NBA | PLAYOFFS 2023 | CELTICS-SIXERS (4-3) / Tatum sí es el proceso

Soberbia victoria de los Celtics en el Garden en el séptimo partido ante los Sixers. Jayson Tatum fue el líder que los verdes necesitaban para avanzar.

Mike Maestre
As
Después de lo realizado en el sexto partido, en Filadelfia, todos apuntaban a Jayson Tatum. Debía ser el que rematara la faena. A los Sixers les pudo de nuevo la presión en su casa y se embarcaron en este séptimo y definitivo viaje de la eliminatoria de semifinales del Este cuyo rumbo terminó siendo claro: ninguna parte. Desde la salida de emergencia, la de la señal verde, no se divisa un objetivo claro ahora mismo.

Los Celtics no encontraron resistencia al otro lado en la segunda mitad, destrozando el partido en un arreón de Tatum y sus chicos. La cara del equipo no necesitó una máscara que se la protegiera.

112-88 fue el resultado al término de 48 minutos que se hicieron hasta demasiados dado esa sensación cercana al bochorno que transmitieron los visitantes después del descanso. Y para que se haga largo un game 7... Si reducimos a un protagonista una ofensiva tan amplia, variada, trabajada y digna de alabanza, Jayson Tatum es el hombre. El alero siguió los pasos de Stephen Curry, el primero en hacer 50 puntos en un séptimo encuentro de Playoffs NBA, y llegó hasta los 51, batiendo la marca que el genio de los Warriors había hecho récord el pasado mes. 6/10 en tiros de tres, 11/18 en tiros de dos y 11/14 en libres. También aportó 13 rebotes, 5 asistencias y 2 robos. Todo ello en 42 minutos. El mejor solista que un buen equipo podría desear.

Los Sixers se deshicieron como un azucarillo en café caliente y dieron una pésima impresión, con los brazos bajados y sin ganas de nada. Esta parte del proceso, como así la denominan, dejará secuelas.

Cuando llegaron Tatum y Brown y crearon, junto a Smart y otros discípulos, una cultura nueva para un equipo acostumbrado al éxito también hubo un proceso. Se han instalado en posiciones altas y han adquirido ese gen ganador, el de pasar rondas pese a tener baches de juego, que no se adquiere en los mercados si no te los trabajas bien. Lo sabe Jayson, que pudo jugar en los Sixers si ellos lo hubieran querido.

El encuentro contó con la igualdad de la que se ha hecho gala en esta serie, pero sólo en la primera mitad. Sin una versión desbordante de Harden, con falta de intensidad en Harris y de acierto en Maxey y, sobre todo, con un Joel Embiid apático que estando fuera del campo era más beneficioso. Suena duro. Y con ello todavía estaban igualados tras los dos primeros periodos. Con la defensa de Horford el MVP de la NBA terminó la primera mitad con 2/10 y el encuentro con 3/16 de los 5/18 totales, lo que demuestra que el dominicano es una freno total para el que un día fue su compañero. Tucker, que anotó tres triples en el primer cuarto, es el único principal de los Sixers que no queda marcado por este estallido.

Con Embiid en el banco fue cuando los 76ers sacaron la diferencia del primer parcial. Melton aportó, Harden movió bien el balón y el equipo de Philly aprovechó también alguna decisión arbitral dudosa. Los colegiados, con la lupa encima después de las quejas del anterior encuentro, no estuvieron acertados y ni siquiera eso les hizo ser los peores sobre el parqué del Garden. Tatum fue la constante y Brown (25), el jugador que alzó la voz cuando el pabellón estaba apagado. En el segundo cuarto un par de acciones de Jaylen -ya sin protector facial- equilibraron el marcador cuando los de Rivers más concentrados estaban.

La segunda mitad, a la que se había llegado con 55-52, quedó rota muy pronto. Un parcial de 10-0 quedó empastado con otro todavía más contundente, 23-4, con el que se coloreó el tercer cuarto al completo. Los Celtics sacaban de punto en unos minutos gloriosos a los Sixers ganando la pelea del rebote, haciendo daño en las debilidades del rival y provocando en Embiid, incapaz de hacerse ver como la estrella que es, un sufrimiento quizás inmerecido. Tatum fue ahí impulsor total del espíritu ver. Balón bien movido, posiciones claras de lanzamiento y ocho triples en ese cuarto matador, la mitad de ese 15/33 con el que acabó Boston el partido desde el perímetro. Y no hubo nada más que ver.


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