Arabia Saudita al ataque: el plan para tentar a las grandes estrellas y correr el eje del fútbol mundial
Con un proyecto gubernamental y miles de millones de euros disponibles, el reino pretende ser líder en el deporte más popular
Mahrez, de 32 años, dejará Manchester City, que aceptó unos 35 millones de euros y continuará su carrera en Al-Ahli. En tanto, Al-Nassar ofreció a Bayern München alrededor de 37 millones de euros por el pase de Mané. El club de Riad, que incorporó a CR7 en diciembre de 2022, ya sumó a Seko Fofana, Marcelo Brozović y Alex Telles.
La despedida de Manchester City a Riyad Mahrez
Se trata, en la generalidad de los casos, de jugadores de selección, ya consagrados, que llegan a Arabia provenientes de clubes de primer nivel, de las mejores ligas de Europa. Y que rompen con la lógica que rige en el Viejo Continente, la de atraer estrellas en formación desde ligas menos poderosas.
En lo que va de 2023, los 18 clubes de la Saudi Pro League desembolsaron 330 millones de euros por traspasos de jugadores, y se estima que el valor de mercado en conjunto trepa a 630 millones, ya que muchos de ellos llegaron en condición de libres y sus transferencias no implicaron erogaciones. Para seducir a estas joyas del mercado los árabes compensan el ahorro en los pases con contratos estrafalarios. Benzema llegó a Al-Ittihad por un salario diez veces mayor al que recibía en Real Madrid, uno de los más grandes clubes más grandes del mundo, y el más exitoso de la historia.
Según estimaciones, el fichaje del portugués Cristiano, fue por unos 200 millones de dólares anuales durante dos temporadas. La operación inició el éxodo y disparó al mercado una señal acerca de las intenciones del país árabe: convertirse en el nuevo centro del fútbol mundial, con la fuerza de una chequera muy robusta.
Los “no” de Messi y Mbappé
El fallido intento de contratar a Lionel Messi, que prefirió Inter Miami, por presuntos 400.000.000 de euros anuales y de volver a cruzar a La Pulga con Cristiano en la liga saudí empujó a los árabes a salir a la caza de otras estrellas del fútbol mundial. El conflicto entre Kylian Mbappé y Paris Saint-Germain abrió la posibilidad de otra contratación estelar. Al-Hilal ofreció a PSG 332 millones de euros por el pase y, según rumores, un contrato de 776 millones anuales al delantero, que lo rechazó. La frustrada operación habría implicado un total de 1.008.000.000 de euros, entre el traspado y el vínculo por una temporada.
Paralelamente a la negociación por Mbappé el club negocia con el parisiense por el mediocampista italiano Marco Verratti. Al-Hilal está reforzándose en cantidad, con Koulibaly, Milinković-Savić, Neves y Malcom.
Según datos del portal Transfermarkt, especializado en transferencias, Verratti, que está vinculado con PSG hasta junio de 2026, vale 40 millones de euros, cifra que a la que se aproximaría Al-Hilal para llevarse al italiano, al que atraería con un contrato millonario.
La religión también juega
Pero no sólo la montaña de euros en salarios seduce a algunos futbolistas. La religión musulmana inclina la balanza para gran cantidad de jugadores, que encuentran en la nación que contiene a la ciudad de La Meca un ámbito más afín a sus creencias. El propio Benzema habló del islamismo en su presentación como jugador de Al-Ittihad. “Soy musulmán y éste es un país musulmán. Siempre quise vivir aquí. La transferencia me permitirá tener una nueva vida. Quiero aprender el idioma árabe y hablar con fluidez. He venido alguna vez a Arabia Saudita. La Meca está cerca de aquí, y como creyente que soy, eso es importante. Aquí me sentiré en plenitud”, argumentó el delantero francés, de sangre argelina.
También N’Golo Kanté, que será compañero de Benzema, es mahometano, y suele hacer ayunos aun cuando tiene que participar en un partido durante el tiempo del Ramadán. La lista de contrataciones incluye a muchos otros islámicos, como Koulibaly, Mendy, Partey y Mahrez.
El tamaño de la billetera saudí parece infinito y está impulsado por el proyecto Visión 2030, del gobierno del reino. Se trata de un plan estratégico que pretende impulsar el crecimiento de Arabia Saudita, reducir la dependencia del petróleo y convertir al país en el “corazón de los mundos árabe e islámico”. “Aspiramos a la excelencia deportiva y a convertirnos en los líderes en determinados deportes, tanto regional como globalmente”, enuncian autoridades nacionales. En este camino, el fútbol, el deporte más popular del mundo, juega un papel determinante y la dirigencia está tomándose con mucha seriedad la tarea. Las señales son muy potentes. Fuertes clubes europeos ya dan cuenta de ello.