El futuro de Lionel Messi: ¿Barcelona, Miami o Arabia Saudita? Las luces de París quedaron atrás y no le hicieron lugar a su brillo
El rosarino jugó este sábado su último partido en PSG, que terminó en derrota contra Clermont; el Parque de los Príncipes volvió a ser frío y distante, en una despedida sin ningún tono emotivo
Christophe Galtier había pedido en la semana una cálida despedida; el entrenador estaba dándole la suya al decir que había tenido “el honor y el orgullo de haber dirigido al mejor jugador de la historia”. Pero el Parque de los Príncipes no tuvo ninguna consideración especial con el rosarino. Lo de siempre: frialdad y algunos silbidos cuando se lo mencionó en la formación. Para mitigar tanto desafecto, Leo entró en la cancha acompañado por sus tres hijos: Thiago, Mateo y Ciro. Fue el único momento de la noche parisina en que se lo vio sonreír.
Messi nunca habría contemplado la posibilidad de PSG si Barcelona no le hubiera reconocido su insolvencia para renovar el contrato. Ante un escenario inesperado, él hizo suya la esperanza y la ambición del club francés por ganar la Champions League. PSG procuraba la primera Orejona y Leo, la quinta para su cuenta personal (la última, en 2015), después de malacostumbrarse, de coleccionar cuatro en un período de diez temporadas (2006/2015). El plan no era tan malo. Iba a reencontrarse con su amigo Neymar, en quien encontraría a un facilitador para la adaptación, y ya llevaba una relación afable con Marco Verratti.
Lo más destacado de Paris Saint Germain 2 vs. Clermont 3
Leo se incorporó en una ventana de pases grandilocuente de PSG: junto a él llegaron Sergio Ramos, que también se despidió este sábado; Gianluigi Donnarumma, Achraf Hakimi, Nuno Mendes, Danilo Pereira y Georginio Wjnaldum. Lo recibió Mauricio Pochettino y está temporada fue dirigido por Christophe Galtier, dos entrenadores sometidos a un club que por proyecto tiene la ansiedad y los bandazos. Muy difícil trabajar en ese ambiente opresivo.
Ahora, la nueva hoja de ruta pasará por elevar más a Mbappé como referencia, rodeado por futbolistas más complementarios, para lo cual pondrán en marcha el operativo de salida de Neymar, que tiene contrato hasta 2025. El delantero francés, máximo goleador de la Ligue 1 con 29, es el mejor pago del plantel, con 72 millones de euros por año, seguido por Neymar con 44,1, y Messi, con 40.
A Messi lo sorprendieron la endeble planificación y la falta de visión de la dirección deportiva. Se encontró con algo que no esperaba. Imaginaba que el poderío futbolístico estaba acompañado por un mayor criterio organizativo. Sin necesidad de convertirse en el líder que era en Barcelona, usó su innata introversión esta vez para escanear en qué clase de club se había metido. Nunca se entendió que PSG dejara ir a Ángel Di María, que posee el récord histórico de asistencias, se mantenía en un nivel alto y estaba dispuesto a quedarse. Nunca lograron reemplazarlo. La lesión de Neymar en febrero dejó al descubierto que detrás del tridente se abría un abismo: el primer delantero de recambio que aparecía era Hugo Ekitike, un proyecto de 20 años, autor de tres goles en 25 encuentros.
Todos estos desajustes estructurales empezaron a desanimar a Messi para extender el vínculo por la temporada opcional que tenía. Su incomprensión sobre todo lo que lo rodeaba se acentuó cuando un sector de la parcialidad empezó a silbarlo en el Parque de los Príncipes tras la eliminación en la Champions League frente a Real Madrid en 2022.
Además de dinero, si algo no le falta a la conducción qatarí es orgullo. El jeque Tamim bin Hamad Al-Thani y su extensión en París, el presidente del club Nasser Al-Khelaifi, digirieron mal la falta de predisposición del rosarino para renovar el contrato. Le mostraron que ellos llevan la sartén por el mango cuando lo suspendieron por un viaje de un día sin autorización a Arabia Saudita. Un rato antes del encuentro de este sábado, el director deportivo Luis Campos despachó el asunto haciendo un combo con Messi y Sergio Ramos: “Hablamos mucho tiempo sobre el futuro y llegamos a esta decisión de separarnos de estos dos grandes futbolistas. La vida sigue”.
Messi cierra la etapa de PSG con 75 cotejos oficiales, 32 goles, 35 asistencias y 3 títulos de campeón: dos Ligue 1 y una Supercopa de Francia. En su segunda temporada encontró más continuidad, aumentó su participación y su eficacia. Uno de los goles más lindos tuvo lugar en la actual Ligue 1, con una chilena tras parar con el pecho una asistencia de Leandro Paredes, frente a Clermont en la primera rueda. Se trató de un bienio para extender su trayectoria al ritmo de los récords: con 43 trofeos equiparó la plusmarca mundial de Dani Alves, y con 496 goles sólo por torneos de liga, superó el récord que compartía con Cristiano Ronaldo (495) en la consideración de las cinco grandes ligas de Europa (Inglaterra, España, Italia, Alemania y Francia).
Probablemente porque el Messi futbolista ya se había ido aunque estuviera en la cancha frente a Clermont, al comienzo del segundo tiempo no pareció ser él cuando definió a las nubes frente al arco tras una asistencia de Mbappé, que sí quiso darle un último tributo. Además dejó un par de tiros libres controlados por el arquero y enviados afuera.
Terminado el encuentro, se quedó unos minutos en el círculo central, saludando a rivales y compañeros, sin ninguna efusividad. Se dirigió al vestuario como quien se mete en la boca del subte. Desde la tribuna no lo despidieron ni él atinó a levantar un brazo. En los próximos días definirá su futuro: Barcelona, Miami o Arabia Saudita, o algún otro destino hasta ahora oculto. París quedó atrás; con sus luces, apenas le hizo lugar al brillo de Messi.