Boca perdió otra vez
Jugó muy mal y el Var, que otras veces lo perjudicó, lo salvó anulándole un gol a Unión. ¿Qué futuro tiene este equipo? ¿Tiene sentido pensar en la Libertadores?
En un país sin memoria como el nuestro que repite cíclicamente sus errores, el 4-0 a Monagas y el 2-0 a Sarmiento tapan el 0-4 escandaloso sufrido en Mendoza contra Godoy Cruz. Luego del triunfo contra el equipo de Junín se dijo, acá mismo, que lo único rescatable era el desahogo de Medina, que finalmente había podido marcar el gol que anhelaba y que necesitaba para coronar su juego. Boca no había jugado bien, había tenido la pelota improductivamente el 80% del tiempo, había sufrido las contras peligrosas de Sarmiento. El resultado, claro, hizo que los hinchas se fueran cantando ese triunfo vacío de contenido. Pero la realidad es insistente y contra Unión volvió a mostrarnos nuestras miserias, este sinsentido que es el equipo desparramado en la cancha a la buena de Dios, casi como si lo dirigiera el Negro Ibarra.
A esta altura, y después de algunas imágenes que se vieron en Santa Fe, haríamos bien en preguntarnos si el problema es sólo la conducción técnica. Si entre Battaglia, Ibarra y Almirón hay pocas diferencias de rendimiento, o todos los técnicos elegidos son malos o algunos jugadores no están a la altura de la camiseta. Desde el banco han hecho lo suyo, seguro. Algunas decisiones de Almirón -cuyo descubrimiento de Advíncula como 7/8 quedó allá lejos en el tiempo, uno de sus escasos aciertos- contribuyen a la confusión general. Por ejemplo: ¿qué sentido tiene insistir con la presencia (ausencia, mejor dicho) Ramírez? ¿Por qué darle un lugar protagónico y relegar al mejor jugador, Medina, a un papel de reparto que lo aleja del centro neurálgico de las acciones y de las decisiones? ¿Por qué un solo delantero alejado del resto del planeta, rompiéndose el cuerpo contra los centrales? ¿Eran necesarios cinco atrás para defender contra Unión? ¿Qué hará si lo atacan Flamengo o Fluminense, no se presenta? ¿Hacía falta, cuando se lesionó Valentini a los 90 meter a Roncaglia? ¿Machuca es Messi? ¿Zenón es Vinicius? ¿Luna Diale es en realidad un clon de Mbappé encargado por Milei? Si es así, comprémoslos para la Copa porque los vamos a necesitar. No digo traer también a Moyano, el arquero de Unión, porque no sabemos qué tal es: no pateamos al arco una vez. Ni una sola. Igual, en el arco estamos bien: si no hubiera sido por Romero...
Al margen de los errores del técnico, siempre eléctrico y presto a meterse en la cancha para corregir sus propios desastres, hay futbolistas que no merecen ponerse esta camiseta o que no entendieron definitivamente dónde están jugando. Figal, apuntado como referente en ausencia de Rojo, que está de shopping en Miami matando penas y dólares, fue la primera voz buscada no bien terminó el partido y sus declaraciones no tienen desperdicio. "Hoy se sumó" (sí, dijo eso). "Se nos hizo muy difícil con un hombre menos". ¡A Rolón lo echaron a los 73'! ¡Qué pasa con los 72' anteriores? ¿O con el hombre menos se habrá referido a Ramírez? Otra: "Ellos son un equipo muy difícil de local". ¿Me estás jodiendo? ¡Si hace dos partidos cambiaron de técnico porque se les rajó Méndez! A propósito: o el Kily González se hace entender muy rápido o a Almirón no se le entiende nada. ¿Cómo puede ser que en una semana el Kily haya logrado un rendimiento superior al de Almirón, que arrancó hace tres meses?
Hay imágenes que duelen: Valdez comiéndose el "¡mía, mía!" del Mugre Corvalán y agachándose en el área como si fuera a caerle un piano de cola en la cabeza es terrible. ¿No sabe este muchacho que en el área de Boca se rechaza hasta al arquero propio? El lateral de Unión lo engañó, metió el zurdazo y nos salvó Chiquito. ¡Y Riquelme echó a Licha López y a Izquierdoz! Weigandt demorando un lateral a los 36 o Medina tirando una pelota lejos a los 46 tampoco son imágenes dignas de Boca. Me caen bárbaro los dos, y probablemente no tengan la culpa: tal vez lo hayan hecho porque no confían en sus compañeros (lo bien que hacen).
Si el miércoles nos sentimos relativamente beneficiados por el sorteo, hoy hay que arrepentirse de ese alivio fugaz. Uno
supone que Nacional de Montevideo, aunque más no sea por historia, es
más que Unión. ¿Cuántos refuerzos necesitamos? ¿Diez, quince, veinte?
¿Nos va a salvar Cavani, que casi se va al descenso con el Valencia? ¿O
Colidio? Ojo, el uruguayo fue un gran jugador, pero ¿cómo está? Y el
pibe... Saquémonos
la camiseta por un instante, uno solito. Sos Colidio, jugador
profesional, y te quieren este Boca y este River. ¿Adónde vas?
Los 21 puntos que nos llevan no son casualidad. Hay una diferencia enorme de plantel y de conducción. Hasta de billetera, porque ellos compran en el Alto Palermo y nosotros en La Salada. Cómo y por qué llegamos a esta situación es algo que debería explicar la dirigencia. Por qué perdimos jerarquía, por qué son pocos los que quieren venir, por qué no hay líderes, por qué tantos se quieren rajar. Es deprimente ver jugar a Boca, un piquete de ojos. Será por eso que nos quedamos ciegos y seguimos pidiendo la Séptima...