Los escenarios que enfrentan Sebastián Villa y Boca si es absuelto o condenado y qué se espera
Este viernes al mediodía la jueza Dávalos dará el veredicto del juicio contra el futbolista, acusado por los delitos de lesiones leves agravadas por violencia de género y amenazas coactivas, y la resolución será crucial para su futuro.
Mañana al mediodía, más exactamente a las 13 horas, Sebastián Villa sabrá qué le depara su futuro. Si una condena por violencia de género que aunque no lo envíe a prisión pondrá su carrera deportiva en pausa y con nulas posibilidades de desarrollarla, salvo en algún mercado periférico, o si por el contrario una absolución terminará con la incertidumbre y podrá desde una sentencia de inocencia relanzarse como el delantero picante que supo ser. Todo depende de una sola persona: la jueza Claudia Dávalos, que hace 45 días viene escuchando testigos y analizando prueba y mañana debe tomar la decisión crucial de condenar o absolver al futbolista de Boca.
Y la magistrada, de bajísimo perfil, no ha dado señales de su decisión. Sí se pueden analizar las distintas audiencias para ver cuáles fueron las estrategias de la querella y la defensa y aventurar cuál es el escenario que se avecina. En principio, el fiscal del juicio, Sergio Anauti, pidió dos años y tres meses de prisión (al ser una condena menor a tres años de cárcel se cumple en libertad) al considerar probados los hechos presuntamente ocurridos en el country Saint Thomas de Canning donde, según la denuncia, el 27 de abril de 2020 en plena pandemia y tras una discusión más de pareja, Villa le dio a Daniela Cortés un golpe de puño en la frente, con un anillo que portaba, para luego tomarla del brazo y posteriormente la arrojó al suelo pegándole patadas para provocarle distintas lesiones de carácter leve. Y la amenazó con hacerle un daño a ella y a su familia que residía en Colombia si no se iba y lo dejaba en paz.
Claro que teniendo en cuenta las penas previstas por ambos delitos y el pedido del fiscal, daría la impresión que la segunda acción que el código penal reprime con más severidad no parece estar tan acreditada. Porque las lesiones leves calificadas tienen un máximo de dos años de cárcel pero la coacción agravada da hasta cuatro y tiene un mínimo de dos. Y si sólo pidió una pena compuesta que está casi en el límite inferior del delito más gravoso, es porque las pruebas en ese sentido distan de ser contundentes. De hecho, Daniela Cortés se fue del país sin problemas y su familia en Colombia no sufrió represalias y lo único que se cuenta como amenaza coactiva son dichos propios de ella y su hermana que no pudieron tener constatación por otra vía.
Distinta es la situación de las lesiones leves calificadas por ser ejercidas en un contexto de violencia de género. Ahí daría la impresión de que Villa lleva las de perder. Primero porque Cortés tenía moretones compatibles con lesiones y fueron certificadas al otro día de la denuncia por un médico legista. La posición de Villa es que se las autoinflingió para ponerlo en esta situación. De hecho el jugador contragolpeó con una causa por extorsión pero ésta terminó archivada por falta de pruebas, lo que deja su estrategia a la intemperie. También están los estudios psicológicos realizados sobre Cortés donde la perito oficial afirma que no tiene una personalidad fabuladora. Si bien la pericia de parte de la defensa trata de mostrar rasgos de mendacidad en la denunciante, los jueces habitualmente tienden a poner en la balanza los resultados de los peritos de Tribunales. También está la declaración de la hermana de Cortés validando la situación y el cruce vía WhatsApp en el que, si bien no son contundentes, daría la impresión de que el delantero estaría admitiendo que cuando toma alcohol su personalidad cambia. Cierto, el abogado de Villa, Martín Apolo, logró probar que había una disputa por dinero que presuntamente le faltaría a Villa por el accionar aparentemente doloso de su pareja y familiares que incluyeron operaciones inmobiliarias en las que fue perjudicado, pero lo que está en juicio hoy no es ese ítem sino si él agredió o no a su ex pareja.
En este panorama, la situación de Villa para salir absuelto parece complicada, aunque no imposible. La jueza podría decir que si bien hay indicios sobre lo sucedido le falta alguna prueba contundente y entonces lo absuelva por el beneficio de la duda. Claro que acá también juega que si bien el derecho penal de autor no existe ni debería incidir, la situación de que el colombiano tenga otra denuncia en su contra por una agresión a una mujer, y en este caso de abuso sexual, puede pesar en la decisión final.
Así, una declaración de inocencia ya sea por inexistencia de delito o por beneficio de la duda, deja a Villa a resguardo de toda situación y lo posiciona mejor para el otro juicio. En cambio una condena, así fuera por el mínimo de la pena (un año de prisión, hay que tener en cuenta que los jueces pueden decidir el tiempo de la condena por su cuenta, sin tomar el pedido de la fiscalía) lo pone al borde del nocaut. Porque si bien en esa situación su abogado apelaría y hasta que no haya doble conforme de Cámara la sentencia no estaría firme, que Boca lo siga utilizando con una condena en primera instancia daría luz a un escándalo. Y en el club lo saben y da la impresión de que no irán tan lejos. Y una posible transferencia a mercados como el europeo, el norteamericano o el propio latinoamericano sería improbable dada las leyes contra la violencia de género que rigen en esas latitudes. Quizá podría tener un destino en el fútbol árabe con un permiso judicial mientras dure la condena bajo la premisa de presentarse una vez por mes al consulado argentino del lugar donde esté jugando para demostrar que está a derecho. De cualquier manera, todas estas son hipótesis que quedarán al descubierto mañana al mediodía, cuando la jueza Dávalos de su sentencia y determine el futuro de Sebastián Villa: inocente o culpable.