NBA | DRAFT 2023 / El último eslabón del vanguardismo: Victor Wembanyama llega a la NBA

El jugador francés (19 años y 2,21 metros) ha sido elegido como número 1 del Draft de 2023 por los San Antonio Spurs. Está llamado a cambiar la historia del baloncesto.

Javier Molero
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La historia del baloncesto ha estado ligada a jugadores que han cambiado la forma de comprender este deporte. Desde, su momento, Bill Russell y Wilt Chamberlain, hasta Stephen Curry, pasando por Magic Johnson, Michael Jordan o LeBron James. Cada generación ha tenido un gran talento que, debido a su juego, ha modificado las normas a placer, moldeando el presente para formar un nuevo futuro.

Estas legendarias estrellas han sido capaces de cambiar la forma de ver la NBA, alterar la filosofía de los rivales e implantar corrientes hasta aquel momento inexistentes. Esta capacidad de alterar el orden constituido y romper con lo anterior ha vuelto a la mejor liga de baloncesto del mundo. Victor Wembanyama llega para cambiar la historia de la NBA.

Quizá, desde que LeBron James asombró al planeta en el St. Vincent–St. Mary High School de Ohio y fue elegido número 1 del Draft del 2003 sin pasar por la universidad, no hemos visto algo de tal magnitud. Quizá, incluso, eso se queda corto. Su nombre está incrustado en el mundo del baloncesto desde hace más de tres años, cuando, en febrero de 2020, deja unas actuaciones para el recuerdo en el Adidas Next Generation con el equipo sub-18 del Nanterre.

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Promediando seis tapones por encuentro con 16 años, no tarda en acaparar las miradas de scouters nacionales e internacionales. Antes de ello, tan solo con 15, se convirtió en el segundo jugador más joven de la historia en debutar en Eurocup (con el Nanterre ante Pallacanestro).

Su ascenso meteórico se “truncó” con el paso por ASVEL. La exigencia de la Euroliga, aún con 17 años, le hizo comprender lo que era el baloncesto profesional. Su etapa en Lyon fue un punto y a parte para lo que estaba por llegar.

Comenzando con el análisis, hablamos de un jugador de 2,21 metros con la capacidad de hacer todo lo imaginable en una pista de baloncesto. La realidad parece fantasía cuando, con su envergadura de ¡2,44 metros!, bota el balón como si fuese un base y tiene la amenaza exterior de un alero.

Reúne todos los requisitos de un jugador creado en videojuego. Es una amenaza constante, un mismatch en sí mismo que va a necesitar pocos segundos para mostrar su carta de presentación. Es peligroso siendo el que recibe el bloqueo y el que bloquea en el pick and roll, pidiendo el balón en el poste, creándose sus propios tiros y moviéndose sin la pelota en sus manos.

Único en su especie

El potencial de ser uno de los mejores jugadores que haya pisado una cancha de baloncesto está ahí. Su fichaje por el Metropolitans 92 supuso un antes y un después no solo en el país, sino en su hasta ahora corta carrera. Allí se convirtió en un líder en los primeros días, tanto dentro como fuera de la cancha. El sistema centrado en su influencia en el juego supuso el desarrollo y la explosión de lo que se esperaba.

Ha sido el MVP de una liga en auge como es la francesa, con unos promedios de 21.6 puntos, 10.4 rebotes, 2.4 asistencias, 3 tapones, 47% de tiro de campo, 28% desde el triple en 34 partidos de temporada regular. Con tan solo 19 años, claro. Al llegar a la décima jornada ya era el líder en puntos, rebotes, tapones y valoración de la competición. El prototipo de unicornio que se ha ido asentando en la NBA en las últimas temporadas ha terminado de completarse. Junto a él, hay que destacar a Bilal Coulibaly, compañero suyo, de 18 años, que puede ser uno de los nombres propios de la NBA en los próximos años.

A pesar de las comparaciones que puede generar su caso con el de Luka Doncic, en lo único que coinciden es en el superlativo talento. Doncic fue MVP de la ACB y la Euroliga con 18 años, una de las competiciones más complicadas de ganar. Dominó Europa a su antojo, y destronó a leyendas antes de llegar a la NBA. Wembanyama no ha tenido ese escenario.

En un Draft plagado de talento, de diamantes en bruto como ‘Scoot’ Henderson, Amen Thompson, Cam Whitmore o Brandon Miller, él ha estado en el trono durante todo el año. En ningún momento se ha puesto en duda que sea elegido por debajo del primer puesto. Los San Antonio Spurs vieron cómo el cielo se abría frente a ellos el pasado 16 de mayo con la lotería del Draft.

Una nueva leyenda en San Antonio

Tener el número 1 de este año es algo similar a que te toque la lotería, así que nunca mejor dicho. Y más en una franquicia que no conseguía ver el camino despejado. El término “generacional” ha pasado a común cuando se habla del francés. Las altas e inalcanzables expectativas son justificadas. Wemby es algo que no hemos visto nunca. “Un alien”, como dijo LeBron tras el partido del francés ante Ignite en Las Vegas el pasado verano.

Precisamente, en aquel duelo frente a ‘Scoot’ Henderson, el otro gran nombre del Draft, puso su sello en el baloncesto americano. La gente terminó boquiabierta con lo que es capaz de hacer, una especie de entrante para lo que le espera a la NBA en los próximos años. Aunque las comparaciones son odiosas, el primer símil que viene a la cabeza es el de Tim Duncan. Uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto que llegó a San Antonio en el Draft de 1997, donde también fue elegido en el primer lugar. En su segunda temporada (1999) consiguió el anillo junto a David Robinson, conformando una de las duplas más temibles que ha visto la liga.

En aquel momento, los Spurs llegaban al Draft con un récord de 20 victorias y 62 derrotas la temporada anterior. En este caso, los de Texas han firmado un récord de 22-60. El contexto es parecido, un equipo sin rumbo que necesita un jugador generacional para que vuelva estar en el punto de mira. El francés ha llegado en el mejor momento posible. Las esperanzas en El Álamo han vuelto, algo que parecía imposible hace unos meses.

Con todas las miradas puestas en él, Wembanyama dio la mano a Adam Silver y aceptó la responsabilidad de devolver la ilusión a unos San Antonio Spurs que cuentan los días para que vuelva la temporada. Aceptó la responsabilidad de llevar a su espalda las expectativas de ser un jugador que va a cambiar la manera de jugar al baloncesto y de saber que puede convertirse en uno de los mejores de todos los tiempos. Moldeado en el siglo XXII, Wembanyama es el último eslabón del vanguardismo. El francés llega para cambiar la NBA.

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