Modric y Kroos se asoman a una nueva realidad

Tanto el croata como el alemán fueron suplentes en el primer partido de enjundia de la temporada y encaran un año en el que se prevé que pierdan protagonismo.

Víctor Gómez
As
El reloj no marcaba aún las nueve de la noche, hora española, cuando el Madrid daba a conocer su once para el Clásico. Un equipo plagado de estrellas y grandes nombres, pero al que le faltaban dos de los más importantes. Aquellos que el aficionado madridista se ha acostumbrado a mencionar de carrerilla en la última década: Modric y Kroos. Una decisión de peso de Ancelotti que, si bien venía formándose de un tiempo a esta parte, sorprendió por temprana y drástica. En el primer partido de campanillas (pese a su condición de amistoso) del curso, ni uno ni el otro. El italiano, con la elección de ayer deja entrever la nueva realidad, al menos de partida, de las dos leyendas blancas para el nuevo ejercicio.


Y es que el de Reggiolo ya quiere testar la capacidad de sus pupilos más inexpertos para hacer frente a la baja de dos de sus dos escuderos más importantes en los últimos años. Lo reconoció en zona mixta tras el partido: “Hoy quería ver a los jóvenes en un partido de máxima intensidad y han cumplido. Lo que puedan aportar Modric y Kroos lo sé. En el próximo tendrán más minutos los que no empezaron”. Respondió que “no”, ante la pregunta de si ambos iban a gozar de menos protagonismo que en otras temporadas, pero la realidad es que, por espacio, su alternancia entre la titularidad y la suplencia se prevé mayor.

Que el rol de ambos se iba a ver modificado de forma progresiva este año, era algo previsible ante la masiva llegada de centrocampistas en los últimos veranos. A las incorporaciones de Camavinga (2021), Ceballos (2021, tras cesión en el Arsenal) y Tchouaméni (2022), se han sumado Bellingham y Güler en el presente mercado estival (a Brahim el club le incluye en el grupo de delanteros). Cinco refuerzos para la sala de máquinas que, añadidos a Valverde y al binomio que forman Luka y Toni elevan a ocho la nómina de mediocentros en plantilla. Una sobrepoblación en la medular que ni siquiera el nuevo 4-3-1-2 al que ha virado el estilo de juego de Ancelotti solventa. Son cuatro puestos para ocho hombres, y en esos cuatro, ni con Güler convaleciente por una lesión en el menisco, tuvieron hueco ayer Kroos y Modric.

Abonados a la titularidad, hasta ayer

Lo que resulta evidente es que en el tiempo que llevan compartiendo vestuario ha sido de todo menos habitual ver a la dupla quedándose fuera de un Clásico. De los 27 Madrid-Barça que hasta ayer habían tenido lugar con ellos de compañeros, en 21 ambos partieron de inicio, y solo en uno, el amistoso en Las Vegas del pasado verano, los dos vieron arrancar el partido desde el banquillo. Modric fue suplente en cuatro de esos cinco duelos restantes en que no coincidieron en el equipo titular, y Kroos tan solo en uno (el amistoso de 2017 en Miami). Unos antecedentes que dejan a las claras que lo de ayer, por lógico que pueda resultar con vistas a futuro, se encuentra dentro de lo extraordinario.

Kroos conduce el balón durante el partido.
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Kroos conduce el balón durante el partido.

Su entrada al campo en el minuto 58 coincidió con los momentos en que el Madrid más embotelló al Barça en la segunda mitad. Sin embargo, tampoco consiguió darle la vuelta a un partido en el que la fortuna no estuvo de parte del equipo blanco. No brilló especialmente un Kroos que erró el pase que dio origen al segundo tanto culé y salió en la foto del tercero. Una anécdota que no hace justicia al estado de forma en que el alemán ha regresado a los entrenamientos. Ante la Juventus tendrá la ocasión, junto al genio de Zadar, de demostrar que aún sigue teniendo mucho que aportar. Ancelotti es consciente de lo que pueden ofrecer y seguirá recurriendo a su experiencia y talento. Pero ya prueba sin ellos. La competencia es mayúscula y las opciones de las que dispone el italiano también, por lo que la condición de indiscutible de ambos apunta a menguar próximamente. El Madrid del futuro asoma, y con él, el progresivo cambio de rol de las dos leyendas blancas.


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