Claves para medir el impacto de la aventura de Yevgeny Prigozhin

La cultura autoritaria lleva a la ciudadanía a buscar figuras mesiánicas para resolver sus problemas de libertad en lugar de resolverlos en comunidad

Infobae
La conmoción causada por el bizarro acontecimiento de la insurgencia y retirada del ejército mercenario Wagner bajo el mando de Yevgeny Prigozhin no debe ocultar las fallas tectónicas que exhibe la nación rusa y que podrían llevar al mundo a otro conflicto global como fue el caso de la Primera Guerra Mundial.

Habría quizás que comenzar por decir que la transmisión pacífica del poder en Rusia es la excepción y no la regla por ello lo la insurrección del Grupo Wagner tiene amplios y profundos antecedentes en la historia Rusa.

Y quizás ese sea al factor en que se origina la primera falla tectónica del sistema ruso: la cultura autoritaria. Esa cultura lleva a la ciudadanía a buscar figuras mesiánicas para resolver sus problemas de libertad en lugar de resolverlos en comunidad. Gracias a la ubiquidad de las cámaras fotográficas pudimos ver sectores de la población rusa celebrando la posible caída del Sr Putin y el ascenso al poder del Sr. Prigozhin. Quedó así claro que un esquema democrático no parece ser la puerta que avizora la sociedad civil rusa para salir del autoritarismo Putiniano. Por el contrario la población parece estar dispuesta a seguir u/o apoyar a otro déspota que en el caso del Señor Prigozhin exhibe claros desequilibrios psíquicos.

Luego fue visible la fragilidad del entramado institucional en que se apoya el Señor Putin. Ninguna institución pública se movilizo contra los insurrectos. La inmovilidad estuvo atada a dos factores. Por una parte nadie se atrevió a confrontar a un insurrecto cercano a Putin y por el otro nadie sabía a ciencia cierta lo que estaba sucediendo. Esto significa que en cualquier momento que se produzca un desencuentro entre la red de socios de Putin capaz de generar un conflicto armado habrá parálisis institucional que puede ser utilizada por el protagonista del levantamiento para ganar terreno. Y ello podría llevar a una guerra civil lo cual no sería una experiencia inédita para Rusia.

No olvidemos la tenebrosa sombra de la letra N. Rusia tiene casi 6000 armas nucleares, el arsenal nuclear más grande del mundo, y puede lanzarlo desde misiles terrestres, submarinos o aviones. Cuando colapso la Unión Soviética Occidente creo una red de intercambios con los mandatarios Gorbachov y Yeltsin para manejar de manera efectiva la custodia de esas armas. Pero desde el advenimiento del Sr Putin este sistema de intercambios fue puesto en el invernadero. De manera que hoy no se sabe a ciencia cierta quien las custodia o quien tiene autoridad para operarlas.

En un régimen cuya base es una red de socios y no de instituciones como el parlamento, los tribunales y un servicio civil estructurado cualquier escalada de un conflicto como el que protagonizo el Señor Prigozhin podría abrir las puertas al uso de estas armas y desatar una guerra nuclear. Las consecuencias de este desenlace realmente son difíciles de prever o de confrontar con éxito. Solo podemos suponer que habrá un holocausto y la destrucción de un segmento significativo de la economía global que afectará desde Estados Unidos hasta China.

Y aun cuando todavía las aguas no han regresado a su nivel después de la aventura de Prigozhin podemos predecir que los meses que nos separan del 2024 presentaran muchas conmociones dentro y fuera de Rusia y que tendremos que vivir con un Putin mucho más receloso, vengativo, aislado e impredecible. Esto hará mucho más difícil avanzar hacia una negociación del conflicto con Ucrania.

El retiro de Wagner va a debilitar a una Rusia ya exangüe puesto que sus planes de guerra preveían una guerra corta. Luego de un año los recursos asignados al esfuerzo se han consumido; las sanciones de Occidente han comenzado a mermar fuentes de ingreso y Rusia está virtualmente aislada a no ser por la solidaridad de otros despotas como Lukashenko en Bielorrusia que solo pueden proveer apoyo táctico. Estas condiciones van a crear presiones insostenibles para Putin quien en medio de su estado depresivo puede reaccionar como fiera herida y tomar más decisiones irracionales. Esto agravara el conflicto y la situación de Europa. Y desde luego hará muy complejo evadir el despliegue nuclear.

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