Un descenso menos: cómo se gestó la eliminación, el discurso (¿político?) de Claudio Tapia y el club más combativo

La AFA sabía que ni siquiera habría abstenciones a su idea de quitar un descenso por promedio

Algunos representantes protestaron cuando vieron que se cambiaban las reglas del juego a mitad de camino. “Impresentable”. “Poco serio”. “Una vergüenza”, le dijeron tres directivos a LA NACION, fuera de micrófono. Con el correr de las horas (y de los días), esos clubes que al principio parecían contrarios y reacios a la modificación se dieron cuenta de un detalle: la AFA promovió el cambio a sabiendas de que tenía la mayoría necesaria para aprobarlo. La oposición, entonces, era inútil. Y los exponía, en un momento en el que el propio presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, abogó por la “unidad”. Los díscolos, entonces, entendieron que la de los descensos era una batalla perdida antes de empezar. Todo estaba resuelto de antemano y la votación era una mera formalidad.

“Entiendo que no es serio cambiar a mitad de camino”, dijo Víctor Blanco, presidente de Racing, en La Red, a pocas horas de que se supiera del interés de la AFA por modificar lo que ya estaba aprobado. El representante de la Academia, Alfredo Chiodini (vicepresidente primero), votó a favor de la iniciativa. El caso de los de Avellaneda se repite en otros clubes, sobre todo los que no tienen problemas de promedios ni de puntos, quienes creían que era mejor mantener los tres descensos (dos por promedio y uno por tabla general) y avanzar hacia una purga de clubes en la Liga Profesional: iban a llegar a 22 a fines de 2029, un número similar al de los principales torneos del mundo. Menos equipos, además, implica más dinero para cada uno de los participantes en la principal categoría del fútbol argentino.

Sin embargo, Tapia es poco menos que todopoderoso. La selección campeona de América, de la Finalissima y del mundo, además de la Copa Mundial Sub 20 organizada en el país en tiempo récord son el plafón para que desde las oficinas de la calle Viamonte sepan que cualquier iniciativa que propongan será votada sin objeciones. Por más que los resquemores existan. Por eso, Tapia insistió en el concepto de unidad. “Ésta es una asamblea para renovar el compromiso de los miembros que siempre acompañan. Tenemos que seguir trabajando de esta manera, consolidando el trabajo en equipo. Lo más importante es trabajar todos juntos, con un objetivo en común. De cara a todo lo que se venga nos van a encontrar de la misma manera: trabajando juntos, convencidos de lo que queremos”, dijo el caudillo de Barracas al inaugurar el acto. Por supuesto, hubo aplausos de los asistentes.

“No vas a encontrar muchas objeciones al cambio”, se jactaron desde la AFA ante la consulta de LA NACION sobre la falta de seriedad por cambiar sobre la marcha. La iniciativa, en efecto, partió de la administración Tapia. Y el presidente de la Casa del Fútbol puede jactarse de tener a los grupos de interés, al fútbol del interior y a los equipos del ascenso en un puño. También lo acompañan (al menos en esta propuesta) los clubes más comprometidos con los promedios. La cruzada de los opositores era, entonces, imposible. Y ni siquiera la iniciaron.

El discurso de Tapia apuntó al futuro. Sabe que el suyo es un cargo político, expuesto a los vaivenes de lo que ocurra en la Casa Rosada. Después de todo, el gobierno de Alberto Fernández tuvo la bala de plata para eyectarlo del sillón de Grondona. Y optó por mantenerlo, cuando la Inspección General de Justicia falló a favor de la AFA y mantuvo la conformación del comité ejecutivo aprobada en una asamblea realizada durante la pandemia, y que había sido impugnada por Nueva Chicago y San Martín de Tucumán. Esta AFA, con los futbolistas campeones del mundo de su lado, puede jactarse de mantener contactos a ambos lados de la grieta. Tanto con Unión por la Patria como con Juntos por el Cambio. Gane quien gane en las elecciones generales de octubre, Tapia y sus aliados tienen vasos comunicantes con el poder. Qatar 2022 parece haber blindado al dirigente más poderoso del fútbol argentino.

Andrés Fassi, presidente de Talleres, de Córdoba
Andrés Fassi, presidente de Talleres, de CórdobaPrensa/Talleres

¿Y la oposición? Hay un solo club que se mantuvo desde el día 1 de la llamada “Gestión Tapia” en la vereda de enfrente: Talleres, de Córdoba. Su presidente, Andrés Fassi, tiene una concepción muy distinta de los torneos y, sobre todo, de la administración y explotación de los recursos del fútbol argentino.

“La familia del fútbol se tiene que juntar. Los clubes estamos siendo perjudicados. Está siendo el fútbol argentino perjudicado enormemente por una situación donde hubo seguramente muchos deseos de hacer bien las cosas pero se manejó en un formato casi amateur”, decía el dirigente cordobés en una entrevista con LA NACION en... 2019. Cuatro años después, el presidente de la T mantiene su postura. Y Talleres fue el único ausente en la Asamblea Extraordinaria de la AFA realizada este jueves en Ezeiza.


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