"Decían que me iban a matar y me pateaban todo el tiempo": joven relata detalles del secuestro

Cochabamba, Los Tiempos 
Tras poco más de dos días, la madrugada de este martes, Michael Arrázola, de 23 años de edad, fue liberado por sus captores, quienes le abandonaron en Bulo Bulo, trópico de Cochabamba. Los delincuentes pedían 1 millón de dólares por la liberación de la víctima y luego bajaron su pretensión a 400 mil dólares, pero, al final, no recibieron nada. "Me decían que me iban a matar y me pateaban todo el tiempo. Me han botado en Bulo Bulo, en la carretera", dijo.

Explicó que estaba como a 25 minutos de Bulo Bulo, en un chaco alejado. Señaló que por su acento los secuestradores eran bolivianos. Lo liberaron a las 04:00.

"No reconocía dónde estaba y vi una casa y pregunté dónde estábamos, un señor me ayudó mucho", relató.

 Ronald Tapia, director departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de Cochabamba dijo que los efectivos realizaron operativos desde el sábado.

"Los operativos de búsqueda y rescate ejercen presión sobre los secuestradores. Hubo operativos en los que se arrestó a tres personas, pero tras investigaciones se demostró que no tienen anda que ver en esto delito", dijo.

Durante el fin de semana, Juan Carlos Arrázola, padre del joven secuestrado tras ser sacado a rastras de la discoteca por cinco hombres fuertemente armados, pidió entre sollozos la ayuda de la Policía para recuperar a su joven hijo. Él hizo escuchar la negociación que sostuvo con los captores vía telefónica.

Las imágenes que captaron las cámaras de la discoteca y que fueron difundidas por redes sociales y canales televisivos, muestran cómo un hombre que hace de espía ingresa a la discoteca, antes de cometerse el delito, para determinar el lugar exacto donde se encontraba su futura víctima, para retornar en un vehículo blanco junto a sus cómplices.

Michelle Arrázola contó que cuando fue abandonado en una carretera por sus captores, no sabía dónde se encontraba. Indicó que vio la luz encendida en una vivienda, a donde acudió y obtuvo la ayuda de un hombre, quien le prestó un teléfono celular para que se contacte con su madre.

Acotó que su mamá le pidió que acuda a un retén policial, para que ellos le ayuden. Fue entonces que los efectivos policiales le llevaron hasta Shinahota para que se reencuentre con su familia.

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