Cómo preparar a nuestro perro para la llegada de un bebé a la familia
Esta es una guía para conocer las pautas generales para la buena convivencia entre el nuevo integrante familiar y los animales de compañía. Las claves para el primer contacto
Desde el inicio del embarazo el perro es capaz de detectar los cambios de la madre y reacciona aumentando el contacto físico y el instinto de protección. Siempre se debe exponer al perro a los cambios y estímulos nuevos que implican la llegada del nuevo miembro de la familia, de forma gradual, nunca forzando y con exposiciones siempre positivas para el animal. Es posible que haya que establecer nuevas normas para mejorar la convivencia, como puede ser el hecho de saludar sin saltar, etc.
Mientras el recién nacido está en la clínica, el perro no debe quedarse solo en el hogar. Si no pueden estar con él, lo más aconsejable es dejarlo con algún familiar. Es aconsejable llevar alguna toalla o manta con el olor del bebé a casa, jugar con el perro, acariciarlo y darle premios mientras se la muestra. De este modo, asociará el olor del bebé con experiencias agradables
Por otra parte, el perro necesita una “zona segura”, que se transforme en “su” espacio de calma y seguridad, un lugar donde nadie lo moleste. En cuanto a los estímulos auditivos, es aconsejable reproducir, por medio de grabaciones, los sonidos de bebés llorando a bajo volumen mientras se juega con el perro o en el momento de ofrecerle recompensas comestibles, aumentando paulatinamente el volumen hasta lograr el acostumbramiento.
También debemos recurrir a los estímulos visuales, permitiendo al perro explorar viendo y oliendo con tranquilidad los elementos que formarán parte de la vida futura del bebé (el cochecito, la cuna, etc.). Se puede utilizar un refuerzo positivo (juego, premios comestibles o caricias) mientras ocurre todo esto moviendo el cochecito del bebé sin generar miedo al animal.
En cuanto a los estímulos olfativos puros, es importante permitir que el perro huela los productos para el cuidado del bebé (cremas, aceites, colonias, etc.). Para poder tener una correcta convivencia es muy importante que el perro respete previamente las normas básicas de la educación canina, como, por ejemplo, no tirar de la correa, sentarse, esperar o atender a la llamada, soltar lo que lleve en la boca, para poder manejarlo claramente cuando el bebé esté presente.
La primera toma de contacto con el bebé debe realizarse en casa y siempre que sea posible al finalizar el paseo del perro para que el animal se encuentre más tranquilo.
Nunca se debe acercar el bebé al perro, sino que será el perro el que deba acercarse al bebé, comenzando por los pies, evitando el contacto con la cabeza del recién nacido, y permitiéndole que lo olfatee. Ante el mínimo atisbo de nerviosismo debemos separarlos, esperar a que el perro se relaje y volver a intentarlo más tarde.
Toda interacción debe realizarse en un entorno tranquilo, con el animal y el bebé en calma y siempre bajo supervisión de adultos responsables. Cuando no exista supervisión de una persona adulta, nunca se dejar al bebé a solas con el animal. Como sana conclusión, es fundamental, en estos casos y siempre, tener los conocimientos básicos del lenguaje canino, para la prevención de accidentes.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.