Para la Inteligencia del Reino Unido, Rusia seguirá siendo la mayor amenaza al menos hasta 2030
Adrian Bird aseguró que la seguridad del continente es indivisible de la del mundo en general. También advirtió que hay que estar alerta ante los desafíos que pueda presentar China
Dijo que el reino se enfrenta a una gama compleja y cada vez más interconectada de amenazas durante las próximas dos décadas: “Creemos que es probable que en los próximos años, los estados se vean obligados a participar más en la competencia estratégica a medida que los valores compartidos se vuelvan menos importantes que cumplir con un conjunto básico pero amplio de requisitos de seguridad nacional para sus poblaciones, lo que hará que las relaciones sean cada vez más transaccionales”.
Así, cree que habrá estados que prioricen una mayor resiliencia y autosuficiencia en el suministro de energía, alimentos y materias primas; así como un enfoque renovado en la seguridad humana, ambiental y de salud dentro y más allá de sus fronteras. Una mayor inestabilidad aumentará los flujos migratorios, alimentando crisis humanitarias y de salud pública. En todo esto, piensa que la competencia corre el riesgo de convertirse en confrontación.
“Las organizaciones extremistas violentas del futuro también serán moldeadas por estas fuerzas”, alertó. “Donde los gobiernos luchan por satisfacer las necesidades básicas de sus poblaciones, los actores no estatales interregionales ganarán en seguimiento y capacidad, lo que podría amenazar a las fuerzas del Reino Unido y nuestros intereses en todo el mundo y en casa”.
Berd advirtió que “Rusia seguirá siendo la mayor amenaza para el territorio continental del Reino Unido hasta 2030″, pero que también está cada vez más claro que la seguridad de Europa es indivisible de la del mundo en general, ya sea como resultado de la actividad estatal, el cambio climático o las preocupaciones de salud global.
Aclaró que también tienen responsabilidades como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Instó además a que el Reino Unido esté alerta ante los desafíos que presenta China: “China competirá más directamente con el Reino Unido en nuestras áreas de interés y será capaz de interrumpir el suministro de tecnologías y materiales clave, como microprocesadores, semiconductores y elementos raros de la tierra, y sus capacidades militares, de inteligencia, espaciales y cibernéticas representan una amenaza creciente. Dentro de este mundo de competencia creciente, evaluamos que China presentará el mayor desafío para los intereses y la seguridad económica del Reino Unido en el extranjero en 2030″.
Con respecto a la tecnología, dice que la rapidez de su desarrollo permitirá a sus adversarios y competidores lograr una rápida evolución en su capacidad para desafiarlos, por lo que deben mantener el ritmo.
“El desarrollo continuo de sistemas de armas avanzados será un desafío para nosotros. Y a diferencia de décadas anteriores, no podemos esperar que los militares avanzados mantengan el monopolio del uso de estos sistemas avanzados. La tecnología disponible comercialmente proporcionará a los futuros adversarios un mayor acceso a capacidades más baratas, potencialmente más livianas y sigilosas que, cuando se implementen en mayor cantidad, presentarán amenazas creíbles”, afirmó.
La inteligencia artificial representará “un cambio radical en la forma en que los actores estatales y no estatales recopilan y analizan datos y desarrollan capacidades”, resumió. “Estas tecnologías ampliarán y acelerarán la comprensión militar del campo de batalla e impulsarán una toma de decisiones más rápida en futuros conflictos. Esta carrera ya ha comenzado, y China ha declarado su aspiración de ser un líder mundial en tecnologías cuánticas e IA para 2030. Las capacidades autónomas, habilitadas por los avances en IA y computación cuántica, estarán cada vez más presentes en el campo de batalla. Todos estos tienen el potencial de cambiar la forma de futuros conflictos y transformar el papel de las personas en la guerra”.
De esta manera, aseguró que, con estos factores en el horizonte, el Reino Unido no debe asumir que tendrá una ventaja tecnológica primordial en futuros conflictos.
