Copa Sudamericana: San Lorenzo es rentabilidad asegurada, eliminó a Independiente Medellín y va por San Pablo en octavos de final
El Ciclón extendió su buen momento con un triunfo por 2-0 con dos penales del paraguayo Bareiro
Siendo fiel a su identidad, el Ciclón se metió en los octavos de final de la Copa Sudamericana al derrotar por 2-0 a Independiente Medellín. Adam Bareiro fue la figura de la serie, autor de los tres goles, sumado el 1-0 en Colombia. El paraguayo suma cinco en la competencia continental. Se llevó una ovación al final por un presente opuesto a la racha que atravesó de 14 encuentros sin convertir. “A los número 9 les piden goles, pero en este equipo hay que sacrificarse, ayudar a defender. Soy uno más de estos gladiadores que dan todo en la cancha”, expresó Bareiro.
En el próximo turno, a San Lorenzo lo espera San Pablo, que finalizó primero en el grupo que compartió con Tigre, y cuenta con los argentinos Alan Franco, Giuliano Galoppo y Jonathan Calleri. Para esa instancia, el Ciclón ya podrá contar con Carlos Auzqui, el delantero que llega de Ferencvaros (Hungría). Una contratación para suplir la salida de Andrés Vombergar, mientras el presidente Horacio Arreceygor informó que siguen las gestiones por Cristian Tarragona, de Gimnasia La Plata.
San Lorenzo tiene interiorizado hasta la médula el concepto de equipo. Su sentido colectivo no deja piezas sueltas ni eximidas de trabajar para el beneficio grupal. Funciona en bloque, como una unidad granítica. No se desespera por tener la pelota, pero sí pone mucho énfasis en controlar los espacios. En su campo, los achica con un repliegue coordinado y un sistema de ayudas en el que ningún jugador siente que va a un duelo decisivo; siempre aparecerá alguna cobertura o un relevo para que el tejido defensivo no se desgarre. Y de última queda Batalla, atento para anticiparse a una entrada franca de Pons y cubrir el mal posicionamiento de Luján.
Lo más destacado de San Lorenzo 2 - Independiente Medellín 0
El mecanismo solidario hace funcionar a San Lorenzo. No hay futbolista más importante que la suma de las contribuciones de todos. El primer cuarto de hora se disputó en el campo del Ciclón. San Lorenzo lo dejó venir a Independiente, lo esperó. Se podría inferir que ese planteo lo adoptó para cuidar el valioso 1-0 obtenido en Medellín. Esa puede ser una razón de peso, pero en realidad San Lorenzo hace del proteccionismo un estilo que le sirve para todo tipo de partido. Esté más o menos obligado a ganar. Sea de visitante o de local.
Si es cierto que los equipos se construyen desde atrás, el de Insua cuenta con cimientos muy firmes, casi sin rajaduras. Independiente le movió la pelota al comienzo y encadenó algunas combinaciones interesantes por zonas internas, pero no pudo con el entramado defensivo local.
A San Lorenzo no le entra la desesperación por los bajos porcentajes de posesión. Es un índice que no le dice nada, porque su libreto pasa por bloquear al adversario y después ganar posiciones ofensivas con no más de tres o cuatro pases. O directamente con algún pelotazo largo desde hace atrás, ya sea de Batalla o de un defensor.
Con Maroni en lugar del batallador Perruzzi, San Lorenzo podía apostar a un juego un poco más asociado. Pero sus rasgos fueron los habituales: verticalidad con las proyecciones de Giay y Braida, gambeta explosiva con el “Perrito” Barrios, profundidad con las incursiones de Leguizamón y astucia de centro-delantero con Bareiro.
El paraguayo Bareiro, autor del gol del triunfo en Colombia tras manejar muy bien el cuerpo con el defensor encima, volvió a sacarle provecho a esa fórmula. Con un giro dentro del área obligó a que el zaguero Palacios lo empezara a manotear hasta casi colgársele. Bareiro lo terminó de engañar cuando se frenó y el colombiano lo derribó en el atropello. Penal ejecutado con serenidad por el centro-atacante para un 1-0 que allanó aun más la clasificación, asegurada con otro penal de Bareiro, tras una infracción similar. Once partidos sin derrotas lleva el Ciclón entre todas las competencias. Un equipo de bajo presupuesto y alta rentabilidad.