El inconcluso derbi de Nochevieja

A punto de medirse Espanyol y Barcelona en Cornellà, en el limbo quedó legalmente la gran polémica de su anterior enfrentamiento, con la denunciada alineación de Lewandowski.

Iván Molero
As
A punto de disputarse un Espanyol-Barcelona trascendental, lo cierto es que el derbi de la primera vuelta no se ha acabado de jugar del todo, cuatro meses y medio después. Aunque terminó con empate (1-1), un resultado que será inamovible, sus últimas consecuencias se encuentran en liza, ni que sea simbólicamente. Y tienen como protagonista a un futbolista que comparecerá sobre el RCDE Stadium: Robert Lewandowski.


La alineación del polaco en el derbi del Camp Nou, la pasada Nochevieja, aún hoy es objeto de debate. Porque el Espanyol anunció que iría hasta las últimas consecuencias. Había sido Lewandowski penalizado en la jornada anterior, el 9 de noviembre de 2022, frente a Osasuna, con tres partidos de sanción: uno por ver dos amarillas y dos más por “menosprecio o desconsideración” al árbitro, Jesús Gil Manzano. Pero justo un día antes del Barcelona-Espanyol, y tras agotar su club todos los recursos deportivos, fue un tribunal ordinario el que le permitió jugar.

El Tribunal Central Contencioso de Madrid le dio, el 30 de diciembre, una cautelarísima que naturalmente sentó muy mal en el Espanyol, el cual presentó una queja formal ante la Federación Española. En consecuencia, el Comité de Competición se reunió de urgencia la misma mañana del 31 de diciembre, haciendo caso omiso a la entidad perica y permitiendo jugar a Lewandowski, amparándose en que le trascendía al tratarse de una decisión extradeportiva.

No se quedó de brazos cruzados el Espanyol, que como medida de protesta no envió a ningún directivo al palco del Camp Nou, y que avisó antes del partido al árbitro del mismo, Antonio Mateu Lahoz, de la supuesta alineación indebida del ariete polaco. Formaba ya parte de una estrategia para al siguiente día hábil, el pasado 2 de enero, presentar una impugnación del derbi por ese mismo motivo, al antender que Lewandowski no debía haber jugado por sanción.

Se dio la circunstancia de que el Tribunal Administrativo del Deporte, TAD, tardó sólo dos días más, el 4 de enero, en confirmar de nuevo la sanción para el delantero del Barcelona, que tuvo que quedarse sin actuar los tres partidos siguientes. Pero ante el Espanyol ya había participado.

Aunque el club blanquiazul consideró que con esta cautelarísima se había vulnerado la competición y se había cometido un “daño irreparable” a los rivales del Barcelona, su petición no encontró una respuesta satisfactoria en las sucesivas escalas federativas. Competición le denegó la impugnación el 11 de enero, y lo propio ocurrió con Apelación el 2 de febrero. El último escalafón de la justicia deportiva pasaba de nuevo por el TAD, es decir, por el Consejo Superior de Deportes, en cuyo limbo quedó toda la controversia.


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