El Barça le pone la alfombra al Valladolid
En un partido digno de cualquier teoría de la conspiración porque deja al Espanyol en una posición difícil, el Barça cae sin paliativos ante un Valladolid que se aprovechó de un gol en propia puerta de Christensen nada más empezar.
En el Barcelona pasan tantas cosas y tan seguidas que todo da pie a hipótesis conspiratorias dependiendo de quién las cocine. Para entendernos, a este club lo pilla ahora Dan Brown y le deja la interpretación de los signos a Robert Langdon (y no te digo nada si el profesor de simbología de Harvard fuera del Espanyol) y el Código Da Vinci se queda en una novela de Patoaventuras.
A ver si no, cómo le explicas a los seguidores del Espanyol, que necesitaban urgentemente que el Barça les echara una mano ganando al Valladolid para salir del descenso, que el equipo blaugrana se marcara un golazo en propia puerta a los 85 segundos de partido mediante solemne testarazo de Christensen, probablemente el mejor defensa del curso en el equipo de Xavi. Ter Stegen ni vio el misil del central danés.
A Dan Brown le bastaría ese minuto y medio escaso para escribir un ‘Código Andreas’. En la jornada tres, esa misma jugada sería un golpe de mala suerte, pero en la jornada 36, después de que el Barça tuviera que salir por patas del césped de Cornellà hace diez días perseguido por una parte de la afición del Espanyol, que con la derrota de los culés se veía de nuevo en el pozo, se abrían las teorías de la conspiración.
Y por si hacía falta alguna guinda para aliñar la trama, a los 21 minutos de partido, Eric Garcia, quien volvía a probarse como mediocentro de urgencia, cometía un penalti digno de conspiración sobre Plata que Larin transformó para poner el 2-0 en el marcador.
El Valladolid veía la esperanza y volvía a creer en la resurrección, pero el Barcelona, para los detractores de la teoría de la conspiración, puso cerco a la portería de Masip, que estuvo sensacional.
El portero catalán formado en las categorías inferiores del Barcelona tuvo siete minutos majestuosos en los que se lució ante los remates de Lewandowski, Christensen y de Raphinha por dos veces. Hay que reconocer que ese achuchón del Barça parecía conjurar cualquier intento conspirativo, pero la trama, como en las novelas de misterios vaticanas, nada es lo que parece y hay giros argumentales. En la media parte, se produjo uno que va a dar que hablar.
Para proteger a Ter Stegen en su busca del récord de imbatibilidad, Xavi retiró al alemán y dio entrada a Iñaki Peña, que fue incapaz de parar el alud de los pucelanos, que marcaron en el 74 mediante remate de Gonzalo Plata después de que el VAR corrigiera al árbitro, que había señalado en primera instancia fuera de juego.
Pudo el Valladolid culminar la goleada, pero el balón fue al poste y cinco minutos después Robert Lewandowski marcaba el gol del honor blaugrana superando un Masip sensacional y asegurando el Pichichi. Un tanto que a los amantes de la conspiración les sonará tan a chamusquina como el hecho de que Ansu entrara en el campo a falta de cinco minutos para el final del partido. Aunque para interpretar este gesto, así como la suplencia de Alba y Ferran no hace falta ser experto en conspiraciones vaticanas.