Cómo “Los Chapitos” construyeron un imperio de fentanilo que envenena a EEUU

Los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán han resucitado el negocio, diversificándolo para adoptar una nueva línea de drogas sintéticas

En enero de 2017, días después de que México extraditara al famoso narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán a los Estados Unidos, la policía de su estado natal Sinaloa fue atacada.

Algunos policías locales fueron asesinados a tiros a plena luz del día. Otros desaparecieron y nunca fueron encontrados. En total, 13 policías murieron o desaparecieron en los meses siguientes en varios sucesos.


Esa racha fue el comienzo de un cambio de táctica dentro del Cartel de Sinaloa, según cuatro funcionarios de inteligencia y seguridad, que marcó la llegada de una nueva fuerza dentro de uno de los carteles del narcotráfico más poderosos de México: los cuatro hijos del capo.

Conocidos popularmente como “Los Chapitos”, o “los pequeños Chapos”, los adversarios alguna vez se burlaron de los cuatro hermanos como principitos más preocupados por exhibir su riqueza en Instagram que por el trabajo sucio de mover toneladas de cocaína a Estados Unidos.

Sin embargo, ellos han resucitado un imperio de drogas que se tambaleaba después de que su padre fue encarcelado en Estados Unidos y diversificaron el negocio para adoptar una nueva línea de drogas sintéticas.

Conocidos como Los Chapitos, los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán han resucitado un imperio de drogas que se tambaleaba, diversificando el negocio para adoptar una nueva línea de drogas sintéticas, entre ellas el fentanilo. (Reuters)

Su apuesta temprana por el fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína, ayudó a impulsar una epidemia de opioides que los ha colocado de lleno en la mira de los agentes antinarcóticos.

El mes pasado, las autoridades estadounidenses divulgaron los extensos cargos nuevos contra los hermanos en acusaciones presentadas en múltiples jurisdicciones y aumentaron las recompensas por dos de los hermanos a 10 millones de dólares cada uno, consolidando su estatus como unos de los capos de la droga más poderosos y buscados del mundo.

Los funcionarios estadounidenses los retrataron como el rostro de un veneno altamente adictivo que está matando a casi 200 estadounidenses al día.

Miembros del Cártel de Sinaloa preparan cápsulas con metanfetamina en una casa de seguridad en Culiacán, México. 4 de abril, 2022. (REUTERS/Alexandre Meneghini)
Miembros del Cártel de Sinaloa preparan cápsulas con metanfetamina en una casa de seguridad en Culiacán, México. 4 de abril, 2022. (REUTERS/Alexandre Meneghini)

“Los Chapitos fueron pioneros en la fabricación y el tráfico de la droga más letal que nuestro país haya enfrentado jamás”, dijo Anne Milgram, jefa de la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, en una conferencia de prensa el 14 de abril en Washington. “Heredaron un imperio global de drogas y lo hicieron más despiadado, más violento y más letal”.

Los Chapitos, por primera vez en su historia, divulgaron una carta pública la semana pasada negando las afirmaciones de que trafican con fentanilo y refutando las acusaciones hechas por funcionarios estadounidenses y que fueron reveladas en esa conferencia de Washington.

“Jamás hemos producido, maquilado o comercializado fentanilo, ni ninguno de sus derivados. Somos víctimas de una persecución y nos convirtieron en chivo expiatorio”, dijeron los hermanos en la carta. El medio de noticias Milenio transmitió su contenido el 3 de mayo, junto con una entrevista del abogado de la familia Guzmán, José Refugio Rodríguez, quien entregó el documento a la emisora.

Negando que encabecen el Cártel de Sinaloa, los hermanos dijeron que los narcotraficantes y los medios de comunicación se han aprovechado de la fama de su padre para implicarlos en delitos de los que son inocentes.

El Chapo cumple cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Colorado. Mariel Colón, la abogada de Guzmán en Estados Unidos, dijo que su cliente no podía comentar debido a las restricciones que le impiden hablar con los medios.

Los cuatro hermanos, dos nacidos de la primera esposa de El Chapo, los otros de otra, tienen entre 33 y 40 años, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Encabezados por Iván, el hijo mayor de El Chapo, los hermanos se han convertido en figuras clave en el Cartel de Sinaloa, dijeron funcionarios antinarcóticos de Estados Unidos y México.

Si bien el cartel es una confederación flexible de facciones de traficantes que cooperan en logística y seguridad, el bloque de los Guzmán es un pilar de la organización, dijeron los funcionarios, y Los Chapitos han consolidado rápidamente su poder dentro de él.

Para hacer una crónica del surgimiento de esta nueva generación de “Narco Juniors” - como se conoce a los hijos de traficantes establecidos en México - Reuters habló con cuatro miembros del Cartel de Sinaloa y visitó una casa donde se ensamblaban pastillas rellenas con metanfetamina, otra fuente de ingresos.

