en la estructura que diseña Demichelis, pero también cuando las lesiones lo perseguían y le impedían explotar.

El presente magnífico –el entrenador lo consideró “futbolista indispensable” para el equipo– es el premio a la constancia y a la resiliencia. En su momento, el clic mental para exprimir todo su potencial fue una muestra de madurez a pesar de sus 20 años: para desarrollarse en la nueva etapa debió convivir con la exposición mediática, con la adaptación a un campeonato más exigente y con la presión del paso consagratorio de su medio hermano Carlos Sánchez por el mismo club.

Con la mirada siempre en la pelota, De la Cruz tocó y busca la descarga; el uruguayo inició más tarde la pretemporada, se repuso a una sinovitis en una rodilla y es una de las figuras de un River avasallante.
Con la mirada siempre en la pelota, De la Cruz tocó y busca la descarga; el uruguayo inició más tarde la pretemporada, se repuso a una sinovitis en una rodilla y es una de las figuras de un River avasallante.LA NACION/Mauro Alfieri

Las mutaciones fueron muchas. De la Cruz transformó su físico y se abrazó a la neurociencia para manejar la ansiedad, mejorar la visión periférica, descubrir los espacios y aumentar la velocidad mental para decidir mejor y en menor tiempo. “No podía quedarme sólo con llegar; quería mantenerme durante mucho tiempo en un club tan grande. Y tuve un partido clave en Brasil, contra Inter, en el que hice un gol de tiro libre. Ese día sentí un alivio... Sabía que empezaba mi momento”, comentó un par de años atrás a LA NACION. Una pelota parada resultó el haz de luz que lo alumbró en la noche de Porto Alegre en la Copa Libertadores 2019. Una pelota parada, la acción que hizo hervir de alegría al Monumental en la Liga Profesional 2023.

De la Cruz no empezó a la par del resto el ciclo Demichelis; las lesiones resultaron un golpe del que se repuso con paciencia. El Mundial de Qatar le clavó un puñal grupal con la eliminación de Uruguay, pero también implicó una herida en lo personal. Nicolás debió someterse a un tratamiento con células madre para atacar una inflamación en la rodilla derecha. River inició su pretemporada en diciembre de 2022 y él se integró recién en enero, con trabajos diferenciados; a mediados de febrero tuvo su primera práctica a la par de sus compañeros.

Nacho Fernández saluda a De la Cruz, tras la apertura del marcador ante Colón; el uruguayo acumula tres goles en los últimos cuatro partidos por la Liga.
Nacho Fernández saluda a De la Cruz, tras la apertura del marcador ante Colón; el uruguayo acumula tres goles en los últimos cuatro partidos por la Liga.LA NACION/Mauro Alfieri

Los malos recuerdos afloraron en la mente, lo llevaron a otro trayecto oscuro del recorrido. Dos años atrás, el uruguayo hipnotizó, estaba en la cúspide y con la espalda ancha: River era todo ganancia, crecimiento. Del glorioso 2018 –el de la histórica Copa Libertadores en Madrid contra Boca– a la Supercopa Argentina, la Liga Profesional y el Trofeo de Campeones. El juego lo convertía en un distinguido y también en una marca registrada del ciclo de Marcelo Gallardo. El Muñeco resultó un pilar en su carrera. Lo fue en la cancha y, en particular, fuera del terreno, cuando después de unos estudios médicos le detectaron a Nicolás una trombosis venosa en el pie izquierdo. La lesión le quitó la sonrisa y lo relegó de las canchas durante cuatro meses. Un coágulo le impedía la normal circulación de la sangre y la recuperación no tenía fecha. Reposo, consultas con especialistas (hematólogo y flebólogo), tratamientos de mesoterapia y medicación con anticoagulantes...

Atlético Mineiro, Santos, Sporting (Lisboa), Benfica, Fenerbahçe, Real Sociedad, Villarreal, Roma, Fiorentina y Flamengo son los diez clubes que sondearon en los últimos mercados de pases a De la Cruz. Pero el salto sigue pendiente, porque River no quiere desprenderse de una de sus estrellas. Flamengo aceleró en las últimas semanas, pero la cifra, 12 millones de dólares, no convenció porque los millonarios son dueños de una mitad del pase y, además, porque el club carioca es rival por la Copa Libertadores; ambos pueden cruzarse en una semifinal, según determinó el sorteo que se realizó este miércoles en la sede de Conmebol. El uruguayo arribó al club rojiblanco a cambio de US$ 4.000.000 por 30% desde Liverpool, de Uruguay. El año pasado desembolsó 2,6 millones de dólares para rondar el 50%. Y el contrato, que transita su tercera renovación, tiene vigencia hasta diciembre de 2025. Hay una certeza: el futuro será en River o en el fútbol europeo, porque no está en los planes alimentar con el volante a adversarios en el continente.

De la Cruz es el futbolista que siempre está por marcharse y no deja de alumbrar.



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