Mestalla desquicia a Vinicius

Un Valencia llevado en volandas por el estadio tumba al equipo de Ancelotti. El brasileño consiguió que la Policía desalojase a un ultra que le insultó. Luego fue expulsado en una feísima tangana final.

Luis Nieto
As
El Madrid ya no es de esta Liga. No lo es, en realidad, desde enero, pero ahora ya se muestra incapaz de disimularlo. Cierto es que el clavo de la Liga no sacará el de Mánchester, que derrotas como la del Etihad requieren duelo, pero Ancelotti parece ya incapaz de frenar ese abandono general, de veteranos y noveles, con mención especial para Benzema, héroe inesperado durante cuatro años que se ha quedado en los huesos en esta recta final. Ganó el Valencia, que era quien más lo necesitaba, y ganó Mestalla, empeñado en salvar al equipo del descenso y de Peter Lim. Lo primero está más cerca; lo segundo, se le está haciendo demasiado largo a la gente. El duelo dejó también un hecho tan insólito como plausible: Vinicius señaló a un racista y la Policía le sacó del campo. El incidente envenenó el final, con una sucesión de broncas que acabaron la expulsión del desquiciado brasileño.

Ancelotti aprovechó el inicio de este tramo prevacacional para asomarse al futuro, con la esperanza de que lo que llega sea la mitad de bueno que lo que se está yendo. Así que juntó en el centro del campo a toda la unidad B, con Camavinga en su puesto, acompañado de Tchouameni y Ceballos, dos de rendimiento inestable. El primero mantuvo muchos cuerpos de ventaja sobre los otros dos en personalidad y en intensidad.

Fue en Mestalla, ante un ejército de salvación, ante una hinchada que lleva demasiado tiempo durmiendo con su enemigo, empeñada en que es el capital humano y no el capital social quien sostiene a un equipo. Aquí y en Singapur.

El gol de Diego López

Así que el centenario Mestalla llevó de salida a su equipo hasta el área del Madrid casi por abrasión: una acometida rabiosa, dos caídas teatrales en el área que siempre calan en la grada, un torrente de centros de Gayà, el mayor productor del país desde la izquierda, un disparo lejano de André Almeida... Baraja, sin centrales titulares, adelantó extraordinariamente la línea para defender lejos del área. También metió a Javi Guerra, como estaba previsto, y a Diego López, en cierto modo una sorpresa. Ya se sabe que la cantera es planta que florece cuando no abundan ni el dinero ni los resultados.

Ante aquella mezcla de entusiasmo y necesidad el Madrid no podía disimular la pereza que le da lo que queda. Defender la segunda plaza le parece calderilla.

Así que a ratos aguantó el chaparrón y a ratos sobeteó la pelota en el centro del campo para no llegar a ninguna parte más allá de una caída en el área de Camavinga con la misma apariencia de desvanecimiento que las dos anteriores en área madridista. Esos tiempos muertos del Valencia los aprovechó la afición hasta el hueso para recordarle a Peter Lim por dónde se sale de Mestalla.

Así marcó Diego López el gol del Valencia.
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Así marcó Diego López el gol del Valencia.JOSE JORDANAFP

Poco a poco el partido fue transformándose hacia un territorio más lógico: un Madrid monopolizando la pelota sin ninguna profundidad y un Valencia más encogido esperando tomar el tren de una contra. Como las operaciones no pasaban por Vinicius ni por Kluivert, no había noticias que ofrecer... hasta que las hubo. El Valencia metió un balón al holandés en el centro del área, la zaga del Madrid le dio tiempo y espacio para revolverse y su disparo mordido le cayó a Diego López, que fusiló a Courtois. Tercer gol crucial de un canterano del Valencia con Mendy en el centro de la foto.

La astenia del equipo de Ancelotti resultó escandalosa hasta el descanso. Se fue con un cierto empacho de pelota, un tirito de Benzema al centro de la portería y un cabezazo alto de Vinicius en una posición en que un nueve no hubiera perdonado.

Un final horrible

El Valencia, en cambio, mostró que la motivación lo separa y lo iguala todo en el fútbol. También, que Baraja se ha inventado un centrocampista, Javi Guerra, que oposita a murciélago. Estupendo su despliegue, su autoridad y su personalidad. Casi al final de la primera parte provocó una espectacular parada de Courtois.

La entrada de Rodrygo por Camavinga espabiló al Madrid, reordenado en un 4-2-3-1. Atrás siguió con el tono amable del inicio (Courtois le tuvo que sacar un remate a quemarropa a Diego López), pero delante tuvo un punto más de efervescencia. Baraja también dio un paso atrás. Dobló la guardia sobre Vinicius con un segundo lateral derecho, Foulquier, retiró a un Cavani menguante y puso a Lino en la izquierda y Kluivert en la punta. Más vitaminas para un equipo que se había dejado el alma durante una hora.

En esta tangana fue expulsado Vinicius.
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En esta tangana fue expulsado Vinicius.JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Al Madrid se le empezaba a marchar el partido sin más presencia en el área del Valencia que dos tiros de Rodrygo, uno desviado por Mamardashvili y otro a un fondo del estadio. Así que Ancelotti tiró de los reservistas, Modric y Kroos, dos monumentos. Fue entonces cuando un ultra profirió un insulto presuntamente racista contra Vinicius. El brasileño paró el partido, señaló al cafre acompañado de sus compañeros y la Policía le sacó del campo. Sentará un estupendo precedente. En la gestión del incidente se fueron ocho minutos, que no cambiaron nada, porque el Madrid no hizo más productivo su dominio y el Valencia se mantuvo firme en su resistencia siguiendo la bandera de Gayá, la prolongación del público sobre la hierba, y de Mamardashvili, que hizo las paradas del mes, quizá del año, a remates de Valverde, Kroos y Benzema. Sobró la tangana final, en la que De Burgos echó a Vinicius por un manotazo a Hugo Duro, chivatazo del VAR mediante. El brasileño perdió los nervios, le dirigió un “A Segunda” a Mestalla y la bronca se trasladó a los banquillos. Un final horrible, como el del Madrid en esta Liga.


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