Mason Mount, el ídolo de Chelsea que se vio forzado a irse y será el nuevo número 7 de Manchester United
Tras casi 20 años como “Blue”, la difícil situación económica del club forzó su venta a un rival directo en la liga por 55 millones y usará la camiseta con la que brillaron George Best, David Beckham y Cristiano Ronaldo
Son varios los motivos por los que este traspaso resultó ser mucho más significativo que las demás ventas que realizó el club, que lleva recaudadas más de 200 millones de libras para intentar rearmarse para el próximo curso. Primero y principal, el club al que fue vendido es nada menos que Manchester United, un rival directo en su intento por regresar a los puestos de arriba de la Premier League. La cifra por la que salió, de un total de 55 millones, es sumamente menor a la que la cúpula del club esperaba recibir por él, debido a que le quedaba tan solo un año de contrato en vigencia. Pero mucho tiene que ver también con el propio Mount, un jugador que en los últimos años se había convertido en un símbolo de Chelsea, y que en circunstancias más acordes a su historia reciente, el club jamás vendería.
Mount, nacido en la ciudad costera de Portsmouth, tiene 24 años, pero había pasado los últimos 18 como parte del club del oeste de Londres. En ese tiempo se erigió como uno de los talentos más prometedores de las inferiores del equipo, e incluso se hizo viral en su adolescencia por su técnica para patear tiros libres. Su oportunidad en el fútbol profesional, no obstante, no llegaría en Chelsea, sino a préstamo en Derby County, de la segunda división, donde fue dirigido por una leyenda Blue como Frank Lampard. Esa asociación se tornaría fundamental cuando, en 2019, el propio Lampard fue contratado como DT del equipo donde ganó todo, y como consecuencia de una prohibición de contratar jugadores por parte de la FIFA, Mount fue uno de los varios jugadores de inferiores que vieron una gran cantidad de minutos.
Con el tiempo, el mediocampista se convirtió en una pieza fundamental de Chelsea. Su dinamismo, velocidad, llegada constante al área y aporte goleador lo mantuvieron en el equipo titular incluso después de que Chelsea contratara estrellas como Havertz, Christian Pulisic y Hakim Ziyech, y hasta sobrevivió el despido de Lampard y la llegada de Thomas Tuchel en 2021. Por si fuera poco, Mount terminaría por convertirse en el pilar de uno de los mayores logros del club en el último tiempo: su asistencia a Havertz para el único gol contra Manchester City le otorgó la segunda Champions League de la historia, y a partir de ello la hinchada le dedicó un apodo que lo acompañó por el resto de su estadía: “The boy who had a dream” (”El chico que tenía un sueño”).
Los años que le siguieron a esa conquista fueron mucho más turbulentos para los Blues, que vieron cómo su dueño, el ruso Roman Abramovich, se vio forzado a ceder el control por su involucramiento en la guerra en Ucrania. El club fue adquirido por el consorcio estadounidense Clearlake Capital, y tras una inversión de 600 millones de libras terminó en el 12° lugar en la liga. Pero aún después de una temporada 2022/23 complicada a nivel personal, el idilio del hincha con Mount se mantuvo hasta el último momento. Sin embargo, detrás de escena la relación entre el jugador y la institución se volvía cada vez más tirante.
El punto de conflicto se encontró principalmente en su situación contractual. A mediados de 2019, el volante firmó una renovación hasta 2024 cuando aún ni siquiera había hecho su debut con el equipo, y su sueldo se mantuvo muy bajo en relación con el resto del plantel y algunas llegadas de muy alto perfil que le siguieron. Al principio de la temporada pasada, Mount hizo saber que quería un aumento significativo de lo que percibía, más acorde a su rol como figura clave, pero Chelsea demoró las conversaciones hasta último momento, cuando le quedaba apenas un año para que expire. La necesidad del club de recaudar dinero por ventas de jugadores exacerbaron la situación, y el número 19 aceptó una propuesta de Manchester United.
Ante la constante especulación durante las últimas semanas sobre el fichaje, Mount eligió despedirse de Chelsea enviando un mensaje directo a los hinchas del equipo a partir de su cuenta de Instagram: “Creo que merecen más que un comunicado por escrito, así que quería decirles lo agradecido que estoy por todo su apoyo en los últimos 18 años. Sé que algunos de ustedes no van a estar contentos con mi decisión, pero es lo correcto para mí en este momento de mi carrera”, argumentó el jugador. Sus temores acerca de la reacción de los simpatizantes terminaron por convertirse en realidad: los comentarios en la publicación se llenaron de reproches por elegir irse a un rival del equipo por un mejor salario. Aún así, el volante les agradeció “por seguir junto a mí a lo largo de todo esto”.
Como muestra de su profunda confianza en el fichaje, Manchester United recibió a Mount con un regalo que conlleva un nivel de ilusión y presión en partes iguales: portará la camiseta número 7. El mismo dorsal que estuvo durante años intrínsecamente ligado a algunos de los jugadores más destacados de la historia del club, como George Best, David Beckham y Cristiano Ronaldo. Un número que se rumoreaba que podría llevar el argentino Alejandro Garnacho, surgido de las inferiores de los Red Devils y de relación muy cercana con CR7 en su última etapa allí. Sin embargo, lo vestirá el nuevo fichaje.
La imagen de un jugador fuertemente identificado con Chelsea durante casi dos décadas, que ganó los títulos más grandes posibles siendo protagonista, ahora con la camiseta más icónica de Manchester United es una imagen que los hinchas Blues tardarán mucho en digerir. Incluso Mauricio Pochettino, el nuevo entrenador, tenía un rol planificado para Mount en su equipo, pero para cuando arribó a Londres la decisión ya estaba tomada. La esperanza recae en que el dinero que llegará por esta y demás ventas sea reinvertido en un equipo que pueda volver a generar una relación con el simpatizante y pelee por los grandes trofeos como en el pasado reciente. Pero es imposible de ignorar que Chelsea pagó por sus errores en la última temporada con parte de su identidad.