Una mudanza difícil

La reducción del aforo a casi la mitad fuerza al club a subir las cuotas y a mitad de las localidades del Estadi Olímpic se reservarán para la venta

Santi Giménez
As
El último fin de semana de mayo, el Barcelona jugará ante el Mallorca su último partido en el viejo Camp Nou, al que no regresará hasta noviembre de 2024 si todo va según el calendario previsto. Durante este tiempo, el equipo blaugrana jugará en el Estadi Olímpic Lluís Companys de Montjuïc. Una mudanza complicada en lo social, económico y deportivo.

La primera dificultad es obvia: el aforo. El Estadi Olímpic sólo puede acoger a 49.472 espectadores. Esta temporada la media de asistencia del Camp Nou está por encima de los 80.000 espectadores. Un problema social que comporta otro económico.

Según el primer estudio del impacto económico que suponía el traslado en lo referente a los ingresos del día de partido, la directiva culé calculó que el club dejaría de ingresar 93 millones de euros. Menos aforo supone menor venta de entradas, nulas facturación en la tienda del club, consumo en los bares e incluso visitas al museo.

Ante esta sangría que viene a debilitar más la delicada salud económica del Barcelona, la junta optó por una iniciativa muy agresiva en cuanto a los precios de los abonos y la manera de repartirlos que ha creado malestar gracias a la cual las pérdidas pasan a ser de 55 millones. Un notable ahorro, pero con consecuencias.

De las 49.472 localidades del Olímpic, sólo 27.385 serán para abonados. El club asegura que durante los últimos meses ha realizado encuestas entre sus abonados (83.000) para ver su disposición de asistir a los partidos del Barça durante el exilio y que se encontró con que la masa social mostró escaso interés.

En la encuesta, y eso es otro punto de polémica, lo que no se especificaba era que los abonos para acudir a Montjuïc iban a experimentar un aumento entre el 30 y el 44 por ciento respecto al precio que se paga actualmente en el Camp Nou.

Por ejemplo, los abonados de tribuna que ahora pagan entre 1.063 euros anuales a 1.286 pasarán a pagar 1.738. Los del gallinero, que pagan entre 441 a 569 deberán abonar 723. En las zonas de lateral y gol (con la excepción de la Grada de animación) las subidas son parecidas, pero es que además, no todas las localidades aseguran ver el partido.

Según reconoce el club, en el Estadi hay 9.369 localidades de visibilidad reducida, 2.716 de visibilidad muy reducida y 2.719 de visibilidad nula. Los precios de estas localidades oscilan de los 506 euros a los 905.

La vicepresidenta del club, Elena Fort defiende que “no hay una subida ni una bajada de precios, es otro producto”.

El club confía que la otra mitad del estadio que no ocupen los abonados se llene con la venta de entradas al público en general. Se trata de 22.087 localidades que se venderán a un precio elevado. La idea es que las compren turistas y de ahí, el posible retorno de Messi es un factor estratégico.

Que estas localidades están dirigidas a público ocasional lo certifica el hecho que se anula el Seient lliure, el pasaporte infantil y el de las peñas y que no se asignará un asiento fijo a los abonados. Se les asignará una zona y allí, que cada cual que se siente donde pueda.


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