Primera gran victoria de Ucrania en su contraofensiva

Según informan desde Kiev, las tropas habrían conseguido tomar la ciudad de Piatijatki, en el sur de la disputada región de Zaporiyia

As.com
Son estos momentos claves para el devenir del conflicto entre Rusia y Ucrania. El lanzamiento de una contraofensiva a gran escala por parte de Kiev, pertrechado con los equipos, armas y municiones de las potencias occidentales, ha abierto un nuevo episodio en la guerra donde la iniciativa la llevarían los de Zelenski, con las tropas del Kremlin tratando de afianzar sus posiciones ya conquistadas y batirse en actitud defensiva para evitar grandes pérdidas de territorio.

Han sido muchos meses de planificación y de almacenamiento de arsenales suficientes por parte de Ucrania. Pero el gobierno de Zelenski, finalmente, ha podido orquestar un movimiento táctico de envergadura suficiente como para aumentar las posibilidades de éxito de la nación invadida o, al menos, equilibrar la balanza de cara a una posible exploración de conversaciones de paz en el futuro, lo que permitiría al país hacer valer al menos parte de sus exigencias.

Según las autoridades ucranianas, la contraofensiva ya estaría dando sus frutos con avances y conquistas concretas que justifican el gran esfuerzo y despliegue logístico realizado. La última victoria reportada por el ejército ha sido la toma de la ciudad de Piatijatki, en el sur de la región de Zaporinyia, que es donde más intensos están siendo los combates y donde más concentración de nuevos efectivos está habiendo.

No obstante, se ha observado que Rusia también estaría haciendo movimientos tácticos en las áreas más disputadas, moviendo a sus efectivos para conseguir un frente hermético donde los puntos críticos estén suficientemente provistos de defensas y evitar así que los avances ucranianos acaben siendo mortales para las aspiraciones territoriales de Moscú en el territorio de su nación vecina. La lucha en los alrededores de urbes como Bajmut sigue siendo encarnizada.

El tic-tac de la OTAN

Mientras tanto, el reloj aprieta para Putin. No parece que la resolución bélica del conflicto esté demasiado cercana en el tiempo. Y, a pesar de que el Kremlin asegura de cara al mundo estar “dispuesto a entablar conversaciones de paz”, sus líneas rojas, enormemente maximalistas, hacen que Kiev no quiera ni oír hablar en estos momentos de una cumbre para finalizar el episodio bélico. El gran balón de oxígeno del presidente ruso había sido hasta ahora la neutralidad absoluta de regiones como África o Asia. Sin embargo, la delegación de países africanos que ha visitado estos días San Petersburgo, ha hecho una petición explícita para que ambos bandos abandones sus posiciones más enconadas y aproximen posturas para conseguir la paz.

La otra gran preocupación es la incertidumbre acerca del futuro de Ucrania en la OTAN. La prensa estadounidense ha publicado varios rumores acerca de un supuesto plan de la alianza que agilizaría los trámites de adhesión de Kiev. Sin embargo, Joe Biden, en un intento por calmar el clima incendiario que podría desatar una histeria fatal en Moscú, ha negado categóricamente que esa opción esté sobre la mesa, y ha señalado que Ucrania entrará en la organización a través de los procedimientos ordinarios y cuando cumpla los requisitos mínimos exigidos. Ni antes ni después.

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