Por qué la falta de olfato estaría relacionada con un aumento en el riesgo de depresión en los adultos mayores

Los cambios en los bulbos olfativos determinarían que este sistema se altera en aquellos que padecen ese trastorno psicológico, según reveló un reciente estudio. La importancia de implementar estrategias de prevención e impulsar una mayor comprensión de este sentido en la vejez

Infobae
A medida que los humanos se convierten en adultos mayores, se pueden desarrollar diferentes alteraciones en el organismo, siendo que algunas de ellas se centran en los sentidos. Y diversas investigaciones advirtieron que este comportamiento podría ser un indicio de la presencia de distintas enfermedades. En ese sentido, un reciente trabajo realizada por científicos del Johns Hopkins Medicine, en Estados Unidos, habría logrado identificar una relación entre la disminución del sentido del olfato y el riesgo de desarrollar depresión.

“Hemos visto repetidamente que un sentido del olfato deficiente puede ser una señal de advertencia temprana de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer y Parkinson, así como un riesgo de mortalidad. Este estudio subraya su asociación con los síntomas depresivos”, dice Vidya Kamath, médico investigador, profesor asociado de Psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

El sentido del olfato de los humanos es uno de los dos sentidos químicos. Funciona a través de células sensoriales especializadas, llamadas neuronas olfativas, que se encuentran en la nariz
Foto: Christin Klose/dpa
El sentido del olfato de los humanos es uno de los dos sentidos químicos. Funciona a través de células sensoriales especializadas, llamadas neuronas olfativas, que se encuentran en la nariz Foto: Christin Klose/dpa

“Además, este estudio explora los factores que podrían influir en la relación entre el olfato y la depresión, incluida la mala cognición y la inflamación”, agregó.

Cómo se hizo la investigación

El trabajo utilizó datos recopilados de 2125 participantes en un estudio del gobierno federal conocido como: Estudio de salud, envejecimiento y composición corporal (Health ABC). Esta cohorte estaba compuesta por un grupo de adultos mayores sanos, de 70 a 73 años al comienzo del período de estudio, que se extendió por ocho años, entre 1997 y 1998.

Los participantes no mostraron dificultades para caminar 400 metros, subir 10 escalones o realizar actividades normales al comienzo del estudio, y fueron evaluados en persona anualmente y por teléfono cada seis meses. Entre las pruebas se incluyeron la capacidad de detectar ciertos olores, depresión y evaluaciones de movilidad.

El estudio exploró los factores que podrían influir en la relación entre el olfato y la depresión, incluida la mala cognición y la inflamación (Getty Images)
El estudio exploró los factores que podrían influir en la relación entre el olfato y la depresión, incluida la mala cognición y la inflamación (Getty Images)

En 1999, cuando se midió el olfato por primera vez, el 48 % de los participantes mostraba un sentido del olfato normal; el 28 % tenía un sentido del olfato disminuido, conocido como hiposmia, y el 24 % padecía una pérdida profunda del sentido, conocida como anosmia.

Durante el seguimiento, el 25% de los participantes desarrollaron síntomas depresivos significativos. Cuando se analizó más a fondo, los investigadores encontraron que las personas con disminución o pérdida significativa del olfato tenían un mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos importantes en el seguimiento longitudinal que aquellos en el grupo de olfato normal. Los participantes con un mejor sentido del olfato tendían a ser más jóvenes que los que reportaron pérdida significativa o hiposomía.

Los investigadores también identificaron tres “trayectorias” de síntomas depresivos en el grupo de estudio: síntomas bajos estables, moderados estables y altos estables. Un sentido del olfato más deficiente se asoció con una mayor probabilidad de que un participante caiga en los grupos de síntomas depresivos moderados o altos, lo que significa que cuanto peor es el sentido del olfato de una persona, mayores son sus síntomas depresivos. Estos hallazgos persistieron después de ajustar por edad, ingresos, estilo de vida, factores de salud y uso de medicamentos antidepresivos.

Las conclusiones del estudio no demuestran que la pérdida del olfato provoque depresión, pero sugiere que puede servir como un potente indicador de la salud y el bienestar general (Gettyimages)
Las conclusiones del estudio no demuestran que la pérdida del olfato provoque depresión, pero sugiere que puede servir como un potente indicador de la salud y el bienestar general (Gettyimages)

La importancia del olfato

“Perder el sentido del olfato influye en muchos aspectos de nuestra salud y comportamiento, como detectar alimentos en mal estado o gases nocivos, y el placer de comer. Ahora podemos ver que también puede ser un indicador de vulnerabilidad importante, de que algo salió mal en su salud”, dice Kamath.

“El olfato es una forma importante de interactuar con el mundo que nos rodea, y este estudio muestra que puede ser una señal de advertencia para la depresión en la vejez”, agregó.

El sentido del olfato de los humanos es uno de los dos sentidos químicos. Funciona a través de células sensoriales especializadas, llamadas neuronas olfativas, que se encuentran en la nariz. Estas neuronas tienen un receptor de olor que recoge moléculas liberadas por sustancias que nos rodean, que luego se transmiten al cerebro para su interpretación. Cuanto mayor sea la concentración de estas moléculas de olor, más fuerte será el olor, y las diferentes combinaciones de moléculas dan como resultado diferentes sensaciones.

El olfato es una forma importante de interactuar con el mundo que nos rodea
El olfato es una forma importante de interactuar con el mundo que nos rodea

El olfato se procesa en el bulbo olfativo del cerebro, que se cree que interactúa estrechamente con la amígdala, el hipocampo y otras estructuras cerebrales que regulan y permiten la memoria, la toma de decisiones y las respuestas emocionales.

Los investigadores de Johns Hopkins dicen que su estudio sugiere que el olfato y la depresión pueden estar vinculados a través de mecanismos biológicos (por ejemplo, niveles alterados de serotonina, cambios en el volumen del cerebro) y conductuales (reducción de la función social y el apetito).

Los investigadores planean replicar los hallazgos de este estudio en más grupos de adultos mayores y examinar los cambios en los bulbos olfativos de las personas para determinar si este sistema está realmente alterado en las personas diagnosticadas con depresión. También planean examinar si el olfato se puede usar en estrategias de intervención para mitigar el riesgo de depresión en la vejez.


Entradas populares