COPA LIBERTADORES / Nacional aumenta su crisis y pierde ante Patronato

Después de perder la final de la Liga ante Millonarios, el equipo antioqueño no pudo en casa ante los argentinos y quedó segundo del Grupo H del torneo continental.

Jeimmy Paola Sierra
As
Atlético Nacional extendió el capítulo amargo que vive en los últimos días. Además de perder la final de la Liga, en la Copa Libertadores cayó 0-1 ante Patronato, un equipo de la segunda división de Argentina, en medio de un ambiente hostil en el Atanasio Girardot, donde se sintió la presión para la era Autuori mientras el rival festejó su histórica victoria y la clasificación a la Sudamericana.

Llegó al juego con nómina mixta y ya clasificado a octavos de final. Fue un primer tiempo poco vistoso, pese a que los juveniles intentaron sin éxito vulnerar el pórtico de Julio Salvá, al que le llegaron bastante, pero les faltó puntería o fortaleza en el remate. El primero en intentarlo fue Jhon Solís, después fue Andrés Salazar y luego Jader. Ninguno atinó. Tampoco acertó Brahian Palacios, el más destacado por su atrevimiento y rebeldía. Nunca pudo con él Lucas Kruspzky, al que le ganó constantemente los duelos, mientras la cantera verdolaga tejía y tejía llegadas ante un flojísimo rival.

En medio del monólogo verdolaga, los problemas de definición continuaron, ahora con Tatay Torres. Y como el juego seguía 0-0 y a los rojinegros se les estaba dando el resultado entre Olimpia y Melgar, se animaron a pasar al ataque. El visitante, que venía a buscar el cupo a la Copa Sudamericana, consiguió dos opciones claras con los disparos de Enzo Díaz que atajó Kevin Mier para mantener a salvo al equipo, pues persistían sus problemas de eficacia.

Para el complemento, el técnico Rodolfo De Paoli retocó con el ingreso de Lautaro Pereira. Arrancó mejor el cuadro argentino, incluso pegó un susto con una pelota que se estrelló en el horizontal. La jugada fue invalidada, pero fue un aviso. En una mala entrega de Jhon Duque se armó un contragolpe. Juan Cruz Esquivel dejó rivales en el camino con su velocidad y, cuando quedó frente a frente con Mier, la envió por un costado.

Como ya no estaba tan claro el dominio de la escuadra paisa, ingresaron Tomás Ángel y Yair Mena para mejorar presencia en ataque porque nunca pudo entrar Jayder Asprilla en el circuito futbolístico y Patronato ya se había tomado demasiada confianza. No cambió mucho el partido. La pelota la tenía el local y el rival estaba atento a los errores para intentar lastimar.

Ajustó otra vez Paulo Autuori, esta vez con Oscar Perea y Álvaro Ángulo, que volvió a jugar después ocho meses tras superar una delicada lesión de rodilla. Y cuando llevaba poco tiempo en el campo, precisamente Perea apareció con peligro y registró la opción más clara.

La mala hora de Nacional

Después el partido se desconfiguró, especialmente para el Verde cuando en la tribuna aparecieron bengalas en la tribuna norte y un trapo en alusión al vicepresidente de Nacional, Benjamín Romero. “Benjamín, ya sacaste a tu equipo campeón, ¿cuándo te vas?” y luego se escuchó el coro “¿cuándo se van, cuándo se van, esas gallinas de Nacional?

En medio de ese bache por la protesta de la afición, molesta el desenlace en la final Liga ante Millonarios, se vino la anotación del cuadro argentino, que se fue acercando en la pelota quiera. Fue en un tiro de esquina, mal defendido por los verdolagas, que llegó el gol de cabeza de Cristian González al 81′ para dejar desconcertado al equipo y de paso al Autuori, ante un nuevo revés en su gestión.

Ante la derrota, se sacudió el Rey de Copas e inclinó la cancha. Pero de nuevo no supo finalizar lo que creó. Perea envió por fuera otra chance clara que tuvo y Tatay también desperdició una llegada que pudo haber significado el empate en medio de un ambiente tenso y con Patronato defendiendo con uñas y dientes una victoria histórica ante un bicampeón de Libertadores, que le representó su clasificación a la Sudamericana al terminar tercero con seis puntos.

Por el lado de Nacional, que acabó segundo en el Grupo H, todo fue desazón. Molestia en la afición y pocas respuestas futbolísticas a esa altura, cuando la ansiedad por evitar la caída le restó coherencia a su juego, además el rival se sintió con autoridad para sellar ese momento con buen trabajo defensivo para soportar los asomos de un equipo que acabó mal el semestre.

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