Cientos de civiles de Belgorod son evacuados a otras regiones de Rusia tras los últimos ataques de los disidentes
La movilización comenzó hoy con el traslado de 300 niños desde la ciudad de Shebekino hacia Voronezh. Este jueves 200 mujeres serán enviadas a Penza, mientras que el fin de semana otras 400 personas viajarán a Yaroslavl y Kaluga
“Me dirigí a los gobernadores de las regiones de Voronezh, Tomsk, Penza, Kaluga, Yaroslavl, Stavropol, Crimea y Osetia del Norte. Todos respondieron a la solicitud con gran alegría”, manifestó el funcionario local.
De acuerdo con Gladkov, este mismo miércoles unos 300 niños de la ciudad de Shebekino se han desplazado a Voronezh. Un periodista de la agencia de noticias oficial Ria Novosti cerca de esa ciudad dijo que llegaron a la localidad autobuses con unas 150 personas a bordo.
Gladkov aseguró que la situación estaba “empeorando” en Shebekino, donde se produjeron más bombardeos durante el día, pero sin víctimas.
El responsable difundió imágenes después de los bombardeos de la mañana con coches calcinados cerca de un área de juego, y un proyectil que había caído en una carretera. “Gracias a Dios, nadie murió”, dijo Gladkov, añadiendo que cuatro personas resultaron heridas.
Está previsto que el jueves hagan lo propio otras 200 mujeres rumbo a Penza, mientras que el fin de semana será el turno de otros 400 civiles que viajarán hasta Yaroslavl y Kaluga.
La región de Belgorod, ubicada en el extremo suroccidental de Rusia, ha sido escenario de recientes ataques aéreos y con drones.
“Estamos realmente preocupados por esta situación. El bombardeo de objetivos civiles continúa” en Belgorod, dijo el miércoles el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “No hemos oído ni una sola palabra de condena de la parte de Occidente (...) La situación es realmente alarmante. Se están tomando medidas”, añadió.
Esta advertencia llega en momentos en que parece que Rusia no logra contener los ataques en su territorio, y coincide con las afirmaciones de Kiev sobre los últimos preparativos de una gran contraofensiva en el terreno.
Las fuerzas rusas lanzaron esta semana varias oleadas de bombardeos contra la capital ucraniana, Kiev, con misiles y drones explosivos.
Las autoridades rusas indicaron el martes haber neutralizado ocho drones que habían conseguido entrar en Moscú y su región, situadas a 500 km de Ucrania. Dos personas resultaron heridas leves por la caída de escombros en edificios de viviendas. Kiev, sin embargo, niega cualquier “implicación directa” con los ataques en territorio ruso.
Estados Unidos afirmó que no apoya ningún ataque en territorio ruso y dijo que se ha centrado “en proporcionar a Ucrania el equipo y la capacitación que necesita para recuperar su propio territorio soberano”.
La semana pasada, decenas de hombres armados procedentes de Ucrania irrumpieron en la región de Belgorod y sembraron el pánico durante dos días, antes de ser repelidos por la aviación y la artillería rusa.
Desde entonces, las zonas fronterizas de la región de Belgorod son bombardeadas a diario.
Más al sur, en Ilsky, en la región de Krasnodar, cayó el miércoles un drone dentro del perímetro de una refinería de petróleo, sin causar víctimas ni daños, anunciaron las autoridades locales.
Esta misma refinería fue blanco a inicios de mayo de dos ataques con drones que provocaron incendios.
En Ucrania, cinco personas murieron y 19 resultaron heridas en un bombardeo de las fuerzas de Kiev en una zona ocupada por las tropas rusas en la región de Lugansk (este), informaron las autoridades afines a Moscú.
Rusia reivindicó este miércoles la destrucción en el puerto ucraniano de Odesa del navío “Yuri Olefirenko”, presentado por Moscú como el “último” gran buque de guerra ucraniano todavía operativo.
“El 29 de mayo, un ataque de alta precisión de la fuerza aérea rusa en la zona de anclaje en el puerto de Odesa destruyó el último buque de guerra de la marina ucraniana, el ‘Yuri Olefirenko’”, informó el ministerio de Defensa ruso en su boletín diario.
El portavoz de las fuerzas navales ucranianas, Oleg Chalyk, contactado por la AFP, no desmintió formalmente los hechos, pero pidió no “brindar mucha atención” a las fuentes rusas.