¿Cuántos años de diferencia con mi pareja están bien?

No hay fórmulas secretas para que el amor sea duradero. Sin embargo, hay quienes se cuestionan cuántos son los años de diferencia con la pareja que pueden favorecer o perjudicar a la relación.

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La pregunta sobre “cuántos años de diferencia con mi pareja son los apropiados” se presenta como una cuestión frecuente al hablar de relaciones sentimentales.

Las diversas culturas manejan concepciones antagónicas sobre la edad y tampoco existe una ley universal o una regla única para asegurar el éxito de la relación o incluso el amor.


No obstante, ¿puede que las posibilidades de separación sean más probables a mayor distancia generacional entre las dos personas? Veámoslo a continuación.

Reflexiones sobre el amor

Una idea extendida es que a mayor diferencia de edad, más numerosas son las posibilidades de separación en el futuro. Pero, ¿qué hay de cierto en esta creencia? Las distintas tendencias a nivel evolutivo según el sexo ponen en duda tal afirmación.

En este sentido, un análisis realizado por los profesores Gómez-Jacinto y Hombrados-Mendieta (Universidad de Málaga) encuentra que los hombres siguen eligiendo a mujeres de menor edad y que dicha preferencia se acentúa a medida que estos se hacen mayores.

Los mismos autores señalan que, por su parte, las mujeres suelen buscar a compañeros de una edad más avanzada. Además, parece que este patrón se da al margen de condiciones como el empleo, el lugar de residencia o la religión.

Entonces, si esta inclinación se presenta casi como algo natural a lo largo de la historia, ¿por qué hay quienes mantienen esa hipótesis sobre los riesgos de los años de diferencia? Paremos un momento sobre algunos aspectos que merece la pena considerar.

Riesgos asociados a los años de diferencia con la pareja

Tal vez en la etapa de enamoramiento todo resulta divertido. El hecho de que haya uno, 10 o 20 años de diferencia entre los amantes no ocasiona problema alguno entre ellos.

Sin embargo, con el tiempo, las características propias de cada década pueden convertirse en una barrera si no se abordan de forma directa por los miembros de la pareja. Entre ellas figuran circunstancias como las siguientes:

    -Problemas de comunicación, los cuales sobre todo se dan cuando no se comparten los mismos temas de conversación. Si los implicados dejan de esforzarse por tener intereses comunes de los que hablar, es presumible que, antes o después, el aburrimiento o el mal humor se instalen en la relación.

    -Distintas necesidades biológicas y emocionales, ya que estas varían en función de la edad. Así, ciertos temas como el deseo de ser padres suelen ser fuente de conflicto irremediable. Si uno se considera ya mayor para sumar un bebé a su vida y el otro, en cambio, quiere tener un hijo, las opciones de futuro son pocas.

    -Puntos de vista incompatibles, que quizás tengan que ver con la educación y las costumbres de la época en la que cada uno ha crecido. Si el diálogo se vuelve difícil y llegar a decisiones conjuntas se convierte en un calvario, lograr el equilibrio será, entonces, un reto ficticio.

Parejas que superan una infidelidad

Como vemos, a ciertas edades los riesgos pueden ser menores, ya que es probable que haya mayor coincidencia entre los intereses, las necesidades y las perspectivas de los componentes de la pareja.

No obstante, más allá de las diferencias, lo que resulta determinante es el modo en que estas se gestionan. Es decir, la edad acaso sea un factor importante, pero lo es más que ambos miembros identifiquen aquello que les distancia y, a pesar de ello, mantengan vivos otros ingredientes fundamentales para el amor.

Por este motivo, a nuestro alrededor encontramos ejemplos de relaciones duraderas y exitosas, aún cuando los años de diferencia son muchos. Estas parejas han logrado superar distintos obstáculos, han ido reforzando sus vínculos y permanecen juntas.

Por tanto, el interrogante planteado sigue sin resolver, dado que la evidencia empírica solo sostiene aquellas condiciones que le corresponden al ser humano según su edad.

Es decir, la investigación acumulada carece de resultados contrastados para decir cuántos son los años exactos que auguran un mejor o peor pronóstico en las uniones sentimentales.

¿Con qué nos quedamos?

Parece que los cálculos matemáticos se resienten ante la cuestión sobre cuántos son los años a considerar en la diferencia de edad con la pareja.

Aunque es cierto que a medida que las generaciones son más próximas, las similitudes en gustos, proyectos u opiniones son más probables, tampoco existen garantías.

Los riesgos se presentan en todos los momentos de la vida, sin importar lo jóvenes o lo mayores que seamos en comparación con el compañero sentimental.

En cambio, la relación prosperará si ambos miembros mantienen ilusiones comunes y aceptan las necesidades del otro. Nada como comunicarse, compartir y respetar para evitar la crisis. 


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