NBA | PLAYOFFS 2023 | LAKERS 104 - 101 WARRIORS (3-1) / Los Lakers cogen un vuelo directo a la eternidad
LeBron impulsa a los Lakers, que se imponen a un Curry celestial y se ponen 3-1 en la serie. Walker, el revulsivo. Otro partido memorable para una rivalidad histórica.
En el Crypto Arena (donde los Lakers suman un 5-0 en los presentes playoffs, otro dato que puede preocupar a los actuales campeones) se vivió una noche mágica. Con Jack Nicholson de vuelta a la grada (por algo será), en su asiento de primera fila habitual, los Lakers sobrevivieron a todo. Llegaron a ir 12 abajo, tuvieron por delante al mejor Curry. Y, aun así, ganaron. Se esperaba un partido así: la necesidad de los Warriors de igualar la serie fue la misma que la de los angelinos de poner el 3-1, de no viajar al Chase Center con un peligroso 2-2. En la historia de la NBA, el balance con este tipo de resultado es de 264-13, una cifra que es muy favorable a los Lakers. Pero bien sabe LeBron (17-0 cuando cuenta con esta ventaja) que ese resultado se puede remontar: él mismo lo hizo, liderando la machada, en 2016. Hoy puso un tapón a Curry que nos retrotrae a esas Finales, a 9 minutos del final del partido, que guarda ciertas similitudes a lo que ocurrió entonces con Andre Iguodala. Aunque, en realidad, todo nos lleva al recuerdo de los duelos épicos del pasado mientras disfrutamos de la batalla del presente.
Los Lakers empezaron 4 abajo el último cuarto (80-84) y remaron, impulsado por Lonnie Walker IV. Otra decisión acertada de Darvin Ham, que está montando una auténtica revolución y ganando la partida a uno de los, seguro, 5 mejores entrenadores de siempre, Steve Kerr. El escolta anotó sus 15 puntos en los 12 minutos finales (por 17 de los Warriors), se fajó en defensa y se fue a un buen 6 de 9 en tiros de campo. Curry anotó una bandeja y luego un 3+1 para dar ventaja a los visitantew (88-90). Luego asistió a Moses Moody y, tras dos tiros libres de Andrew Wiggins, volvió a convertir. Enfrente, los angelinos lo seguían devolviendo todo y seguían en el partido. Incluso a pesar de un triple desde la esquina de Klay Thompson que suele ser lo que inclina la balanza y sentencia al rival. En ese momento, el resultado era de 96-99. Hubo reacción: dos tiros libres de LeBron, una suspensión de Walker y otros dos tiros libres del Rey. Curry respondió: 102-101. Y hasta ahí llegaron los Warriors. Un rebote largo de atrapado por Lonnie y su acierto desde la personal dejaba una sola opción a los Warriors. Antes Curry, emparejado con Anthony Davis, falló un intento en suspensión y otro de tres. Tras el tiempo para intentar forzar la prórroga, los campeones perdieron el balón, forzaron un salto entre dos y volvieron a perderlo. A Curry no le dio para más. Y los Lakers ganaron el partido.
Fue un partido extraordinario: los Lakers cargaron mucho sobre Curry en el último cuarto a través de LeBron, se hicieron fuertes y cansaron al base, que con 35 años llega de una serie a 7 partidos contra los Kings y hoy se ha tenido que volver a ir por encima de los 40 minutos (casi 42). Cuajó una actuación históricamente buena: 31 puntos, 10 rebotes y 14 asistencias (el tercer triple-doble de su carrera en playoffs), hizo de todo, estuvo en todo y fue de forma sostenida un peligro enorme. Ni así ganaron los Warriors. Tampoco con los 15 tantos de Gary Payton II, introducido en el quinteto titular a cambio de JaMychal Green (que apenas participó 2 minutos) en otro ajuste de Steve Kerr. Ni con los 8+10+7 de Draymond Green. Klay Thompson no estuvo bien, apenas anotó 9 puntos. Se volvió a insistir mucho en el arbitraje, con Kerr empleándose a fondo y otra vez más intentos de los Lakers (20, sin fallo), que para los Warriors (9 de 12). La situación se arregló en la segunda mitad (11 a 9 en visitas a la personal), pero la diferencia de estilos es la que es: los Lakers atacan más la zona, buscan más el contacto y sacan más faltas. Los Warriors se basan más en el triple y consiguen menos. La diferencia en intentos desde ahí fue de 41 a 25. Nadie estuvo bien: los de San Francisco se quedaron en un 29% y los angelinos en un 24%. El partido se ganó en la defensa. El primer cuarto, que acabó 22-21, fue buena muestra de eso. Y el partido no cambió desde entonces.
Los Lakers siguen a lo suyo, con esa revolución fantástica que está siendo más que divertida. De ver, de disfrutar. O de sufrir, en el caso de los Warriors. LeBron va a más y cuajó un gran partido. Los Lakers volvieron al plan que sus equipos han tenido toda la vida: el de darle el balón y que él decida. Sólo se saltó para que Walker anotara sus tiros. El Rey, que ya puede pensar en reclamar de verdad su corona, se fue a 27 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias, algo errático en el tiro (10 de 25), merced a su constante mal porcentaje en triples (2 de 9), pero bien desde la zona, imparable cuando carga en ella con su fuerza, todavía inagotable a pesar de sus 38 años y sus 20 temporadas en la NBA. Anthony Davis estuvo también imparable, de nuevo en los dos lados de la pista (23+15+2+3). Dennis Schröder hizo lo que pudo con Curry y consiguió 10 tantos, mientras que Austin Reaves hizo olvidar la pésima actuación de D’Angelo Russell (1 de 10 en tiros) y se fue a 21 tantos en un, otro, gran ejercicio de personalidad. La inclusión de Walker quitó tiempo de juego a Jarred Vanderbilt y Rui Hachimura. Pero le salió bien a Darvin Ham, que sigue encadenando un acierto tras otro. 3-1 y viaje al Chase Center. El trabajo todavía no está hecho. Los Warriors seguro que tienen algo que decir en el que es el mayor desafió de su dinastía. Pero no hay que darles por muertos. Eso nunca. Se han ganado ese derecho.