Un armazón de más de 400M€

La sala de máquinas del Madrid cuenta con cuatro de los ocho centrocampistas más valorados del mundo: Bellingham, Valverde, Camavinga y Tchoaumeni. Modric, Kroos y Ceballos lo completan.

Fernando S. Tavero
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El ataque del Real Madrid ha adelgazado, al contrario que la sala de máquinas. Benzema, Asensio, Hazard y Mariano han dejado entreabierta una puerta por la que sólo han entrado Joselu y Brahim, pero en el centro del campo Ancelotti tiene siete opciones. Las seis de antaño y un añadido galáctico, Jude Bellingham, el futbolista más preciado del mundo en su posición (120 millones de euros, según Transfermarkt). La guinda para completar un armazón de más de 400 millones de euros. Cuatro de los ocho mediocampistas más valiosos del planeta, con Modric, Kroos y Ceballos completando el esqueleto.

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Un póquer de presente... y mucho futuro

El póquer de presente, y mucho futuro, del Real Madrid lo forman Bellingham (20 años), Valverde (24), Camavinga (20) y Tchouameni (23). Cuatro futbolistas con una edad media de 21,75 años y un valor conjunto de 390 millones de euros. Los 120 del líder, 100 para el Halcón (medalla de plata, empatado con Pedri) y 85 para la pareja francesa, que comparte cotización. La columna vertebral del equipo blanco venidero y de los próximos años. Esa esa la idea de un Real Madrid, que con la llegada de Bellingham ha completado el puzle del relevo generacional. El Casemiro-Modric-Kroos empezó a dar un paso al lado con la marcha del brasileño al United el pasado verano, pero el inicio de la reconstrucción comenzó mucho antes.

En 2016, una vez alcanzó la mayoría de edad tras haberse cerrado su fichaje un año antes, aterrizó Valverde en el Real Madrid, 5 millones de euros mediante. Los primeros pasos fueron en el Castilla, hasta que terminó asentándose en el primer equipo tras una cesión en el Depor. Aunque Zidane le dio el primer impulso con los mayores, ha sido con Ancelotti la subida definitiva de escalones hasta ser el segundo centrocampista más valorado del planeta. Como falso extremo derecho deslumbró a principio de la temporada pasada y de vuelta a la sala de máquinas terminó un curso donde perdió algo de fuelle tras el Mundial. Aun así, 12 goles y 7 asistencias en su mejor temporada como profesional.

El siguiente piso se levantó en 2021. Eduardo Camavinga, tras deslumbrar en el Rennes, llegó sobre la bocina estival a cambio de 31 millones de euros. Primero revulsivo y clave en la Champions de las remontadas en su año rookie, en la 2022-23 cambió de etiqueta hasta asentarse con el traje de titular. A caballo entre el centro del campo y una readaptación al lateral izquierdo que gustaba más a Ancelotti que al propio Cama, esta temporada apunta a ser la de su consolidación en la sala de máquinas.

Modric y Kroos seguirán vistiendo de blanco hasta, al menos, el 30 de junio de 2024.
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Modric y Kroos seguirán vistiendo de blanco hasta, al menos, el 30 de junio de 2024.Soccrates ImagesDiarioAS

Y si Camavinga dio una zancada importante, aún más contundente debe ser la de Tchouameni. La marcha de Casemiro le entregó galones, los aceptó y toreó con naturalidad hasta que el Mundial le apagó en clave madridista. Tras Qatar, Aurélien perdió fuelle. Entre su compatriota y un Kroos utilizado con asiduidad por Ancelotti como pivote, la importancia del ex del Mónaco decreció hasta alcanzar un perfil secundario. Este temporada tiene que alzar la voz para confirmar la fuerte apuesta desde el club (80 millones de euros) como acertada. Desde el Madrid no hay dudas, pero debe mostrar una versión menos timorata en su segundo curso.

427 millones

El dibujo del centro del campo lo completa Jude Bellingham, identificado como heredero natural de Modric. El inglés podrá aprender de Luka, que junto a Kroos y Ceballos disparan el valor total del centro del campo madridista por encima de los 400 millones de euros. Los 15 millones de euros del alemán, los 12 del utrerano y los 10 del ‘10′ dejan la tasación conjunta en 427 millones de euros. Siete centrocampistas para cuatro puestos, cifra auspiciada por el nuevo esquema en el que trabaja Ancelotti (4-3-1-2), en una sala de máquinas dorada.


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