Cómo impactará el fenómeno de El Niño en América Latina, según los expertos de diferentes agencias de Naciones Unidas
Es un fenómeno natural que empieza con el aumento de la temperatura de las aguas del Océano Pacífico y puede durar 18 meses. Qué características particulares tiene en 2023 para la región
El Niño es un fenómeno natural que consiste en el aumento de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial. Tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo, y puede -indirectamente- afectar la salud humana.
Al activarse El Niño, podría haber una aumento de las lluvias y tormentas en algunas zonas del sur de Sudamérica y el sur de Estados Unidos.
Pero también el mismo fenómeno podría provocar sequías en otras zonas. Los expertos de la Organización Meteorológica Mundial pronosticaron que podrían producirse sequías en Centroamérica y en el norte de Sudamérica.
Durante el verano boreal, las aguas cálidas de El Niño pueden alimentar huracanes en el centro y el este del océano Pacífico. En cambio, que podrían dificultar la formación de huracanes en la cuenca atlántica.
El representante regional de la Organización Meteorológica Mundial, Julio Báez Benítez, dijo días atrás en un conversatorio virtual sobre el problema: “El Niño ya está instalado y tiene consecuencias en toda América Latina y el Caribe, con mayor intensidad en algunas regiones que otras. Anticiparse a sus potenciales impactos es lo mejor que se puede hacer”.
Otros expertos que forman parte de agencias de Naciones Unidas detallaron cuáles podrían ser algunos de los impactos en la región. Rodney Martínez Güingla, representante de la Organización Meteorológica Mundial en América Central y del Norte, contó que las conexiones entre el fenómeno y los diferentes eventos típicos que se producen en cada región del mundo generalmente durante dos años.
Pero subrayó las particularidades de El Niño en 2023. “Este fenómeno de El Niño está en un contexto especial”, afirmó Martínez Güingla. El primero, en base a una recopilación de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica es de los Estados Unidos desde 1965, es que “este Niño se está desarrollando en un contexto del clima más cálido que el planeta haya experimentado en su historia”.
Por otro lado, las condiciones actuales muestran un calentamiento en las aguas del Pacífico Occidental cerca de las costas de Colombia y Perú. “Vamos a tener una señal de calentamiento adicional en todo el continente. Es decir, el incremento en el contenido de calor es altamente probable en buena parte del continente y no solo en el océano Pacífico”, dijo.
Para julio, agosto y septiembre, en base a diferentes modelos, se empezarán a ver impactos significativos en déficit de lluvias en América Central, parte del Caribe, y norte de Sudamérica. Mientras que habría más lluvias en países como la zona central de Chile, y el sur de Brasil y Uruguay.
Dentro de 6 meses, según Martínez Güingla, se pronostica que habrá un “aumento sostenido de la temperatura” del aire en gran parte del continente y más consistencias de los patrones de lluvias asociados con El Niño.
Esto implicaría más lluvias en Ecuador, sur de Colombia y norte de Perú, y más déficit de lluvias en otras partes de América del Sur y América Central.
El especialista remarcó que en América Latina y el Caribe “tenemos condiciones de vulnerabilidad que han crecido en estas décadas”. Así se refirió a que se pone mucho énfasis en la respuesta inmediata a los problemas, pero se ha avanzado poco en la legislación y las políticas que permitan la “gestión proactiva del riesgo” para que la sociedad se prepare ante los potenciales impactos de El Niño.
“Las condiciones de El Niño están presentes y se espera que se fortalezcan los próximos meses. La magnitud es aún incierta, pero no puede ser subestimada”, sostuvo Martínez Güingla, que forma parte de Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN).
“Los gobiernos nacionales y locales tienen tiempo para planificar, prevenir y responder adecuadamente. Ya tenemos suficientes lecciones aprendidas con El Niño. No se pueden repetir las malas prácticas”, subrayó el experto en el conversatorio.
En América Central, se podrían producir reducción de cosechas y aumentar los precios de los alimentos, según la representante de la Organización Mundial de Alimentación (FAO). En Colombia y Venezuela, podrían reducirse las lluvias y afectar la producción de maíz y arroz. Ecuador y Perú tendrían más lluvias y podrían aumentar el riesgo de hongos en cultivos y enfermedades en los animales. En Bolivia, se podría afectar cultivos como el de maíz.
Desde la Agencia de Coordinación de Asuntos Humanitarios (conocida como OCHA), Shelley Cheatham, comentó que “El Niño no es un fenómeno nuevo. Lo hemos vivido varias veces y hay una multitud de lecciones aprendidas. Las ciencias han avanzado y pueden ahora predecirlo con mayor certidumbre y a sus impactos sobre comunidades y personas. Tenemos la responsabilidad de actuar en base a las lecciones aprendidas y los avances científicos. Tenemos que actuar más temprano sobre la base de las ciencias y las lecciones aprendidas para mitigar los impactos”.