La agencia de noticias también entrevistó a docenas de fuentes, incluidos funcionarios de las fuerzas del orden público, de inteligencia y del gobierno en México y Estados Unidos, así como residentes locales que presenciaron el cambio de guardia.

El rápido ascenso de Los Chapitos, cuyos detalles se cuentan por primera vez aquí vez, muestra cómo las autoridades pueden haber subestimado a los otrora fiesteros.

Un enfrentamiento ocurrido en 2019 con el Ejército de México en Culiacán, capital de Sinaloa, ya había consolidado su lugar en la tradición del narco.

Soldados capturaron a Ovidio, el menor de los cuatro hermanos, y luego lo liberaron rápidamente por orden del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, después de que los miembros del cartel pelearan con las tropas en tiroteos que mataron a 14 personas, incluidos varios transeúntes.

"Esta nueva generación es más violenta", dijo un policía mexicano retirado en Sinaloa. "Antes te interrogaban y luego te mataban. Ahora matan y preguntan después".

“Hábiles hombres de negocios”

Polvo azul se ve en una mesa en un laboratorio de drogas incautado por el Ejército Mexicano en Culiacán, México. (Secretaria Defensa Nacional de México (SEDENA)/Handout via REUTERS)
Polvo azul se ve en una mesa en un laboratorio de drogas incautado por el Ejército Mexicano en Culiacán, México. (Secretaria Defensa Nacional de México (SEDENA)/Handout via REUTERS)

Dentro del cartel, los hermanos han luchado contra los mayores que se oponen a que asuman el manto de su padre, incluido el exbrazo derecho de El Chapo, Dámaso López, según fuentes de seguridad estadounidenses y mexicanas.

Pero estos jóvenes también se han ganado una reputación como hábiles hombres de negocios. Han ayudado a transformar a México de un país de tránsito para el fentanilo producido en China en un importante centro de producción, dijeron media docena de funcionarios estadounidenses y fuentes de la DEA.

Para hacer eso, dijeron, Los Chapitos construyeron una red de laboratorios clandestinos en todo Sinaloa y aumentaron el contrabando de precursores químicos desde China.

Las ganancias han sido astronómicas. El cártel puede convertir precursores químicos por un valor de 800 dólares en pastillas o polvo de fentanilo que arrojan ganancias de hasta 640,000 dólares, según una de las acusaciones de abril, que se presentó en el Distrito Sur de Nueva York.

Ese efectivo, dicen los fiscales estadounidenses, ha financiado un botín de guerra utilizado por los hermanos para sobornar a políticos y policías, y pagar un ejército cada vez mayor de sicarios para proteger sus intereses.

Mientras tanto, el impacto en las calles de Estados Unidos ha sido devastador. Un estadounidense muere por sobredosis de fentanilo casi cada ocho minutos, dijo la Fiscal General Adjunta de Estados Unidos, Lisa Monaco, en la conferencia de prensa de Washington. Las muertes por sobredosis en ese país, la mayor parte debido al fentanilo, aumentaron a casi 107,000 en 2021.

El ascenso de Los Chapitos, afirman funcionarios estadounidenses y mexicanos, ha coincidido con la decisión de López Obrador de alejarse de las agresivas políticas antinarcóticos de sus predecesores.

Después de asumir el cargo en diciembre de 2018, el mandatario reestructuró las fuerzas de seguridad de México, eliminando equipos que alguna vez estuvieron al frente de la investigación de la actividad de los cárteles, dijeron fuentes de seguridad de Estados Unidos y México.

Expresaron que el presidente también frenó la cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos y evitó en gran medida la llamada "estrategia del capo", que llevó a las administraciones anteriores a arrestar a El Chapo y otros traficantes de alto perfil.

En cambio, López Obrador prometió concentrarse en la política social para abordar el crimen y la violencia desde la base, una política que él llama de “abrazos no balazos”.

La Presidencia de México no respondió a una solicitud de comentarios sobre el enfoque de lucha contra el crimen de López Obrador. Ha promocionado repetidamente su estrategia en múltiples visitas a Sinaloa.

"No se resuelve nada con el uso de la fuerza. No se puede apagar el fuego con fuego", dijo López Obrador a los residentes en 2019. Sus partidarios señalan que los asesinatos en todo el país se han estabilizado desde que asumió el poder.

Sus críticos dicen que el número de homicidios -por encima de los 30,000 al año- sigue siendo extremadamente alto y que la producción y el contrabando de drogas hacia Estados Unidos ha aumentado.

El Ejército de México finalmente capturó a Ovidio Guzmán a principios del 2023 al enviar cientos de tropas para allanar una de sus casas en la zona rural de Sinaloa. Ahora está en una cárcel de máxima seguridad cerca de Ciudad de México.


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