Tensión en EEUU por un nuevo globo sospechoso
El ejército ha monitorizado su trayectoria en su paso por Hawái, pero se descarta casi por completo que pertenezca a China.
Las agencias de inteligencia de ambos lados ponen todo su empeño en encontrar nuevas formas de ir dos o tres pasos por delante. Uno de los episodios recientes que más escaló la tensión entre norteamericanos y chinos fue el descubrimiento de un globo espía enviado por Pekín que sobrevoló durante horas territorio estadounidense y canadiense. Entró por Alaska y, tras un largo viaje, fue derribado sobre el vasto Estado rural de Montana.
Fue el inicio de una verdadera crisis diplomática. La constatación pública de algo que, en el fondo, todos sabían que estaba sucediendo -y de hecho, sucede con pareja frecuencia en la dirección contraria-, China estaba espiando a los Estados Unidos. El uso de globos para este tipo de misiones está razonablemente extendido debido a su bajo coste. Además, el derribo de una de estas naves, al no estar tripuladas, descarta la posibilidad de sufrir bajas humanas en el proceso de espionaje.
Posible falsa alarma
Queriendo actuar con la mayor cautela que una situación así permite, Biden ordenó el seguimiento de los movimientos del globo durante horas antes de, finalmente, ordenar que fuera interceptado. Un contingente de las fuerzas aéreas puso fin al peregrinaje del objeto volador. Después, se desplegaron operativos con la misión de recuperar los restos para posterior análisis.
Con este desagradable recuerdo aún en la retina, la Casa Blanca y el Pentágono tienen sus ojos más abiertos que nunca, en busca de posibles amenazas provenientes de terceros países hostiles. Por eso, cualquier leve avistamiento fuera de lo común hace saltar inmediatamente las alarmas. Un nuevo globo ha sido divisado sobre Hawái. Se desconoce la naturaleza o la propiedad del artilugio. Como medida preventiva, aeronaves estadounidenses lo siguieron, monitorizando su trayecto para determinar posibles movimientos sospechosos.
No obstante, las primeras informaciones señalan en la dirección de una falsa alarma. Podría tratarse de un objeto meteorológico. Pero lo que parece casi descartado es que sea un globo espía como el interceptado en febrero, ya que no ha sobrevolado ningún punto sensible que haga sospechar una amenaza para la seguridad nacional. Tampoco hay ningún indicio de que la máquina pertenezca a China. Pero, en tiempos de desconfianza internacionalizada, hasta la última mota de polvo es mirada con lupa.