Lo perdió Demichelis

Armó un equipo inentendible, sin el equilibrio de Aliendro, tardó en los cambios y no acertó. ¿Canchereó después de ganar el superclásico la semana pasada?

Apenas comenzado a desandar su camino como entrenador y ante un arranque un poco errático, el mayor acierto de coach Martín fue el de no dejar solo a Enzo Pérez en la trabajosa labor de la contención. El mendocino en soledad lidiaba con externos que le volaban por los costados y el equipo, larguísimo, sufría embates ante el enorme terreno libre. Siempre atento a la corrección, una virtud de este cuerpo técnico de River, la decisión del DT fue incluir a Rodrigo Aliendro para colaborar en la recuperación, al mismo tiempo que se trabajó conceptualemente para que los jugadores estuvieran rodeados entre sí, con las líneas más juntas y un equipo más corto. Lo mejor de River este año se dio a partir de esta decisión, Aliendro se convirtió en imprescindible y el volumen de juego de River creció notablemente.

Curiosamente, ante uno de los equipos que más presiona y que mejor rompe líneas en las transiciones al ataque, Aliendro fue al banco. Enzo Pérez compartió el medio con tres volantes ofensivos, De la Cruz, Nacho Fernández y Barco y se volvió a las dos puntas con Beltrán y Rondón. Volvió a insistir con un armado que no le funcionó. ¿Por qué? No hay porqué. O sí. A veces las victorias importantes dan confianza y ganas de intentar cosas, probar otra vez, apoyado en una exageración de la confianza, aunque se estén dando pasos iniciales en la profesión. A veces también, cuando dos entrenadores se conocen mucho, es el caso de Gandolfi y Demichelis, también juega el factor sorpresa, es decir, se intuye qué puede proponer el otro y se busca sorprender con armados tácticos que no estaban en los papeles para el rival.

Lamentablemente, nada de esto sorprendió a la T, al contrario, favoreció su trabajo. Talleres llegó por todos lados, convirtió a Armani en figura y demostró por qué es el equipo más goleador del campeonato. River tuvo algunas llegadas, sin tanto contexto, más por el peso específico de sus nombres. Para colmo, justo cuando encontró cierta consistencia en el juego llegó el gol de los locales, fruto de tener poca gente en el retroceso y quedar con el medio partido y los defensores a contrapierna. González Pirez, además, conceptualmente fue el de 2022.

Se equivocó feo Demi. Erró. Quizás lo mareó la semana pasada. Se puso por encima del equipo. Canchereó. Hizo una de más, de esas que cuestan caras. ¿Errores de principiante? Tal vez. ¿Derrotas que aleccionan? Quizás. Pero van varias de éstas. En este fútbol argentino de hoy hay que administrar lo que funciona bien y no meter mucha mano. Si querés, una vez aceitado el engranaje, te podés poner a jugar a las innovaciones. Pero con una base constituida. River no es Manchester City, o sea, todavía no hay un equipo consolidado del todo para tirar estos chiches tácticos. 

Tres apuntes que modestamente recomendamos desde aquí al entrenador de River:

  • lo que anda bien no se toca
  • Aliendro es el pulso del equipo, insacable
  • mejor los cambios a tiempo

Respecto del último punto, llamó la atención la demora en las sustituciones. No tanto por el partido de Rondón, no es la idea caerle al venezolano, sino porque enseguida se vio que River sufría con los pasajes de defensa a ataque de Talleres. Si se veía por tele, me imagino que al lado del campo de juego se vería más claro aun. Sin embargo, Aliendro nunca ingresó, las opciones fueron Solari, Suárez, Borja (no se comprende por qué no es primera opción ante Salomón) y ¡Paradela! Realmente, nunca se entendió, ni lo que pensó antes ni durante el entrenador. Lamentablemente, las únicas explicaciones las tenemos en las conferencias de prensa, pero allí hay más excusas o recepción de elogios que argumentaciones.

No está mal decir que esta vez lo perdió el técnico. Es ayudarlo. Es el mismo técnico que tiene a River cinco puntos arriba de su perseguidor inmediato. El mismo técnico que le ganó a Boca hace una semana. El mismo técnico que está dando sus primeros pasos en la profesión. El mismo técnico que, sin dudas, tomará nota, como cada vez que se equivocó, de este paso en falso en la visita a Córdoba. Aunque los márgenes de error se van achicando a medida en que se avanza en las competencias. Por ello, hay que agudizar la mirada e ir a lo seguro. Un técnico menos protagonista hará a un River más protagonista. 

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