“La Liga es nuestra y el futuro también”
Barcelona se tira a la calle para celebrar el final de tres años de sequía. Xavi, Lewandowski o Alexia, algunas de las estrellas de la rúa. “Nunca había vivido algo así”, dijo Araújo. El equipo femenino, con la mente en Eindhoven.
Y nuevos eslóganes. Del Tot guanyat, tot per guanyar de 2009, al La Lliga es nostra, el futur tambè de este curso. Ese es el grito que quiso expresar el Barça en este baño de masas que celebró la Liga del primer equipo masculino después de tres años de sequía, pero también la del femenino, que tiene todavía un desafío mayúsculo el próximo 3 de junio en Eindhoven, donde sueña con conquistar su segunda Champions. Es su cuarta final.
La fiesta empezó a las 18:00 horas con pizzas para que los jugadores del Barça cogieran fuerzas para tres horas de rúa y se repusieran un poco del festival que se habían dado la noche anterior. Fue un trayecto tranquilo pero multitudinario que empezó en el barrio de Les Corts, el corazón del barcelonismo. Y que fue avanzando hacia el centro de la ciudad, donde se fue calentando. A la altura de Canaletes, bengalas, confeti y una explosión de buen rollo. Jugadores y jugadoras no se excedieron, pero se les notó disfrutar a lo grande. “Estoy muy feliz. Nunca había vivido algo así. Es una experiencia tremenda y espero muchas más. ¡Vamos Barça carajo!”, dijo Araújo. Ter Stegen aplaudía poder “estar cerca” de la afición. Lewandowski estuvo siempre en primera fila del desfile. Llegó como jugador franquicia y cumplió con lo que se esperaba de él. Había que ver también a De Jong, muy aplaudido. O a Busquets. Seguro que el capitán fue un tobogán de emociones en su última gran rúa con el club, aunque le espera aún una fiesta grande en el Camp Nou: “Sé que es la última y la he disfrutado: ha sido muy especial”.
Xavi fue el que mejor se lo pasó. Formó tridente con su hermano Òscar y Sergio Alegre y se hizo fuerte en la parte delantera del autobús. Desde allí, vio ríos de gente esperar el autobús, pero también seguirlo. Hasta una rosa se colgó en su oreja derecha.
En el autobús del femenino, también fiesta con Alexia, la mejor futbolista del mundo, en el escaparate. “Estamos muy agradecidas. Nos queda Eindhoven y haremos lo que podamos por ganar la Champions”, dijo mientras intenta alcanzar el mejor punto físico posible para ayudar en lo que pueda en la final ante el Wolfsburgo. “Es inolvidable. Estamos alucinando. Esperamos no decepcionar a la gente este año en la final”, dijo responsabilizada Aitana Bonmatí.
Y así, poco a poco, la rúa alcanzó el Arc del Triomf, donde hubo fin de fiesta. El barcelonismo celebró la Liga como merecían tres años de sequía. Casi se le había perdido el respeto a festejarla. A partir de hoy, seguirán viéndose camisetas, pero se empezará a hablar de futuro.