El exdueño de Leeds sobre Bielsa: el estrés que causa su método, el insólito diálogo en el mejor momento y “ser odiado” por el despido
Andrea Radrizzani acaba de vender sus acciones y en una entrevista hizo un balance de los tres años y medio del entrenador argentino
Los días de Bielsa en Inglaterra ya quedaron bastante atrás, su actualidad pasa por el seleccionado de Uruguay, donde dirigió dos amistosos con triunfos (Nicaragua y Cuba), con una renovación del plantel en marcha para afrontar el comienzo de las eliminatorias para el Mundial 2026.
Pero a un año y medio de su salida de Leeds, la huella y el recuerdo del rosarino siguen siendo profundos. Es el director técnico que consiguió el ascenso después de 16 años entre la Championship y la tercera categoría. En el primer año en la Premier League, Leeds finalizó noveno, cosechando elogios de todo el ambiente futbolístico inglés. La tercera temporada, ya con Bielsa cesanteado, fue más traumática: pasaron cuatro entrenadores sin poder evitar el descenso.
La pérdida de la categoría también significó el fin del presidente y principal accionista, Andrea Radrizzani, que acaba de vender su parte y se aparta del club al que había llegado en 2017. Llega el momento para que Radrizzani empiece a entregar las “memorias” de lo que fue su gestión y experiencia.
En una entrevista con la cadena Sky Sports, Radrizzani calificó como un “acierto al 100 por ciento " la elección de Bielsa. “El mejor de todos los entrenadores que tuvimos. No sólo porque jugamos nuestro mejor fútbol con él. También transformó la cultura del club, la ética de trabajo y la educación, el comportamiento del plantel”.
El método Bielsa potenció y sacó lo máximo de Leeds. El siguiente paso del Loco fue conservar esos estándares elevados, evitar el conformismo y la relajación. Radrizzani se refirió al impacto contraproducente sobre los grupos humanos que a veces acarrea esa manera de liderar: “Marcelo era excelente, pero como ha demostrado a lo largo de su carrera, después de un tiempo, la exigencia que tiene con la gente que le rodea puede convertirse en un ‘boomerang’, en el sentido de que puede saturar y el personal puede sufrir el estrés. A veces, la presión puede llegar a ser estresante”.
El noveno puesto en la Premier League coincidió con el tercer año del Loco en Leeds. Se había crecido y mejorado mucho en poco tiempo, teniendo en cuenta de dónde venía el club. Los hinchas veneraban a Bielsa, disfrutaban con el juego ofensivo de un equipo que se le plantaba de igual a igual a las potencias.
Había satisfacción, pero también vértigo por haber escalado muy rápido. Un momento como para preguntarse: ¿y ahora qué? ¿Cómo hay que hacer para mantener esto y aspirar a más? Sobre estas conjeturas, Radrizzani contó una anécdota elocuente: “Ambos [por Bielsa y él] recordamos una charla que mantuvimos al final de la primera temporada en la Premier League, cuando acabamos novenos. Fue un año brillante y recuerdo que me senté con Marcelo. Me dijo: ‘deberías cambiarme a mí o a todos los jugadores, porque no podemos hacerlo mejor, a menos que hagamos cambios’. Él era consciente de que la situación estaba al límite. Decidimos que se quedara un año más con vistas a que se convirtiera en director de fútbol, además de entrenador”.
Gestionar los buenos momentos también tiene dificultad y exige una mirada a largo plazo, como lo testimonió Radrizzani: “Yo quería que Marcelo se quedara el mayor tiempo posible, pero la realidad era que conocíamos el riesgo. Los dos conocíamos el riesgo, así que quizá era el momento adecuado para hacer el cambio. No fui lo suficientemente valiente como para tomar una decisión así después de terminar novenos en la liga. En cuanto a él, también quería disfrutar otra temporada con los aficionados dentro del estadio, después de las restricciones que habíamos tenido por el Covid”.
Los temores y las prevenciones no eran infundadas. En su segundo año en la Premier, el equipo de Bielsa se mostró muy vulnerable. Los malos resultados fueron más frecuentes y varias derrotas por goleada golpearon duro. Pese a todo, Bielsa estaba dispuesto a seguir y seguía contando con un respaldo mayoritario de los hinchas. Las autoridades, Radrizzani y el director deportivo Víctor Orta -fue quien viajó a la Argentina en 2018 para contratarlo-, tuvieron toda la paciencia posible, pero consideraron que se había llegado a una situación límite, con el equipo al borde del descenso. Lo echaron. “Sé que algunos aficionados me odian por haber despedido a Marcelo, pero para mí también fue duro porque sé lo que representaba para todos. En ese momento, pensé que estaba tomando la decisión correcta para el club”, finalizó Radrizzani.