Roland Garros: Novak Djokovic jamás se conforma y suma objetivos en un horizonte bien cercano
El serbio consiguió superar una plusmarca increíble; quedan, sin embargo, algunos desafíos a los que puede apuntar para agigantar –aún más– su lugar en los libros
Hay, en el flamante récord de Djokovic, algunos datos para el asombro. Cuando el serbio ganó su primer título mayor, el Australian Open 2008, Federer ya tenía 12, y Nadal sumaba 3 en el polvo de ladrillo parisino. Obtuvo el segundo, nuevamente en Melbourne, en 2011. Mientras, Federer andaba por los 16, y Rafa ya acumulaba 9. Lejos de desanimarse por la enorme distancia, Nole tomó impulso. Aquel 2011, en el que también conquistó Wimbledon y el US Open y estuvo a dos partidos de ganar Roland Garros, marcó el arranque definitivo de un ciclo que, aún hoy, sigue vigente y no conoce límites. En estos 12 años ganó 22 grandes, y sólo en 2017 se quedó con las manos vacías.
Hay otro dato, más especulativo: este récord podría haber llegado antes. Porque, además de las 23 coronas, Djokovic tiene 11 finales perdidas de Grand Slam. Algunas muy lógicas; ante un Federer en su máximo nivel, o frente a Rafa en París; otras más inesperadas (ante Medvedev, en el US Open 2021, o las caídas ante Stan Wawrinka en Roland Garros y en Flushing Meadows). Como también habrá lamentado aquella descalificación insólita ante Pablo Carreño Busta en Nueva York en 2020, por el pelotazo a una jueza de línea. O las ausencias en 2022 en Australia y en Estados Unidos, impedido de entrar a esos países por las restricciones a quienes no se habían vacunado contra el Covid. Oportunidades que se fueron. Pero el serbio, obsesivo, se recompuso de todo hasta cumplir su objetivo.
Competitivo al máximo, consiguió dos veces lo imposible: derrotar a Nadal en Roland Garros. También le ganó a Federer en el césped del All England. Quedó arriba en el historial ante sus rivales de terna. La nómina de sus 94 títulos incluye el récord de 38 festejos en Masters 1000, la categoría inmediata por debajo de los Grand Slams. Y la plusmarca de 6 copas en los Masters o ATP Finals, a la par de Federer. También condujo a Serbia a obtener la añeja Copa Davis, en 2010. Ostenta el récord de semanas (387) al frente del ranking, que ampliará este lunes con el regreso a la cima, y también ostenta el de temporadas terminadas como número 1, con 7 años.
Cada integrante del Big 3 hizo su aporte: Federer, el tenis majestuoso y el arranque de una dinastía única en el mundo del deporte; Nadal, una mentalidad competitiva como nadie y resiliencia para volver de las lesiones. Pero Djokovic marcó su era con una combinación de tenis completísimo y una psicología dominante, en un juego en el que el cerebro muchas veces manda más que las piernas.
A los 36 años, Nole se sube a lo más alto del pedestal de la historia. ¿Falta algo en su palmarés? ¿Necesita más objetivos para su insaciable búsqueda de gloria? A esta altura, parecería que no. Pero siempre asoma algún casillero que se podría completar. Ídolo nacional de Serbia, Nole bien podría apuntar el año próximo a la conquista de la medalla dorada de los Juegos Olímpicos, en París 2024. Es un escenario casi ideal. Vale recordar su historial: obtuvo la medalla de bronce en Pekín 2008, después de caer ante Nadal en la semifinal; en Londres 2012, perdió con Juan Martín del Potro el cotejo por el tercer puesto; nuevamente el tandilense lo sorprendió y lo eliminó en Río 2016, esta vez en la tercera rueda, y en Tokio 2021, cedió en el duelo por el bronce ante Carreño Busta. ¿La quinta será la vencida? Habrá que esperar. Por lo pronto, llegará con 37 años al mismo escenario en el que festejó ayer.
Otra meta, no menos importante: ir en busca del Grand Slam. Esto es, ganar los cuatro grandes en un mismo año. Un registro que, entre los varones, sólo consiguieron Donald ‘Don’ Budge, en 1938, y Rod Laver, en 1962 y 1969. A 54 años de ese logro del Rocket australiano, Djokovic está a dos escalones de igualar la proeza. Y hay antecedentes: el serbio estuvo a nada de quedarse con las cuatro coronas en 2021; acaso la ansiedad le haya jugado una mala pasada en aquella final de Flushing Meadows: tras surcar un océano, se ahogó en la orilla frente a Daniil Medvedev, el último obstáculo. En 2015 también se quedó a las puertas, ya que alzó los trofeos de Australia, Wimbledon y el Abierto estadounidense, aunque cayó en el duelo decisivo en París contra Stan Wawrinka. Además de la posibilidad de ampliar su propio récord y poner más distancia sobre Nadal. El césped del All England, donde ganó 7 veces, está a la vuelta de la esquina.
¿Algo más? Hay otro objetivo más ambicioso, que ni siquiera Federer alcanzó: los 109 títulos profesionales, marca máxima en el circuito ATP, que logró Jimmy Connors entre 1972 y 1989, seguido por los 103 del Maestro suizo. No parece ser una meta cercana, un poco porque falta reunir 15 trofeos, y sobre todo porque, por razones de desgaste y calendario, Djokovic tiene muy ajustado su programa de torneos. En 2022 disputó solamente 12, y en 2021 totalizó 13, incluidas la Copa Davis y la Laver Cup, dos certámenes por equipos. En lo que va de este año ya lleva 7 certámenes jugados, con tres títulos en el bolso: el Australian Open y el modesto ATP 250 de Adelaida precedieron a este Roland Garros destinado a entrar en los libros.
Pero, más allá de esas nuevas metas que el número 1 se pueda fijar, la impresión generalizada es que Djokovic, sobre la terre battue más preciada, dio un paso enorme para sentarse en el trono principal de ese terceto que ha logrado conquistas históricas; tan grandes que habrá que esperar varios años para saber si surgen otras leyendas capaces de pisar sobre esas huellas.