Racing vs. Banfield, por la Liga Profesional: un golazo con 16 pases, otro de flipper (y un penal a... las nubes) para romper el maleficio del equipo de Fernando Gago
La Academia se impuso al Taladro 2-0 con las anotaciones de Gabriel Hauche, la figura, y Gabriel Rojas; el otro Rojas, Matías, erró un remate desde los once metros; volvió a festejar luego de ocho partidos
Frente a Banfield consiguió un buen triunfo por 2 a 0, que tuvo momentos de buen juego y ratos de sufrimiento. Como sea, son tres puntos que le sirven a la Academia para alejarse del fondo de la tabla de posiciones y para seguir dándole forma a algo que se parece a una remontada: ganó en Quito ante Aucas por la Copa Libertadores, empató con Defensa y Justicia en Florencio Varela y ahora volvió a conseguir una victoria en el torneo local.
Más allá del triunfo, el foco en la mitad celeste y blanca estuvo puesto en Matías Rojas. En la última jugada del primer tiempo, Racing tuvo la chance de irse con dos goles de ventaja al entretiempo. Después de un gran pase de Oroz, Hauche quedó mano a mano con el arquero Cambeses, que lo derribó. De la pelota se hizo cargo Rojas. El 10 paraguayo le pegó bien abajo y la mandó bien arriba... a las nubes. Un coro de silbidos cayó desde las tribunas del Cilindro hasta el campo. El destinatario, Rojas, el mejor jugador que tuvo la Academia este semestre.
Al futbolista de la selección paraguaya se le vence su vínculo con el club a fin de este mes. El final obvio de una novela que ya parecía escrita se acerca cada vez más. Y Rojas seguirá su carrera lejos de Racing. En estos cuatro años que jugó con la camiseta celeste y blanca, el zurdo jugó 122 partidos y marcó 26 goles. Más allá de las estadísticas, de los golazos, de sus buenas actuaciones en las dos finales de la Copa de la Liga que ganó con el club (dos tantos ante Tigre, uno ante Boca), el paraguayo nunca se metió en el corazón del hincha de Racing.
En la balanza pesaron más sus lesiones, algunas declaraciones o festejos provocativos y también algunas actitudes dentro del campo que lo alejaron de los hinchas. Su probable salida al Corinthians de Brasil tras quedar libre en la Academia parece haber terminado de desequilibrar esa dicotomía entre ser el ancho de espadas de este equipo y, a la vez, resistido por el público.
El penal errado, justo de frente a la popular local, resultó el detonante. El regreso de Rojas, después de haberse perdido seis de los últimos siete partidos por una lesión en su tobillo, le había hecho bien al equipo. Después de largas fechas con problemas para armar la alineación, Gago pudo poner en la cancha una alineación bastante similar a la que considera el equipo titular.
El gol que abrió el partido es, tal vez, la mejor prueba. Una jugada que llevó lo que alguna vez fue el sello de este equipo: sistematización de toques (16) para terminar con un desborde y un centro. Hauche le puso el pie al centro fortísimo de Gabriel Rojas y la pelota fue a parar al ángulo. Matías Rojas, con asociaciones, le dio fútbol a un equipo que lo necesita. En la acción del tanto de Hauche, apareció por izquierda para triangular con Oroz y su tocayo lateral.
El fallo del penal y la silbatina posterior podría haberlo afectado. Pero ya lleva la piel curtida después de cuatro años en el club, siempre con una relación tirante con los hinchas. En la segunda mitad, a los 9 minutos, Rojas comandó una contra que terminó con su clásica jugada. Salió del ruido, se acomodó la pelota para su zurda y sacó el zapatazo. La pelota rebotó en el travesaño.
Lo mejor del partido
Cuatro minutos después, Gago decidió reemplazarlo. En esa caminata hasta llegar hasta hacer el paso de posta con Juan Nardoni, se volvieron a escuchar los silbidos, ahora tamizados también por unos cuantos aplausos. También juntaban las palmas sus compañeros, en una mezcla de despedida, de apoyo a Rojas y también de contagiar a los hinchas. A medida que el paraguayo se acercó al banco de suplentes, los aplausos parecieron ganarle a los silbidos. El 10 levantó las manos en agradecimiento. También se abrazó con Gago, un entrenador con quien construyó un vínculo especial.
Desde el banco siguió con alivio el segundo tanto de Gabriel Rojas, una manera de dejar atrás el penal fallado. El zurdazo del lateral izquierdo se definió como una jugada de flipper: tras un centro de Hauche y una serie de rebotes, incluida una doble carambola entre dos zagueros del Taladro que intentaron rechazar, la pelota ingresó. Ahora, en el horizonte de Racing aparece nada menos que Flamengo en el Maracaná. Una cita ideal para demostrar que este equipo recuperó sus formas y que detrás de la tormenta de los últimos dos meses, hay argumentos para protagonizar una Copa Libertadores.