Un
doblete de la perla de la cantera, que podría marcharse este verano,
permite respirar a los celestes. El Barça, un convidado de piedra en
Balaídos.
As
El
ángel Gabriel Veiga bajó del cielo de Porriño el 4 de junio de 2023 y,
con dos goles, permitió que el Celta siguiese un año más en Primera
pese a la dudosa planificación y los volantazos de su cúpula deportiva y
directiva. Los grandes días son para los grandes talentos y Veiga, once
goles en la temporada de su explosión, no le falló a su gente. Si era
su último día, siempre podrá decir que dejó en Primera a un equipo que
ha agonizado y que terminó el partido destrozado por los nervios, con
jugadores por el suelo, suplicando que Pulido Santana señalase el final.
Pero que llegó a la orilla. El 2-1 ante el Barça, que cumplió con su
papel de convidado de piedra, le dará tiempo para reflexionar sobre lo
que ha hecho mal. Que le sirva de algo.
Balaídos
explotó con el 1-0 de Gabri Veiga, la nueva perla de Pini Zahavi, el
amigo de Laporta. Un futbolista con un sexto sentido para localizar
rincones en las porterías rivales. Como ese talento vale dinero, es
posible que, a sus 21 años recién cumplidos, abandone Vigo este verano y
no pueda convertirse en el sucesor de Iago Aspas. Por si eso
sucede, de momento dejó un gol fabuloso, cruzando con tacto ante Ter
Stegen, que no pudo anticiparse a la acción. El 1-0 permitió liberarse a
un equipo que estaba jugando sin aire, agobiadísimo por la situación
liguera y emitiendo malas señales. Aspas se puso a seguir los resultados desde que empezó el partido cuando el Celta dependía de sí mismo.
Pero los nervios estaban de flor de piel y era casi inevitable. Más
cuando Kessié, en el minuto 10, estampó el balón en la red de Iván
Villar. El gol fue anulado por medio cuerpo y Balaídos, que se debatía
entre lágrimas, pitos y aplausos, volvió en sí. El Barça, por lo demás,
pareció interesado en el partido. Raphinha y Lewandowski también
pudieron hacer el 0-1 pero a la media hora el Celta se desperezó. Carlos
Pérez hizo su trabajo en la banda derecha, Óscar falló un gol cantado y
el 1-0 de Veiga dejó al Celta, provisionalmente, con 43 puntos al descanso y en el puesto 14 de la clasificación. No era para cantar victoria, pero la mitad del trabajo estaba hecho.
Xavi
desanduvo el camino al inicio de la segunda parte. La idea de Eric de
mediocentro, sugerida por Jordi Cruyff, podría resultar un brindis al
sol. El catalán no se enteró de nada de lo que pasaba por allí y volvió a
su posición al comienzo de la segunda parte. El Celta, mientras, se
reunió en el centro del campo y se conjuró para que pasasen las menos
cosas posibles en la segunda parte. Lo consiguió. El Barça fue un totum
revolutum sin demasiado sentido y el Celta esperó a que volviese a bajar
el ángel Gabriel. Iluminado, vio el desmarque de Seferovic e intentó
ponerle un balón en el segundo palo. Estaba tan cansado que golpeó mal, pero el balón se envenenó y describió una parábola imposible para Iñaki Peña,
que había salido al campo una vez que Ter Stegen ya no podía batir el
récord. Hay jugadores con estrella y Gavi es uno de ellos. Con el 2-0,
al Celta ya no se le podía escapar la permanencia. Carvalhal tuvo un
gesto con la grada metiendo al gladiador preferido de la afición, Aspas.
Ansu hizo el 2-1, pero el Barça estaba de más en Balaídos. No podía estropear el milagro del ángel Gabriel.