La excepcional personalidad de Mourinho a través de 10 frases
El inigualable carácter del técnico portugués de la Roma, ganador e irreverente, se resume en algunas de estas perlas que dejó durante una carrera repleta de títulos y de polémicas.
Mou se mostró interesado en el manejo y la organización de un equipo de fútbol a una edad temprana, desde niño: ya hacía informes para los partidos que dirigía su padre, que primero fue portero y luego, entrenador. Su abuelo ocupó además el cargo de presidente del Vitoria de Setúbal.
2. “He estudiado italiano cinco horas al día durante varios meses para poder comunicarme bien con vosotros (la Prensa), con el equipo y con los aficionados. Después de cinco años en Inglaterra, a Ranieri todavía le costaba decir buenos días y buenas noches”.
Entre la formación y la polémica. Así ha discurrido la vida de Mourinho. Tardó en graduarse en el instituto, pues un incidente con un profesor de matemáticas provocó que tuviera que dejar la educación adolescente antes de completar el 12º grado. Durante ese lapso en que no asistió a la escuela, su madre lo inscribió en una escuela privada de Administración, en donde Mou duraría apenas un día. Luego el portugués estudió en el ISEF (Instituto Superior de Educación Física), especialidad en Metodología de Deportes, y no mucho más tarde obtendría el título de entrenador de fútbol en Escocia.
3. “Si ni siquiera Jesucristo caía bien a todo el mundo, imagínate yo”.
Irreverente por naturaleza, lo que a veces hace parecer que no habla con toda la corrección posible sobre Dios, Mourinho es un confeso y convencido católico. “Creo totalmente, claramente. Todos los días rezo, todos los días hablo con Él. No voy a la iglesia todos los días, ni siquiera todas las semanas. Voy cuando siento la necesidad de ir. La gente piensa que el fútbol es mi vida, pero no lo es. Hay cosas más importantes, incluyendo tu relación con Dios. Para mí, Dios es amor”.
4. “Hay tres tipos de entrenadores. Un grupo que nunca critica los errores de los árbitros; otro muy grande, en el que estoy yo, que critica los errores de los árbitros; y un nuevo grupo, en el que por el solo está Guardiola, que critica el acierto de los árbitros”.
El Barcelona y Pep Guardiola, no necesariamente por este orden, han sido posiblemente las dos grandes némesis de un hombre (como tantos otros hombres que han pasado a la historia) amado y odiado por igual. Mou llegó al Barcelona en 1996, como ayudante y traductor del inglés Bobby Robson, y siguió hasta 2000 a las órdenes de Louis van Gaal. Contra el Barça tiene episodios de todos los colores, con el Chelsea y el Inter en Europa y con el Real Madrid en España. Durante esa época en LaLiga mantuvo una batalla constante, en el campo y sobre todo en las salas de Prensa, con el actual técnico del Manchester City. “Él es el puto amo”, así definió irónicamente Guardiola a Mourinho, en la conferencia de Prensa antes de un Clásico, en uno de los momentos álgidos de su ‘relación’. Cualquier cosa era motivo de disputa: el tiempo de descanso, los arbitrajes, el césped, el estilo de juego… Posteriormente, se han vuelto a reencontrar en la Premier, la Champions y el ‘cariño’ siempre ha flotado en el ambiente. Nadie ha sido capaz de reconciliarles.
5. ¿Madridista, interista?... Yo soy Mourinhista.
Leal y capaz de arrastrar un legión de seguidores en cada club al que entrenó, Mourinho nunca ha atado del todo su destino ni su corazón a ninguno de los clubes en los que ha militado. Su condición de profesional-legionario impera por delante de la de forofo por mucho que su discurso, en muchas ocasiones apelando al corazón, haga parecer lo contrario. Se impuso siempre el ego.
6. “Si hubiera querido un trabajo fácil me hubiera quedado en Oporto con una silla azul, el trofeo de la Champions League, Dios y, después de Dios, yo”.
La confianza ha marcado también la carrera de un técnico capaz de entrenar a varios de los mejores clubes del Viejo Continente y de la historia de Europa: Benfica, Oporto, Chelsea, Inter de Milán, Real Madrid, Manchester United... Una hoja de servicios y sus récords, varios de ellos casi insuperables, que sin duda justifican esa gran opinión sobre sí mismo con otra frase de este calibre: “No soy el mejor del mundo, pero creo que no hay nadie mejor que yo”.
7. “Presión? ¿Qué presión? Presión es la que tiene la gente pobre del mundo intentando llevar comida a sus familias. Trabajando desde el amanecer hasta el ocaso sólo para alimentar a sus chicos. En el fútbol no hay presión”.
Quienes conocen a Mourinho en las distancias cortas hablan de un tipo amable, afable, muy amigo de sus amigos, amante de la familia y comprometido con los más desfavorecidos. El fútbol, tan importante, ha sido para él también un vehículo que le ha dado mucho el dinero y una gran fama, y el portugués nunca dudó en usar estas dos cosas para ayudar en un montón de causas solidarias: partidos benéficos, centros de mayores durante el Covid o aquellos 6.000 euros que se gastó en el Club Deportivo Canillas para que jugaran 10 niños sin recursos económicos.
8. “Un amigo mío dice que con todas las piedras que lanzan contra mí se podría hacer un monumento”.
Criticado hasta la extenuación, pero no más que otros personajes futbolísticos de primer nivel, Mou también observa un lado conspiranoico que ha incluido de hecho muchas veces a su antagonista Pep Guardiola, al que considera mejor tratado por la opinión pública, por el fútbol y sobre todo por los colegiados.
9. “Si no tienes un perro para ir a cazar, vas con el gato”.
Esto dijo Mou ante la baja por hernia discal de Gonzalo Higuaín y la única presencia como sustituto de Karim Benzema, en el invierno de 2010. El de Setúbal no acostumbra a morderse la lengua, sin importarle a quien señalar, en este caso a los responsables de no haberle fichado otro delantero para el Real Madrid al poco de que llegara a su banquillo. Los exabruptos le han costado fisuras sentimentales con bastantes dirigentes, en casi todos los clubes donde estuvo. Se justifica él mismo: “En un mundo hipócrita, no ser hipócrita es un gran problema”.
10. “Quiero mi tercera Champions con mi tercer equipo; lo lograré”.
Esto último también lo dijo con el Real Madrid, en este caso nada más desembarcar en club blanco. Y habla de su tremendo y a veces oscuro inconformismo. La herida de no haber levantado otra Orejona después de las logradas con el Oporto y el Inter de Milán no la cosió en el Santiago Bernabéu y supura aún 13 años después. No parece que sea algo que vaya a conseguir con la Roma, donde sí que puede lograr este miércoles algo similar, pero a otra escala: ganar tres Europa Leagues con tres equipos diferentes.